En 1621 se reanudaba el conflicto entre la monarquía española y las Provincias Unidas, a las que se sumaría poco después Inglaterra. Cádiz, como puerto donde recalaba la flota de Nueva España, era un objetivo seguro, y hacia allí se encaminaría la flota inglesa, formada por un centenar de navíos, contra los cuales solamente se podían disponer catorce galeones y doce o trece galeras.

El ataque se produjo el día de Todos los Santos de 1625, aunque en esta ocasión la irrupción de la flota enemiga en la Bahía se saldó favorablemente para los buques españoles, que lograron ponerse fuera del alcance de la artillería enemiga. Volvió a repetirse un desembarco, en esta ocasión en El Puntal, y, aunque los experimentados mandos españoles consiguieron detener a los asaltantes durante un tiempo, al final fue tomado.

Tras este éxito los angloholandeses consiguieron desembarcar, con un total de unos diez mil hombres, pero cometieron el error de dividirse en dos columnas, la primera, dirigida por el propio líder de la expedición, Edward Cecil, hijo de uno de los principales ministros de Isabel II y vizconde de Wimbledon, que se encaminaría hacia el puente Zuazo con unos 1500 hombres, en tanto la segunda se dirigiría directamente hacia la ciudad. Los españoles, sin embargo, consiguieron organizar la defensa, hostigando a las tropas angloholandesas, que se vieron obligadas a reembarcar, tras tener un número considerable de bajas. 

A diferencia del asalto de 1596, en esta ocasión el fracaso fue estrepitoso, ya que los barcos españoles quedaron intactos, en tanto el enemigo perdió numerosos navíos, muchas tropas fallecieron, tanto en el fallido asalto, como en el viaje de regreso, y la flota de América consiguió llegar sin incidencias a la Península. En el debe, el fuerte del Puntal fue tomado, y los angloholandeses incendiaron las almadrabas, algunas casas de campo y algunas bodegas de la Isla de León, no sin antes, según se cuenta, vaciar sus reservas a conciencia.

Los mandos españoles consiguieron estar a la altura de las circunstancias, entre ellos el gobernador de la ciudad, Fernando Girón de Salcedo y Briviesca, que dirigió las operaciones y que ocupa un destacado lugar en el conocido lienzo pintado por Zurbarán (en el que aparece sentado, al estar aquejado de la gota), destinado en principio al Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro, donde estaba previsto conmemorar las grandes victorias de la monarquía española.

 

Autor: Arturo Morgado García


Bibliografía

BUSTOS RODRIGUEZ, Manuel, Nueva historia de Cádiz. Época Moderna vol. III, Madrid, Sílex, 2014.

CALDERON QUIJANO, José Antonio, Versiones inglesas de los ataques angloholandeses a Cádiz, Cádiz, Caja de Ahorros, 1985.

CONCEPCION, Fray Jerónimo de la, Emporio de el Orbe. Cádiz Ilustrada (1690), edición de Arturo Morgado García, tomo II, Cádiz, Universidad/Ayuntamiento de Cádiz, 2002.

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