En el siglo XVI, Sevilla se convierte en una de las principales ciudades de la monarquía hispánica y en un nodo comunicacional esencial de Europa y América. Su red viaria, llena de dificultades y obstáculos geográficos, giraba en torno a tres itinerarios que conectaban a la urbe sevillana con la Meseta: Vía de la Plata, Los Pedroches y Sierra Morena jienense. Los viajeros y transportistas que deambulaban por estos caminos tenían que pagar derechos de pasos y aranceles como eran los portazgos, que consistía en la tasa por entrar y salir de las ciudades; los pontazgos, que era el pago por cruzar los puentes; y, los barcajes, la tarifa por los transbordos.

Fue en el siglo XVI cuando se publicaron los primeros Repertorios o Itinerarios de Caminos, como fueron el Repertorio de todos los caminos de España de Pedro de Castro en 1543, y el Memorial o Abecedario de los más principales caminos de España de Alonso de Meneses en 1568. Ambos representaban los trayectos de la red viaria de España, relacionando ciudades, pueblos y villas y, por tanto, reflejando los grandes ejes de comunicación hispánicos. En ellos, Sevilla se conectaba con la Corte por dos rutas principales: la carrera de Extremadura hasta Cáceres y de ahí a Madrid, y por Córdoba, Ciudad Real y Toledo. También se enlazaba con principales ciudades andaluzas como Córdoba, Málaga, y Granada. Además de existir una conexión relevante entre Sevilla y Lisboa.

En el siglo XVII se siguieron publicando obras de información cartográfica en forma de instrucciones o memoriales que exponían itinerarios de caminos. Ejemplo de ello es el libro de Jacinto de Herrera de 1624 donde explicaba su viaje por Andalucía de forma pormenorizada. También hallamos guías sobre las comunicaciones en otros estados europeos, como el italiano, donde el administrador de correos del Ducado de Milán, Ottavio Codogno, elaboró su Nuovo Itinerario delle Poste en 1608, que contenía una detallada descripción de las rutas y tiempos del sistema postal. En él se mostraban cuatro itinerarios desde Sevilla: con Madrid, Toledo, Valladolid y Mérida, situando a la urbe sevillana como única ciudad andaluza con un correo rápido a la Corte, que solía ser semanal. Asimismo, el italiano Giuseppe Miselli publicó en 1684 un nuevo repertorio de postas a nivel europeo denominado Il Buratino veridico overo instruzzione generale perchi viaggia, en el que destacó la línea Lisboa-Valencia pasando por Sevilla.

Con la subida al trono de España de la Corona Borbónica, Felipe V, el primer monarca borbón en la monarquía hispánica, creó el 8 de julio de 1716 la Superintendencia General de los Correos y Estafetas de España, que dio lugar a la gestión directa de los correos por parte del gobierno estatal, quedando agregada administrativamente a la Secretaría de Estado y a la Real Hacienda, de quien dependía económicamente. Esta reforma del correo peninsular convirtió a Sevilla en Caxa Principal del Reino.

En el afán centralizador de la monarquía borbónica en el siglo XVIII, un factor clave para poder ejercer una correcta comunicación postal era la existencia de vías, caminos y carreteras en buen estado. Debido a la necesidad de adecuar la red viaria española a los itinerarios postales y de desarrollar el comercio, entre otros factores, se impulsó el desarrollo de los caminos que se encontraban en mal estado. En este sentido, cabe señalar que, en muchas ocasiones, la duración de los trayectos no dependía de la distancia, sino del estado de los caminos, que generalmente era deficiente, lo que ocasionaba numerosos retrasos en el giro postal y perjudicaba a la administración gubernativa y al comercio. Por ello, este fue el punto de partida de la construcción de una red radial de carreteras y caminos que fue asumida por el propio gobierno. Anteriormente el mantenimiento de los caminos era competencia de los municipios, de corporaciones de mercaderes, de la nobleza y de los monasterios, para una mejor circulación de viajeros, mercancías y noticias por el territorio peninsular. La organización postal se nutría de carreras o rutas generales, cuyo núcleo vertebrador era Madrid, que se entrelazaban con otras transversales, como Sevilla, por donde circulaba la correspondencia desde varios puntos de los ejes principales a las zonas y pueblos laterales situados en el espacio barrido por tales radios. Todo ello conformó una infraestructura viaria más moderna y eficiente fundamentada en los caminos de postas.

En esta red el camino Madrid-Sevilla-Cádiz tuvo una gran importancia estratégica, ya que conectaba la Corte con los principales puertos atlánticos, como fueron Sevilla y Cádiz, que tenían una conexión relevante con América. En ella tuvo especial importancia el Paso de Despeñaperros, cuya construcción finalizó en 1786. Este trayecto fue adquiriendo tanta importancia que las postas de la carrera de Sevilla a Madrid aumentaron de 21 en 1761 a 34 en 1794 con la reforma de Pablo de Olavide. En la reforma postal de 1779 la antigua Caxa Principal de Sevilla se configuró como Administración Principal del sello de Andalucía Baxa, que comprendía los antiguos reinos de Sevilla y Granada. Estructura viaria que quedó reflejada en el mapa de postas del reino de Sevilla de Hita y Jareño de 1789-1790 donde quedaron representadas las distintas rutas locales y transversales, así como la delimitación geográfica de su área.

Todas estas prerrogativas implicaron precisamente un fuerte interés por cartografiar las rutas postales. Algunos mapas iban acompañados de manuales o guías sobre el correo no sólo para los empleados del servicio postal sino también para el público en general. Los más destacados fueron la obra de Campomanes Itinerario de las carreras de postas de dentro y fuera del reyno; y, las menos conocidas, Descripción general para escribir a todas las ciudades de España, Villas, y Lugares más remotos de ella, Reynos, y Potencias Estrangeras, con los días en que llegan, y parten los Correos de esta Corte, y demás Caxas de todo el Reyno de Arce, y Dirección general de cartas en forma de Diccionario, para escribir a todas las ciudades, villas, lugares, aldeas de toda España incluso el Reyno de Portugal de Espinalt y García, entre otras.  Estas obras demuestran que el conocimiento de la geografía en la monarquía hispánica era esencial para proyectar y aplicar los propósitos reformistas de los Borbones.

Ya en el siglo XIX, en 1822, se estableció un servicio regular de diligencias-postas entre Madrid y Sevilla, que se convirtió en el principal medio de transporte entre ambas ciudades hasta la entrada del ferrocarril, que fue acabando progresivamente con el antiguo sistema de diligencias-correos, estableciendo un plan integral de comunicaciones y constituyendo el referente para el transporte del correo a partir del siglo XIX.

 

Autora: Rocío Moreno Cabanillas


Bibliografía

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MADRAZO, Santos, El sistema de comunicaciones en España, 1750-1850, Madrid, Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Ediciones Turner, 1984.

MARTÍNEZ LORENTE, Gaspar, BAHAMONDE MAGRO, Ángel y OTERO CARVAJAL, Luis Enrique, Las comunicaciones en la construcción del estado contemporáneo en España: 1700-1936. El correo, el telégrafo y el teléfono, Madrid, Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente, Centro de Publicaciones, Secretaría General de Comunicaciones, 1993.

MIRMAN, Mario, Historia Postal de la ciudad de Sevilla, Madrid, Real Academia Hispánica de Filatelia, 2014.

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