Hijo de moriscos granadinos, Alonso e Isabel. Su padre pertenecía el gremio de caldereros, de buena posición económica, como se puede observar por la petición de restitución de bienes que hicieron los hijos tras la revuelta de los moriscos. Juan recibió su formación académica en la capital de la Alhambra, en el colegio de San Miguel, que había sido fundado por los Reyes Católicos, y se graduó en Artes en el colegio de Santa Catalina. Fue ordenado presbítero por el arzobispo de la ciudad, D. Pedro Guerrero. Ejerció su sacerdocio durante un tiempo en la diócesis. Tras escuchar al jesuita P. Alonso de Ávila, solicitó entrar en la Compañía de Jesús, aunque encontró ciertas dificultades por ser hijo de moriscos pero, al final, fue recibido por el rector del colegio, el P. Juan de la Plaza. Tras unos meses de noviciado en Córdoba, regresó a su ciudad natal, en la que ejercería su misión pastoral por medio de la predicación y el acompañamiento de los presos y de los condenados a muerte, preferentemente entre los moriscos, a los que podía dirigirse en su misma lengua.

Bajo el impulso del mencionado arzobispo, la Compañía fundó la conocida Casa de la Doctrina, en el barrio del Albaicín, con el objetivo de proporcionar una educación académica y espiritual a los hijos de los moriscos. Fue aprobada por el P. General, P. Laínez en 1558; aunque tuvo que abrirse después de agosto de 1559, pues en esa fecha D. Pedro Guerrero recibió la petición de los propios moriscos para que los jesuitas abrieran la mencionada casa. En ella estuvo ejerciendo su labor, entre otros, el P. Albotodo. Allí sería maestro del que fuera jesuita, el P. Ignacio de la Casas, que intervino en la denuncia de la falsedad de los libros plúmbeos. También ejerció su apostolado con los moriscos en el Valle de Lecrín, en la Vega y en las Alpujarras.

La fama del jesuita le llevó a ser una persona fundamental en la Granada del momento. Así “el Arzobispo, el Tribunal de la santa Inquisición, el Presidente de la Chancillería consultaban con su santo celo y rara prudencia las resoluciones más importantes, o para la reducción de los apóstatas o para la prevención de mayores daños. Era ordinario mandarle el Santo Tribunal que predicase en presencia de la nación los edictos de la fe”.

Con la rebelión morisca la Casa de la Doctrina se tuvo que cerrar. Tras ello, en 1570, fue enviado a Sevilla, acompañando a la mayoría de los moriscos granadinos que habían sido exiliados. En esta ciudad, como hizo en la granadina, se dedicó a la predicación, al apostolado de la cárcel -que eran cinco en aquellos momentos- y los condenados a muerte, aunque también dirigió sus esfuerzos hacia el mundo de las prostitutas de la zona del Arenal. Además, le fue encomendada la misión de la confesión en la iglesia del colegio de la ciudad hispalense; a él acudieron todo tipo de fieles, e incluso aquellos que pertenecían a la alta sociedad, que no desconocían su origen morisco. Lo cual nos habla de la valía de este jesuita, no solo dotado con la capacidad de escucha sino también con el don del discernimiento y acompañamiento espiritual.

En 1578 enfermó el P. Albotodo, aunque al inicio la enfermedad no le impidió seguir con sus labores apostólicas, hasta que ésta avanzó del tal modo que lo postró en la cama. Murió el 14 de mayo del mencionado año. De él se dijo que fue “uno de los grandes sujetos que esta provincia [de Andalucía] ha tenido i de los que más onrraron nuestra religión”.

 

Autor: Miguel Córdoba Salmerón


Bibliografía

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MARTÍNEZ MEDINA, Francisco Javier, Cristianos y musulmanes en la Granada del XVI, una ciudad intercultural, Granada, Facultad de Teología, 2016.

MEDINA, Francisco de Borja, “Albotodo, Juan de”, en Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús (O’NEILL, C. E. y DOMÍNGUEZ, J. M.ª, dirs), Madrid, Universidad Pontificia Comillas, 2001, pp. 38-39.

MEDINA, Francisco de Borja, “Compañía de Jesús e islam en España (siglos XVI-XVII)”, en Archivo Teológico Granadino, 80, 2017, pp. 173-187.

MEDINA, Francisco de Borja, “La Compañía de Jesús y la minoría morisca (1545-1614)”, en Archivum Historicum Societatis Iesu, 113, 1988, pp. 3-136.

VICENT, Bernard, “Los moriscos del reino de Granada después de 1570”, en Nueva Revista de Filología Hispánica, 30/2, 1981, pp. 594-608.  

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