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Accidentes De Trabajo En La Minería Metálica: Datos Para El Optimismo

Sánchez López, Celia

Ortega Moreno, Mónica

Galán García, Agustín

Dpto. Economía. Universidad Huelva

La minería ha sido tradicionalmente un sector de actividad con unas altísimas tasas de siniestralidad. Sin embargo, desde comienzos del presente siglo se viene produciendo un descenso considerable en todos los indicadores, tanto a nivel nacional como internacional y siempre que excluyamos a la minería informal.

A comienzos de los años Sesenta la minería del cobre iniciaba una etapa modernizadora cuyo objetivo era mejorar su rentabilidad a base de nueva tecnología, mecanizar los procesos y modernizar los medios de transporte, lo que, a su vez, conduciría a suavizar el trabajo en los frentes de arranque y en las plantas procesadoras de mineral. Con más o menos retraso fueron andando el camino la mayor parte de los países con fuerte tradición minera: Estados Unidos, Alemania, Suecia, Perú, Chile, Canadá, etc.  España, sin embargo, no lo comenzaría hasta los primeros años de la presente centuria. Según la Comisión de Seguridad Minera, el Índice de Incidencia de los accidentes graves y mortales va a pasar de 115,0 y 39,9 en 2005, a 38,3 y 17,4 en 2019 respectivamente. No obstante, a nivel general, la minería sigue presentando unos registros que están muy por encima del resto de sectores.

Según los datos aportados por el Ministerio de Transición Ecológica (MITECO), la minería española contaba en 2005 con un total de 42.592 trabajadores de los cuales un 87 % eran propios y un 12,5 % pertenecían a contratas. El año 2020, para 29.319 trabajadores, pertenecían a empresas principales un 63,70 % y los subcontratados ascendían ya al 36,30 %.  El mayor incremento en cuanto al número de trabajadores se va a dar en la minería metálica, especialmente a partir de 2009 y más concretamente en nuestra provincia y en segundo término en la de Sevilla. En conjunto, pasará de los 400 trabajadores ocupados en 2008 a los 6.577 en 2020. Sin embargo, para el conjunto de la minería la perdida de mano de obra se elevaría a un 31,16 %. El nivel de subcontratación existente en el sector viene aumentando desde 2005 habiendo pasado del 12 % en aquel año a un 36,30% en 2020

Por otra parte, el número de establecimientos a nivel nacional se va a reducir en un 38 %. La excepción vendrá de la minería metálica que pasará de 3 a 10 explotaciones y de 400 a 6.577 trabajadores. De este modo, los enclaves de mayor tamaño se van a concentrar en la minería metálica y energética y los más pequeños en el resto de los productos. Y en estos, ya es sabido, la calidad en la gestión preventiva no suele alcanzar el nivel requerido.

En cuanto a los accidentes graves y mortales la dinámica descendente es muy clara en ambos casos. Un total de 11 accidentes entre graves y mortales en 2020, para una plantilla de 29.319 según el MYTECO, significa un avance más que considerable. Según la Clasificación Nacional de Actividades Económicas aquellos accidentes se van a concentrar hasta un 78,1 % en la minería del carbón, la extracción de piedra, arenas y arcillas. Sin embargo, la minería metálica apenas va a alcanzar el 3,7 %. En términos generales los accidentes leves se van a reducir hasta un 85,87 % entre 2005 y 2020.

Los lugares más peligrosos van a ser las instalaciones de tratamiento del mineral; especialmente preocupante en el caso de los áridos, la roca industrial y, en tercer lugar, con un 19 %, la minería metálica. Le siguen las galerías principales o secundarias y aquí sí que ocupa el primer lugar la metálica (47,6 %) seguida de cerca por el carbón (38,8%) y la roca industrial (36,7%). Las pistas de circulación concentran hasta un 10,1 % del total de los accidentes para todo el período.

Atendiendo al tipo de lesión el grupo mayoritario se centra en las fracturas, contusiones y aplastamientos. También aquí la calidad de las fuentes queda en entredicho; un 29,5 de los accidentes aparece bajo el epígrafe otras.

Aunque no está clara la efectividad de las medidas individuales, dado que en seguridad la relación causa-efecto es difícil de demostrar, la bibliografía apunta como posibles explicaciones de esta mejora, el abordaje integral de la seguridad, la incorporación de medidas tanto técnicas como organizacionales, el uso intensivo de nuevas tecnologías -incluida la inteligencia artificial-, la mejor integración de las subcontratas y autónomos y el mejor tratamiento de las fuentes.

En definitiva, podemos afirmar que el número de accidentes registrados en el conjunto de la minería española durante el período analizado ha seguido la dinámica descendente, similar a la que han desarrollado la mayor parte de los países mineros y que la reducción más acusada se ha originado en la minería metálica, “la nueva minería metálica”; que ha conseguido invertir la inercia histórica que la caracterizaba como gran empresa con elevados índices de siniestralidad. Este hecho debe obligarnos a reorientar el discurso sobre la inseguridad en la minería y enfocarlo hacia los sectores en los que se generan la mayor cantidad de siniestros. Seguir hablando de alta siniestralidad para el conjunto de las actividades mineras solo genera confusión y no ayuda a la formulación de políticas eficaces.

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