La provisión de jarcia fue una necesidad constante en una época de expansión de la navegación a vela como fue la Edad Moderna. En la bahía de Cádiz esta necesidad se multiplicó en el siglo XVIII, como consecuencia del traslado a sus aguas de la capitalidad del monopolio del comercio colonial americano y de su designación como sede de uno de los tres departamentos marítimos creados durante el reinado de Felipe V. El cáñamo era la materia prima de esta industria. Su provisión se llevó a cabo fundamentalmente desde la Vega de Granada, donde Real Compañía de Granada protagonizó desde 1747 la gestión de este estratégico abastecimiento. También se utilizaba en el proceso de elaboración cáñamo en rama procedente del norte de Europa, jarcia vieja y alquitrán sueco.

Los centros de producción de jarcia para la Armada fueron la Isla de León, el Real Carenero del Puente de Suazo y, sobre todo, la Real Fábrica de Jarcia de Puerto Real. El origen de esta se remonta a 1717, cuando se ordenó facilitar los terrenos necesarios para su instalación al asentista Juan de Goyeneche. El lugar elegido fue un solar próximo a la ermita de San Benito, a las afueras de la población, en un lugar que aún conserva el topónimo de La Jarcia. A partir de 1750, la Marina asumió la gestión directa de esta industria, que fue trasladada a La Carraca a partir de 1773. Las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada recogen la existencia en Puerto Real, en 1752, de esta fábrica de jarcias, que contaba con un director, un maestro mayor, tres maestros de jarcia, un guarda almacén y diversos espadadores y rastrilladores. En 1771, la Real Fábrica de Jarcia puertorrealeña empleaba a 116 trabajadores.

Además de la iniciativa oficial, orientada a cubrir la demanda de la Armada, existieron en la bahía de Cádiz diversas iniciativas privadas para la fabricación de jarcia. Varias de ellas se concentraron en El Puerto de Santa María. En los expedientes para el Censo de frutos y manufacturas de 1792-1794 existe información acerca de una fábrica de jarcia y cordelería propiedad de Valerio de Martino. Esta industria proporcionaba trabajo de forma continua a cuatro rastrilladores, ocho hiladores y dos corchadores, aunque de forma eventual, los días en que se realizaban labores de corchado, se contrataba a entre 25 y 35 peones. La fábrica ocupaba, además, a cincuenta mujeres en deshacer jarcia vieja para obtener estopa. La industria de Valerio de Martino producía jarcia alquitranada y en blanco; hilo de golerón, corona y carreto; cordeles, cuerda de mecha y estopa.

En 1792 se puso en marcha otra fábrica de jarcia en El Puerto, a cargo de Pascual Calamai y varios socios más. Su producción inicial fue muy corta, ya que sufrió el decomiso en Holanda y Rusia de varias partidas de cáñamo y alquitrán destinado a ella, lo que forzó a la paralización del trabajo. En 1793 llegaron partidas de materia prima y la instalación pudo retomar su actividad. Su capacidad de producción llegó en 1795 a dos mil quintales anuales de jarcia y quinientos de hilo y cordelería. Entre sus clientes estuvo el propio estado, pues vendía jarcia a la Real Hacienda, a cambio de estopa. Así mismo, en El Puerto de Santa María hubo otra fábrica de jarcia a fines del XVIII, propiedad de Juan Domínguez, que empleaba a una veintena de oficiales, una decena de aprendices y varios rastrilladores. Vendía jarcia en blanco a 450 reales de vellón el quintal, jarcia alquitranada a 330 reales, hilo fino a 1.000 reales e hilo ordinario a 500 reales el quintal.

El instrumental técnico de estas fábricas consistía básicamente en rastrillos, cerradores, tornos, crucetas, caballetes, calderas y mesas para alquitranar, además de otros utensilios auxiliares. Las labores principales eran el rastrillado, mediante el que se procedía a la limpieza del cáñamo; el corchado, por el que se entrelazaban las filásticas torciéndolas unas sobre otras, y el alquitranado.

 

Autor: Juan José Iglesias Rodríguez


Bibliografía

BECERRA FABRA, Ana, “Un documento sobre la fabricación de jarcia para navíos en Puerto Real durante el siglo XVIII”, en Actas de las III Jornadas de Historia de Puerto Real, Puerto Real, Ayuntamiento, 1995.

DÍAZ ORDÓÑEZ, Manuel, Amarrados al negocio. Reformismo borbónico y suministro de jarcia para la Armada Real (1675-1751), Ministerio de Defensa, 2009.

IGLESIAS RODRÍGUEZ, Juan José, Una ciudad mercantil en el siglo XVIII: El Puerto de Santa María, Sevilla, Muñoz Moya y Montraveta editores, 1991.

QUINTERO GONZÁLEZ, José, Jarcias y lonas. La renovación de la Armada en la Bahía de Cádiz, 1717-1777, Cádiz, Grupo Publicaciones del Sur y Diputación de Cádiz, 2003.

SERRERA CONTRERAS, Ramón M.ª, “La técnica de fabricación de jarcia en los Arsenales Reales del Departamento Marítimo de Cádiz en el siglo XVIII”, en La burguesía mercantil gaditana (1650-1868), Cádiz, Instituto de Estudios Gaditanos, 1976, pp. 209-216.

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