Hablar de la devoción a Nuestra Señora de la Merced en Baza, que indefectiblemente va unida a la devoción a la Stma. Virgen de la Piedad, no es nada sencillo. La custodia y el culto a la Virgen de la Piedad, co-patrona de Baza, estuvo en manos de los frailes mercedarios desde 1523 a 1835, concretamente durante 312 años. Por lo tanto, en dicho convento bastetano se van a dar las dos devociones a lo largo de los siglos. Por supuesto, la devoción a la Virgen de la Piedad fue la principal de ese convento, pero la profesada hacia Nuestra Señora de la Merced también tuvo su importancia en Baza y es lo que trataremos de explicar a lo largo del siguiente artículo.
El fundador de la ermita de la Piedad fue don Luis de Acuña, pariente de los Enríquez, capitán y maestresala de los Reyes Católicos, señor de la villa de Agramonte, caballero profeso de la Orden de Santiago, comendador de Mora de la provincia de Castilla y Trece de la misma orden: “Sentado, que Nuestra Señora quiso favorecer a su Religión de la Merced con la especialidad y amor, que no manifestó a otros, dispuso el que le fuesen sus hijos a servir, haciendo el Excmo. Sr. D. Luis de Acuña, hijo de los condes de Buendía, donación de la Imagen de la Ermita, de sus alhajas, adornos y heredamientos, y más de veinte mil mrs. para ayudar a la fábrica del convento, a la Religión de la Merced: consta de su testamento otorgado en la villa de Dueñas a 31 de octubre de 1522”.
Dicha ermita la fundó en un solar de un barrio a extramuros de la ciudad conocido como Churra, sobre las ruinas de una antigua iglesia mozárabe donde los cristianos practicaban sus cultos antes de la dominación almohade de la ciudad de Baza. La fecha de fundación de la ermita, sin lugar a dudas, es 1492 puesto que en el Libro de Repartimiento de Baza consta lo siguiente: “Carta de donación de la Yglesia de Ntra. Sra. Sancta María de la Piedad: En la dicha cibdad de Baça, martes, treinta y un días de julio de noventa y dos años, el dicho Gonçalo de Cortinas, Repartidor de la dicha cibdad por virtud del poder que de sus Altezas tiene, hizo la donación para la fábrica y propios de la Yglesia de Nuestra Señora Sancta María de la Piedad, que es en el arrabal de la Churra, conviene a saber: de una caballería de tierra, que son veinte hanegas y ocho çelemines, en el término de la dicha cibdad (…) Y así mismo hizo donación para la dicha Yglesia de Nuestra Señora Sancta María de la Piedad de un cuerpo de casas junto con la dicha Yglesia, que linda con dos calles públicas de dos partes, y de la otra parte con la dicha Yglesia de la Piedad, y de la otra parte con casas de Gonçalo Sánchez de Cehegín.”
En el año 1498, el obispo de Guadix, fray García de Quijada, visita las iglesias de Baza y también la de Santa María de la Piedad, por consiguiente podemos pensar que la imagen de Santa María de la Piedad de Baza pertenecería a finales del siglo XV. Como hemos dicho anteriormente lo que fundó don Luis de Acuña fue una ermita, según una de las cláusulas de su testamento otorgado en la villa de Dueñas: “…Item: mando que mi ermita de Santa María de la Piedad que tengo en Baza, con todos mis heredamientos y con todas sus alhajas, se dé a la Orden de Santa María de la Merced, o a su Provincial, o a quien su poder hubiere; porque yo cuando la hice, la hice con esta intención para que Santa María haya merced de mi alma”.
Posteriormente, al poco tiempo, fue entregada a la Real y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced, Redención de Cautivos, para que dejara de ser una ermita y se convirtiese en un convento de frailes mercedarios. Fray Alonso de Zurita, provincial de la orden mercedaria de Castilla, fue quien comisionó a los comendadores de Úbeda y Cazorla, fray Alonso de Cabrera y fray Alonso de Cazorla, para que en nombre de la orden se hiciesen cargo de la capilla y la hacienda: “Para esto envió su comisión a los RR. PP. Fr. Alonso de Cazorla, comendador del convento de la misma villa, y Fr. Alonso de Cabrera, comendador del convento de Úbeda, los que con los albaceas pasaron a Baza, en donde por parte, y en nombre de la ciudad les dio posesión de la Ermita de Nuestra Santa Imagen de sus heredamientos y los del Señor don Luis de Acuña…”.
Conocida popularmente como la hermandad de “las cuarenta hachas”, se fundó en el convento mercedario de esta ciudad, una hermandad en torno a la Virgen de la Merced. No llegó a tener la importancia que tuvo la hermandad de la Virgen de la Piedad, cuyos primeros datos constan desde 1522, pero sí gozó de una cierta relevancia dentro de la religiosidad popular de Baza. Gracias a la obra del Fray Juan Barroso (1744), hemos podido recuperar algunas indulgencias que el Papa Paulo V concedió a dicha hermandad, en 1612: “El Sr. Paulo V concedió por siete años (…) confirmó la Hermandad o Cofradía de Nª. Sra. de la Merced, sita en dicha Iglesia a la cual Hermandad llaman vulgarmente “de las cuarenta hachas” y por la misma Bula les concede a los dichos Hermanos de la Merced de Baza las mismas indulgencias plenas y parciales que ahora novísimamente concede N. S. P. Benedicto XIV a los Hermanos de la Piedad…”
Una de las pruebas de la simbiosis existente entra las dos devociones la tenemos en el relato del siguiente milagro atribuido a la Stma. Virgen de la Piedad: “Año de 1614, Ana de Bustos, vecina de los Cortijos de Guadiana, habiendo estado tullida muchos años, deseaba ir a visitar a la gran Reina y Señora de la Piedad, y habiendo llegado una vecina suya a la cama, le manifestó a esta su deseo y respondió que ya que por su enfermedad no podía ir a cumplir su deseo se pusiese el escapulario de Nuestra Señora de la Merced en cuya casa está la Virgen de la Piedad. Hizo la enferma la diligencia y apenas se puso el escapulario al cuello invocando el patrocinio de la gran Reina quedó tan buena y sana que por su mismo pie fue a velar el día de Nuestra Sra. de la Piedad.”
Otro testimonio es el siguiente: “El segundo testigo fue Juan Sánchez Vizcaíno de edad de 50 años, el cual empieza así lo que este testigo sabe es que en esta ciudad de Baza hay una casa y monasterio de Nuestra Sra. de la Merced, Redención de cautivos, en la cual hay una imagen de Nuestra Sra. muy antigua, la cual hace y ha hecho muchos milagros…”.
Como conclusión, podemos decir que en la actualidad, dicho santuario de la Virgen de la Piedad y antiguo convento mercedario y franciscano, ha recuperado, muy felizmente, la devoción y el culto a Nuestra Señora de la Merced, conviviendo en el corazón de los bastetanos junto a la Stma. Virgen de la Piedad.
Autor: Juan Antonio Díaz Sánchez
Bibliografía
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RODRÍGUEZ DOMINGO, José Manuel, “El convento de la Merced de Baza”, en Monjes y monasterios españoles: fundaciones e historias generales, personajes, demografía religiosa (Actas del V Simposio), San Lorenzo de El Escorial, 1995, pp. 641-674.