Baltasar Coymans (Ámsterdam, 1652- Cádiz, 1686) fue un hombre de negocios neerlandés miembro de una de las familias más prominentes de las Provincias Unidas de los Países Bajos. Su trayectoria mercantil comenzó en el ámbito familiar con las compañías mercantiles de sus padres, Juan Coymans y Sophia Trip. Creció imbuido en la práctica mercantil de sus parientes especializados en el comercio de armas, productos textiles y el tráfico de esclavos. A principios de la década de 1670, Baltasar recaló en Sevilla para trabajar en la compañía que Josua van Belle tenía en dicha ciudad. En 1673 conformó una compañía de negocios junto a Pedro van Belle (hermano menor del anterior) para operar como comisionista de distintas firmas neerlandesas y flamencas en la Baja Andalucía, concretamente se asentaron en Cádiz.
Para entonces, los Coymans habían participado de diferentes formas en el Asiento de esclavos. Los hermanos José y Baltasar Coymans (tíos o primos del posteriormente afincado en Cádiz) y la compañía Coymans & Voet habían participado como proveedores de esclavos tanto en el contrato de Grillo y Lomelín (1663-1674) como en el de Antonio García (1675). Baltasar Coymans entró en el negocio del Asiento comprando con testaferros algunas licencias del Consulado de Mercaderes de Sevilla. Además, Baltasar fue uno de los principales apoyos financieros del subcontrato de 6.000 toneladas de navíos esclavistas que realizó Juan Barroso del Pozo a dicho Consulado en 1679 (ver Consulado de Mercaderes de Sevilla, asentista de esclavos). En colaboración con Barroso del Pozo y su yerno, Nicolás Porcio, Baltasar fue uno de los artífices de la constitución de las redes mercantiles transnacionales que hicieron funcionar el contrato durante la década de 1680.
Mas la colaboración y la competición son dos caras de una misma moneda en el mundo mercantil. Baltasar Coymans era solo la punta de un iceberg conformado por vastas redes mercantiles interesadas en el comercio privilegiado con las Indias españolas. Las redes que operaban en el Asiento de esclavos funcionaban gracias a un delicado equilibrio que para algunas partes se desajustó a partir de la incursión de Nicolás Porcio en América a finales de 1683. Para entonces, Nicolás Porcio había sido naturalizado como castellano y había obtenido la titularidad del Asiento mediante la cesión de los derechos de Juan Barroso del Pozo, su suegro. Por su parte, Coymans comenzó una campaña de desprestigio que se centró en la insolvencia de Porcio para manejar los asuntos del Asiento.
Dicha campaña de desprestigio tuvo éxito con el apoyo de los principales acreedores particulares, Coymans se encargó de exponer la situación ante el Consejo de Indias y proponerse a sí mismo como administrador del contrato para tratar de evitar la ruina a la que supuestamente Porcio estaba llevando el monopolio real. El 23 de febrero de 1685, Carlos II firmó con Baltasar Coymans el contrato por el que se le concedía la administración de lo que quedaba del asiento (hasta 1687). Además, el nuevo contrato contemplaba dos años extra durante los cuales Baltasar Coymans pasaría de administrador a asentista de pleno derecho (hasta finales de 1689). El contrato era similar a los anteriores y heredaba muchos de los privilegios concedidos a los que habían sido sus titulares. En su administración, Coymans debía introducir el resto de las 10.000 toneladas de navíos esclavistas concedidas a Juan Barroso y Nicolás Porcio, más las 3.000 toneladas durante los dos años de su propio asiento que entraba en vigor en 1687. Además, en las negociaciones con el Consejo de Indias, Coymans lograba que se le concediera el nombramiento de tres factores extranjeros en las Indias, el avituallamiento de dos navíos de guerra en los que podían embarcarse hasta 200 hombres flamencos o neerlandeses y una vía preferente de extracción de plata americana entre Coro y Curazao. A cambio, Coymans firmó un asiento de dineros para colocar 200.000 escudos en Flandes y otro para la construcción de cuatro fragatas destinadas a reforzar la Armada del Mar Océano.
El Asiento Coymans estuvo marcado por la lucha con Nicolás Porcio. El veneciano no dejó de luchar para que su parte fuera escuchada en el Consejo de Indias y en la Junta Particular de Negros, quería demostrar que los informes de Baltasar eran parte de una estrategia urdida para arrebatarle la titularidad del contrato. Una de las claves de la estrategia de Nicolás Porcio fue el Consejo de Inquisición. A partir de la influencia de Pedro Francisco Barroso del Pozo, deán de la Catedral de Cádiz y cuñado de Porcio, y Marcello Durazzo, nuncio papal en Madrid logró influir en el Consejo de Inquisición, presentando a Coymans como un sujeto no naturalizado y hereje protestante. La acusación puso numerosas trabas administrativas a Baltasar Coymans, saldadas casi siempre por su influencia en los consejeros reales.
A partir de las acusaciones vertidas por el Consejo de Inquisición y el propio confesor de Carlos II, Porcio consiguió que los asuntos del Asiento fueran tratados en una Junta Particular de Negros que tuvo su primera reunión para el caso en mayo de 1685. Sin embargo, las respuestas a las peticiones de Porcio fueron rechazadas sistemáticamente, a fin de cuentas, era lo que mejor garantizaba la continuidad del ventajoso contrato firmado con Coymans.
La muerte sorprendió a Baltasar Coymans en noviembre de 1686. Tras una fulminante enfermedad, el neerlandés murió en Cádiz dejando la titularidad del Asiento a su socio Pedro van Belle, por entonces aún residente en Curazao. Este fallecimiento fue uno de los golpes más contundentes a la administración neerlandesa del Asiento. Van Belle se dispuso a volver a Cádiz para ocuparse de la administración, pero en el transcurso del contrato había sido acusado en Indias de diferentes fraudes urdidos en coalición con el gobernador de Cartagena, Juan Pando de Estrada. Por este motivo, una vez en Cádiz, van Belle tuvo que acogerse a sagrado para refugiarse de la justicia civil y huir a hurtadillas hacia las Provincias Unidas.
Ante esta situación, la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales (WIC), propuso a Carlos II asumir la administración del Asiento de Coymans. La propuesta fue rechazada sistemáticamente tanto por el Consejo de Indias como por la Junta Particular de Negros. La Corona no estaba dispuesta a ceder el control del Asiento a una compañía monopolística extranjera. El entuerto se resolvió otorgando la administración a Juan Carcau, cajero y hombre de confianza de Baltasar Coymans, con quien había trabajado al menos una década. Además, Carcau estaba avecindado en Cádiz, casado con mujer natural y era católico, tres elementos que a ojos de la Monarquía Hispánica daban mayor solidez a su perfil como asentista.
Juan Carcau fue el administrador del Asiento desde la muerte de Baltasar Coymans hasta la restauración de Nicolás Porcio como asentista en septiembre de 1689. La influencia de Porcio se acentuó gracias a sus contactos en el Consejo de Inquisición, el confesor real y cortesanos como el marqués de Barinas, a través del cual se ganó el favor de diferentes ministros reales haciendo uso de cuantiosos sobornos. Finalmente, Porcio pudo dañar la administración de los neerlandeses presentando diferentes informes que le hacían llegar sus agentes acerca de los fraudes que a través del Asiento los neerlandeses estaban cometiendo tanto en Indias como en las aduanas peninsulares.
En 1687, Juan Carcau acusado de actividades fraudulentas dio con sus huesos en la cárcel de Cádiz. El proceso judicial fue llevado por el ministro del Consejo de Indias y la Junta Particular de Negros en la Baja Andalucía, Francisco Lorenzo San Millán. En el mismo, Carcau se negó a comparecer y a entregar la fianza correspondiente para costear el proceso, manteniendo, con las mismas, su inocencia ante las acusaciones. Por otro lado, los neerlandeses trataron de influir en el proceso a través de sus contactos en el Consejo de Indias. No reconocían a la Junta Particular como un organismo con jurisprudencia en el Asiento, seguramente porque la composición de dicha Junta había ido moviéndose hacia los intereses de Porcio durante esos años.
En septiembre de 1689, Nicolás Porcio fue restaurado como titular del Asiento de esclavos. Los años posteriores estuvieron plagados de obstáculos, entre ellos que los neerlandeses se negaran a proveer a Porcio, quien, por su parte, había decidido sustentar dicha provisión en los ingleses a través de Jamaica. En Madrid, Francisco Schonenberg, representante diplomático de las Provincias Unidas, siguió diferentes pleitos contra el nuevo contrato de Porcio en los que defendió los derechos que los Coymans tenían sobre el Asiento. En 1691, el conflicto se saldó con un acuerdo entre las partes.
Sin embargo, los años de lucha por la titularidad del contrato habían comprometido durante demasiado tiempo el monopolio. Por ello, en 1692, la Monarquía Hispánica aceptó una nueva propuesta de Asiento, el titular en este caso iba a ser Bernardo Marín de Guzmán, vecino de Caracas y agente de la Companhia Geral de Cacheu portuguesa. Terminaba el control que Porcio y los Coymans habían tenido sobre el Asiento durante cerca de quince años.
La administración de Baltasar Coymans, Pedro van Belle y Juan Carcau (1685-1689) cumplió con las mesadas en Flandes convenidas, culminó varias introducciones de esclavos de más de mil esclavos cada una por distintos puertos indianos. Sin embargo, la muerte de Coymans, los fraudes cometidos en connivencia con las autoridades indianas, la campaña de Porcio para recuperar la titularidad del contrato y, sobre todo, la competencia mercantil en el seno de las redes que operaban en el Asiento de esclavos terminó dando al traste con su administración. Con todo, el Asiento Coymans puede considerarse uno de los episodios cúlmenes del acercamiento político y económico hispano-neerlandés propiciado por los acuerdos firmados en la Paz de Westfalia (1648).
Autor: Jonatán Orozco Cruz
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