El comercio interior andaluz ha recibido una menor atención de la historiografía modernista que el comercio marítimo. Ello resulta lógico, si se tiene en cuenta la importancia del tráfico atlántico y, de manera muy especial, el que tuvo lugar a través la Carrera de Indias. Sin embargo, el flujo regional de mercancías reviste también un gran interés. Entre los diversos aspectos que contempló, puede destacarse el tráfico de productos agrarios y de transformación agraria desde el agro andaluz hacia la bahía de Cádiz en los siglos XVII y XVIII. Este comercio alcanzó un volumen considerable y tenía como objeto tanto el abasto de las ciudades ribereñas, y muy especialmente el de Cádiz, urbe que alcanzó un importante volumen de población y que carecía casi por completo de término agrario propio, como el abastecimiento de las flotas surtas en su bahía, el de los presidios norteafricanos y la demanda del mercado colonial.

De todos estos aspectos, el mejor conocido es quizás el funcionamiento del tercio de frutos de las flotas de Nueva España. Sin embargo, poco se conoce acerca del abastecimiento de la demanda urbana de productos agrarios y de los mecanismos de abastecimiento de las flotas mercantiles y de las armadas de guerra. Recientes estudios han venido a arrojar algo de luz, aunque de manera aún muy incompleta, sobre estas realidades, poniendo de relieve la importancia del interior regional o subregional como proveedor y el de las vías fluviales como vectores de este comercio. Algunos registros fragmentarios nos permiten, por ejemplo, disponer de algunos datos acerca del tráfico de trigo, semillas y aceite a través de la aduana de El Puerto de Santa María a fines del siglo XVII y comienzos del XVIII.

Tabla nº 1. Cantidad de productos agrarios con registro de saca en la aduana de El Puerto de Santa María.

Año

Trigo

Cebada

Garbanzos

Habas

Alverjones

Aceite

1697

72.914  

1.752

174

42

1698

49.831,5

187

1699

53.064,5

1.163,5

7

3.523,5

1700

34.637

801

126

205

55

12.586,5

1701

7.480

1.583

5.051

TOTAL

217.927

5.486,5

307

249

55

21.161

Total según documento**

223.185,5

5573,5

299,5***

633

55

21.281

Fuente: AHN, Consejos, Escribanía de Cámara de Ayala, leg. 35050, exp. 1. Elaboración propia.

*Medidas: Trigo, cebada, garbanzos, habas y alverjones: fanegas. Aceite: arrobas.

La consignación sistemática, aunque con algunas lagunas, de la identidad y, sobre todo, de la vecindad de las personas que efectuaron los registros de estos productos en la aduana de El Puerto de Santa María en el quinquenio para el cual disponemos de datos nos permite una aproximación bastante verosímil a las zonas de las que dichos productos procedían. Por lo que respecta al trigo, la mayor parte provenía de la campiña sevillana (Utrera, Los Palacios, Lebrija, Arahal, Marchena…), de la serranía de Cádiz (Bornos, Villamartín, Arcos, Espera) y de la campiña cordobesa. Parte del trigo transportado por el Guadalete hacia la bahía gaditana procedía también de Jerez de la Frontera, ciudad que disponía de un extenso término agrícola, pero en la segunda mitad del siglo XVII y las primeras décadas del XVIII Jerez abrió una salida fluvial directa para su producción agraria desviando el curso del Guadalete a través del río Salado de San Pedro, evitando así las servidumbres derivadas del paso por El Puerto de Santa María. En cuanto al aceite registrado en la aduana de esta última ciudad, procedía fundamentalmente de localidades sevillanas, señaladamente Marchena, pero también Carmona, Osuna, Lebrija y Écija.

Por lo que respecta a Jerez de la Frontera, esta ciudad se convirtió desde la Baja Edad Media, gracias a su extensísimo alfoz, en el principal centro abastecedor de productos agrarios del área gaditana. En la Edad Moderna, Jerez conservó y aun reforzó ese papel en el esquema funcional de la zona. Como puede comprobarse en la siguiente tabla, el principal producto jerezano objeto de exportación fue el vino, que salía con destino a las armadas, a los presidios y al abasto de Cádiz. Si a estas cifras les unimos el vino remitido a otros mercados, tanto nacionales como internacionales, y el consumido en la propia ciudad, podemos hacernos una idea del importante volumen de la producción vinícola y del fuerte potencial económico de la cosechería jerezana. A gran distancia quedaban, por detrás del vino, otros géneros, como el vinagre, el aguardiente o el aceite.

Tabla nº 2. Productos despachados por la aduana de Jerez (1681-1700).

Producto

Para Armada Real

Para presidios

Para armadas de Inglaterra y Holanda

Para abasto de Cádiz

Total

Vino

81.576,28 Hl.

9.079,8 Hl.

16.739,8 Hl.

84.609,8 Hl.

192.005,83 Hl.

Vinagre

1.058,69 Hl.

158 Hl.

1.222,39 Hl.

5.815,49 Hl.

8.254,57 Hl.

Aguardiente

   

13, 22 Hl.

93,06 Hl.

106,28 Hl.

Arrope

     

5 Hl.

5 Hl.

Aceite

10,98 Hl.

60,34 Hl.

135,68 Hl.

77,89 Hl.

284,89 Hl.

Tocino

11.649 Kg.

70.907 Kg.

1.196 Kg.

600 Kg.

84.352 Kg.

Pasas

 

1.794 Kg.

 

30.779 Kg.

32.573 Kg.

Fruta

     

4.619 canastas

4619 canastas

Naranjas

     

54,5 millares

54,5 millares

Granadas

     

52,5 millares

52,5 millares

Calabazas

     

6 docenas

6 docenas

Cebolla

     

22 millares

22 millares

Gualda

     

1.995 Kg.

1.995 Kg.

Sebo

     

230 Kg.

230 Kg.

Piedras de atahona

     

41 unidades

41 unidades

Leña

     

225 carretadas

225 carretadas

Paja

     

458 carretadas

458 carretadas

Canales

     

2.400 unidades

2.400 unidades

Ladrillo

     

121,5 millares

121,5 millares

Piedra

     

72.450 Kg.

72.450 Kg.

Fuente: AHN, Consejos, Escribanía de Cámara, leg. 35040, exp. 1. Elaboración propia.

Además de los productos anteriormente citados, Jerez exportó una buena cantidad de cereales y semillas procedentes de su amplio y rico término agrícola. Principalmente, estas exportaciones consistieron en trigo, pero entre ellas se contaron también la cebada, los garbanzos, los alverjones y las habas. Como también sucedió con el vino, el vinagre y el aguardiente, el principal destino de estos productos fue Cádiz, pero el trigo jerezano también abasteció a otros centros urbanos de la zona, como Sanlúcar de Barrameda, El Puerto de Santa María o la Isla de León, deficitarios en la producción de este estratégico cereal, así como a los presidios del estrecho de Gibraltar y Ceuta, llegando algunas partidas, incluso, a América.

Los datos disponibles confirman el valor del mercado urbano gaditano para los productos agrarios jerezanos, así como las ventajas que para Jerez suponía disponer de una vía fluvial propia para transportarlos con rapidez, comodidad y, sobre todo, sin supeditación alguna a El Puerto de Santa María y su jurisdicción señorial. El Guadalete, que hasta mediados del siglo XVII había constituido la salida natural para los productos jerezanos, presentaba entre El Portal y El Puerto de Santa María numerosos meandros y bajos que dificultaban la navegación de barcos de un cierto calado y obligaban a alijar la carga de mayor volumen para superarlos. De hecho, los barcos que bajaban por el Guadalete no podían cargar sin peligro más de treinta botas de vino. La exigencia de impuestos señoriales sobre el tránsito de mercancías por este río, por parte de los duques de Medinaceli, señores de El Puerto de Santa María, complicaba aún más las cosas para los exportadores jerezanos. El Salado, una vez unido mediante un canal artificial al Guadalete algo más abajo de El Portal, no estaba sujeto aquellas servidumbres y, además, permitía la navegación de gabarras (también conocidas como “barcos de Jerez”) que cargaban ochenta y más botas de vino y hasta mil fanegas de trigo. Sin embargo, el Guadalete siguió siendo la vía fluvial empleada cuando se trataba de llevar trigo desde Jerez a El Puerto de Santa María. Alternativamente, también se transportó trigo jerezano a El Puerto y Sanlúcar de Barrameda por tierra. En ambos casos, se trataba de ciudades populosas, cuyos términos agrícolas no tenían la capacidad de abastecer por sí solos a la población local, toda vez que, además, una parte importante de ellos estaba dedicada al cultivo de la vid. El Guadalete fue también utilizado como vía para transportar las partidas de trigo de Jerez que se reembarcaron para América.

 

Autor: Juan José Iglesias Rodríguez


Bibliografía

IGLESIAS RODRÍGUEZ, Juan José, “El comercio de productos agrarios en la Bahía de Cádiz a fines del siglo XVII”, en IGLESIAS RODRÍGUEZ, Juan José, GARCÍA BERNAL, José Jaime y MELERO MUÑOZ, Isabel Mª, Ciudades atlánticas del sur de España. La construcción de un mundo nuevo (siglos XVI-XVIII), Sevilla, Editorial Universidad de Sevilla, 2021, pp. 113-142.

IGLESIAS RODRÍGUEZ, Juan José, “El río San Pedro, vía fluvial de exportación de los productos agrícolas jerezanos”, en Matagorda, 3, 2021, pp. 159-187.

MARTÍN GUTIÉRREZ, Emilio, “La participación de Jerez de la Frontera en los circuitos comerciales atlánticos a fines de la Edad Media: los contratos de fletamiento”, en GONZÁLEZ JIMÉNEZ, Manuel (coord.), La Península Ibérica entre el Mediterráneo y el Atlántico, siglos XIII-XV, Cádiz, Sociedad Española de Estudios Medievales, 2006, pp. 133-143.

RUIZ PILARES, Enrique José, “Jerez de la Frontera: el gran centro productor del complejo portuario de la Bahía de Cádiz a fines de la Edad Media”, en Estudios sobre Patrimonio, Cultura y Ciencias Medievales, 20, 2018, pp. 355-386.

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