El primer atlas urbano fue el Civitates Orbis Terrarum, obra editada por Georg Braun (1541-1622) y Franz Hogenberg (1535-1590) en la que se contenían, a lo largo de sus seis volúmenes (1572, 1575, 1581, 1588, 1598 y 1617), más de 500 grabados que representaban las ciudades más destacadas de la época. Si bien, originalmente, fue concebida como una obra complementaria del atlas Theatrum orbis terrarum (1570) del cartógrafo Abraham Ortelius, la riqueza de las imágenes recopiladas en el Civitates, con riquísimas representaciones de escenas de la vida cotidiana, cobraron gran protagonismo por sí mismas, dando lugar a múltiples reimpresiones y traducciones del atlas al francés y al alemán, así como copias y reutilizaciones de los grabados de manera particular.
La representación de la ciudad de Cádiz en el Civitates es un caso especial, y es que se trata de una de las pocas ciudades que aparece representada en más de una ocasión. De hecho, Bran y Hogenberg decidieron que la ciudad gaditana aparecería representada un total de 3 veces. Esta elección se vio posiblemente condicionada por el papel de Cádiz en este momento, y es que la fundación del Juzgado de Indias en la ciudad en 1535 no era sino un preludio del rol que desempeñaría la urbe en las relaciones con América y con el comercio colonial.
En el libro I (1572) nos encontramos ya la primera de las vistas gaditanas, con una leyenda que reza: “Cadiz, olim Gades, eiusdem nominis Insulae oppidum nobile, portu maris Herculeo freto, temploque memoratum”. El detalle más llamativo de este grabado no es, curiosamente, la vista de la ciudad en sí, sino la escena que se encuentra en un primer plano. Se trata de la representación de un instante de la vida cotidiana de los gaditanos y gaditanas, que bien podría encarnar la idiosincrasia que se atribuye a los naturales, incluso a día de hoy. Y es que se puede observar un ambiente de algarabía con once personas que tocan las palmas y bailan alegremente al son del sonido de panderetas y otros instrumentos de percusión. En esta escena hace su aparición un hombre que asía las riendas de un burro o una mula que en sendos flancos porta dos grandes atunes, recordándonos el papel fundamental de las almadrabas en la economía gaditana, que también aparecen representadas en este grabado, aunque no con tanto protagonismo como el que se le otorga en la imagen recogida en el libro V (1598). En el caso que ahora nos atañe, la ciudad aparece tímidamente al fondo de la vista y se destacan, mediante leyendas escritas, algunos puntos de interés, como las Puertas del Muro, la Iglesia Mayor o de Santa Cruz, el Castillo de la Villa, el Castillo o baluarte de San Felipe o el Hospital de la marina flamenca, lo cual no es de extrañar teniendo en cuenta que esta era la nación a la que pertenecía Hoefnagel, el autor de este grabado.
La segunda vista gaditana, que contiene tres escenas, la encontramos en el libro V (1598) y es también obra del flamenco Hoefnagel. La escena principal muestra la ciudad de Cádiz vista desde la Punta de San Sebastián, situada al oeste de la urbe, donde se halla la ermita de San Sebastián y en cuyo camino se encuentran una mujer y un religioso. Cerca de la ermita, a su izquierda, se observa un círculo realizado con piedras que los pescadores utilizaban para ayudarse en su tarea teniendo en cuenta los ciclos de las mareas que dejaban atrapados los peces. Mientras que al fondo de la escena se observa la ciudad, donde se destacan mediante la leyenda las construcciones más relevantes: la Iglesia Mayor, el Castillo de la Villa, la playa de La Caleta, Santa Catalina y el Castillo de San Felipe.
Esta vista se completa con dos pequeñas escenas inferiores separadas por la leyenda sobre la que reposa el Hércules fundador con sendos leones en sus manos. En la esquina inferior a la izquierda del héroe se observa el grabador ha representado el momento de reclutamiento para el servicio en galeras de algunos individuos, mientras que en la escena de la derecha parece representar una pequeña operación de contrabando justo bajo el baluarte, que no hace sino subrayar la importancia de la defensa de Cádiz, como marco comercial privilegiado.
Otro de los detalles más curiosos de este grabado es la presencia de tres animales: un pez extraordinario capturado en el año 1564, según escribe el propio grabador; un “Canis leporarius” traído de las Indias Occidentales en 1565 y un ave, también indiana, atrapada en 1578. Al fin y al cabo, no son sino animales considerados exóticos cuya presencia en la vista gaditana contribuye a poner de manifiesto el papel de Cádiz en las relaciones con el “Nuevo Mundo”.
El último de los grabados podría considerarse doble y es que, nuevamente, en el libro V (1598) nos encontramos con un grabado dedicado a la ciudad gaditana, pero con dos vistas de la urbe desde el sudeste, la primera acerca al espectador a las murallas de la ciudad, mostrando las construcciones más destacadas, como ya hemos podido ver en las vistas precedentes. Mientas que la vista inferior nos aleja del recinto urbano para acercarnos a la cotidianidad de los gaditanos, concretamente al trabajo y a la vida en torno a la almadraba de Hércules. De hecho, aparecen representadas, con gran riqueza de detalles, todas sus fases, desde la pesca, al transporte de las piezas, el envasado, el despiece, como su almacenamiento.
Llegados a este punto, si hay algo más que evidente e indiscutiblemente común a todas las vistas de la ciudad de Cádiz contenidas en el Civitates Orbis Terrarum, es el papel protagonista del mar. El elemento marino ocupa la mayor proporción del espacio representado en cada uno de los grabados, lo que no debe sorprendernos debido a que Cádiz era por entonces una pequeña -en dimensiones- ciudad volcada al mar, que había conseguido hacerse un lugar en el primer altas urbano de la historia gracias a su importante papel como enclave estratégico y marítimo comercial. Un rol que venía desempeñando, en mayor o menor medida, ya desde la época de los fenicios, y cuyo momento de gran esplendor estaba aún por llegar.
Autora: Marina Camino Carrasco
Fuentes
BRAUN, Georg y HOGENBERG, Franz, Civitates Orbis Terrarum, libro I, Colonia, 1593. En Heidelberg University Library.
BRAUN, Georg y HOGENBERG, Franz, Civitates Orbis Terrarum, libro V, Colonia, 1599?. En Heidelberg University Library.
Bibliografía
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