El establecimiento de la dinastía Borbónica en España coincide con el inicio de una etapa de reforma y reconstrucción del comercio y la marina basada en dos cuestiones principales: el reforzamiento del sistema de flotas y armadas mercantes, con la revisión de sus instituciones; y el establecimiento de un programa centralizado para la reforma de la marina ante la conciencia de que la Carrera de Indias no podía realizarse sin la existencia de una Armada organizada. A ello se sumaba la necesidad de afrontar las amenazas existentes en diversos frentes, en el Mediterráneo, en el Atlántico y en el Estrecho de Gibraltar, así como la apertura de nuevas rutas hacia el área de Asia Pacífico y con regiones antes periféricas del continente americano. El largo proceso del traslado de la Casa de la Contratación desde su sede en Sevilla a Cádiz (1717-1725) introdujo algunas renovaciones de tipo institucional, reducción de personal funcionario y también algunos problemas como la duplicidad de funciones al coexistir la jerarquía de mandos y toma de decisiones a la par en Sevilla y Cádiz. El contexto político que rodeó al traspaso de los tribunales del comercio derivó en un ambicioso proyecto para la creación en la bahía de Cádiz de unas infraestructuras y una logística apropiada para albergar una armada fuerte en tiempo de paz y supervisada por el estado.

El proyecto de la construcción de una auténtica armada constituye uno de los procesos históricos más complejos de la España moderna. Si bien hay muchos factores a tener en cuenta, como planes de construcción naval, localización adecuada de las zonas para esta industria y la movilización y provisión de recursos, especialmente forestales, financiación y control, etc., el aspecto institucional se reflejó en la creación de una Intendencia de marina, única en su género en el mapa de las intendencias de Andalucía. Efectivamente, la creación de la Intendencia de marina de Cádiz hay que entenderla en el contexto general de las intendencias de provincias y ejércitos en Andalucía. Existe una Ordenanza de 1718 para el establecimiento e instrucción de los intendentes de provincia y ejército y su distribución territorial, pero la existencia de las Intendencias es anterior. Su introducción en España obedece a un plan de crear un órgano administrativo capaz de llevar a cabo la gestión, desde la propia Secretaría de marina de Madrid, de un auténtico sistema comisarial de organización, control y fomento en diversas regiones, según la especialidad de cada una. Parecía inspirarse en el sistema de intendencias francés, aunque fue un ministro flamenco, el conde de Bergeyck, quien lo materializó en España. También hay que subrayar que las intendencias provinciales españolas entroncan con los antiguos corregimientos que a finales del siglo XVII se unificaron en las Superintendencias, de las cuales salieron unos intendentes encargados de cuestiones puntuales desde 1691.

Una Junta especial “para el restablecimiento del comercio” proponía entre los años de 1706 y 1709, un programa integrado para unificar las reformas de la marina y el comercio colonial. Era patente el carácter instrumental que podía tener la creación de una armada real para la defensa del comercio y la importancia de medidas centralizadoras que ligaran la logística portuaria con una “vía reservada” con las decisiones ministeriales en la Corte y con el propio monarca. Ya durante la Guerra de Sucesión, personalidades al frente de esta Junta como Manuel Fernández Durán, Andrés de Pes o Bernardo Tinajero, al frente de la recién creada Secretaría del Despacho de Marina, unida alternativamente a la de Guerra e Indias, desde 1715, promovieron el fortalecimiento de este recurso administrativo que facilitaría el acceso a la toma de decisiones en cuestiones relacionadas con lo naval y lo militar, así como la desviación de recursos fiscales. Ello está también en el trasfondo de la creación de la Armada Real unificada en 1714.

La creación de la Intendencia de marina va pareja al traslado de la Casa de la Contratación desde Sevilla a Cádiz. Destinada durante décadas a asimilar prerrogativas financieras de la Contratación con el objeto de controlar y supervisar la organización, construcción y mantenimiento de armadas, el primer proyecto aprobado en el Consejo de Estado es del 20 de noviembre de 1711. En dicho año, la Superintendencia General del Ejército de Sevilla, ante los problemas derivados de las arribadas de flotas de Indias en el puerto de Cádiz, ordenó al entonces ministro del Tribunal de la contratación, Francisco de Varas y Valdés, que se desplazase a Cádiz con el cargo de intendente de marina con el fin de supervisar las cuestiones portuarias. En marzo de 1717 el ministro José Patiño y Rosales se adjudicó este cargo ante el inminente traslado de los tribunales del comercio y el 4 de julio de 1718 se dieron las ordenanzas definitivas para la creación de la Intendencia de marina. La Intendencia de marina fue creada expresamente en Cádiz con el fin de unificar el control sobre la marina y los recursos para su sustento y organización. Al principio el título de intendente fue ostentado por el presidente de la Casa de la Contratación, pero con atribuciones y conocimientos de justicia, policía y finanzas y con una autoridad independiente de los tribunales, subordinado solamente al rey. Durante la era de Patiño la Intendencia se ocupó de concentrar el control de las armadas y la dinámica de las flotas del comercio con América, así como la organización de armadas de guerra con objetivos específicos como fue la empresa de Italia. La construcción naval fue una de las prioridades de la Intendencia de marina, reflejándose en la proliferación de memoriales sobre astilleros y arsenales, e iniciándose el proyecto del arsenal de La Carraca, atrayendo la inversión por parte de autóctonos y extranjeros. La Intendencia de marina también tenía funciones militares, y contribuyó a la articulación de una fuerza naval de escolta y defensa del Estrecho de Gibraltar con el apoyo de la Capitanía General de Andalucía, con sede en El Puerto de Santa María. La función fiscal de la Intendencia de marina se caracterizó por el intento, no siempre fructífero, de atraer dinero procedente del comercio particular y de los negocios que en la bahía de Cádiz se dedicaban al avituallamiento de las flotas de Indias. Esto fue motivo de problemas en numerosas ocasiones. La Intendencia de marina tenía una Depositaría de cuentas con competencias en la recogida y depósito de caudales llegados desde América para extraer los debidos impuestos a los comerciantes.

El cargo de intendente de marina corrió paralelo con el de presidente de la Casa de la Contratación hasta que, en 1754, el ministro Julián de Arriaga y Ribera, disgregó ambos cargos tras su desempeño como intendente-presidente desde 1751. El cargo de intendente pasó al jefe de escuadra Juan Gerbaut, quien era también ministro del arsenal de La Carraca. Aun así, prácticamente hasta la promulgación de las Ordenanzas de arsenales de 1776 el intendente tenía jurisdicción en todo lo relativo a los arsenales y al Departamento marítimo. No obstante, las funciones de la Intendencia General de la marina de Cádiz se sumaron al Ministerio de marina, pasando muchas de sus competencias al Cuerpo General de la armada.

 

Autora: Ana María Crespo Solana


Bibliografía

CRESPO SOLANA, Ana, La Casa de Contratación y la Intendencia General de la Marina en Cádiz (1717-1730), Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1996.

CRESPO SOLANA, Ana, “La intendencia de marina y el «gobierno de la contratación»: el sueño naval de José Patiño y Rosales (1717-1736)”, en Studia historica. Historia moderna, 79/39, n. 2, 2017 (Ejemplar dedicado a: Tricentenario del traslado a Cádiz de la Casa de la Contratación (1717-2017)), pp. 75-114.

PÉREZ FERNÁNDEZ-TURÉGANO, Carlos, Patiño y las reformas de la administración en el reinado de Felipe V, Madrid, Ministerio de Defensa, 2006.

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