La Universidad de Mareantes de Sevilla fue la organización que defendió los intereses profesionales de los individuos que ejercían oficios de mar en la Carrera de Indias -los mareantes– entre 1569 y 1793. Fue, por tanto, una de las piezas fundamentales en el organigrama de la Carrera, a pesar de que pueda resultar menos conocida que otras instituciones próximas como la Casa de la Contratación o el Consulado de Cargadores a Indias.           

Los orígenes de la Universidad de Mareantes se sitúan en el tramo central del siglo XVI, aunque sus miembros reclamaban para sí la tradición del Colegio de los Cómitres de Sevilla, otra asociación de gente de mar que hundía sus raíces en el siglo XIII, formada poco después de la conquista de la ciudad por Fernando III. La relación entre la Universidad del siglo XVI y el Colegio de los Cómitres medieval no está clara y ha sido objeto de interpretaciones contradictorias. Sin tratarse de una cuestión completamente cerrada, nos inclinaríamos a pensar en dos instituciones distintas, pero relacionadas por evidentes semejanzas sociales y funcionales, circunstancia que fue aprovechada por la Universidad moderna para exagerar una genealogía institucional de prestigio, de acuerdo con las actitudes aristocráticas características del Antiguo Régimen. 

El verdadero germen de la Universidad se encuentra en una cofradía asistencial surgida en el arrabal de Triana y puesta bajo la advocación marinera de la Virgen del Buen Aire. Esta cofradía fue al principio una más entre otras que en la Sevilla moderna agruparon a las gentes del mar, de acuerdo con las preferencias gremiales del mundo del trabajo en el Antiguo Régimen. Igual que cualquier otra de su especie, proporcionaba a hombres que ejercían un mismo oficio un marco en el cual relacionarse mejor entre sí, vivir su fe de manera colectiva y asistir caritativamente a aquellos colegas que pudieran hallarse en situación de necesidad. La del Buen Aire se distinguía porque, entre toda la gente de mar, hermanaba específicamente a dueños de naos, maestres y pilotos, y porque fueron sus cofrades -oficiales medios y altos de la marinería- los que impulsaron la creación de la Universidad.    

Es probable que encontrasen la inspiración para dar este paso en la Universidad de Mercaderes Tratantes en Indias, quienes se dotaron de un gobierno consular y ordenanzas propias entre 1543 y 1556. Aunque el éxito de los mareantes resultó menor, pues jamás lograron la autonomía judicial que el Consulado proporcionó a los comerciantes, en 1569 recibieron de Felipe II una regla propia, gracias a la cual la Universidad tomó forma institucional y ganó capacidad representativa mediante la convocatoria de juntas colectivas y el liderazgo de una Diputación formada por un mayordomo y dos diputados. Los frutos de esta conquista resultaron bastante apreciables; la Universidad se convirtió en un organismo trascendente dentro de la organización de la Carrera de Indias, especialmente desde las décadas finales del siglo XVI y a lo largo del siglo XVII.

La base social de la Universidad se correspondía en cierta medida con la de la cofradía del Buen Aire. Los capitanes, maestres y pilotos de la Carrera también eran el alma de aquella asociación emergente. Sin embargo, ésta era un poco más amplia e integradora, pues también abarcaba a oficiales de menor graduación como los contramaestres e incluso a individuos procedentes de la marinería y las filas de grumetes. Ahora bien, parece que la comparecencia de estos estratos medios y bajos de la gente de mar nunca opacó el protagonismo de aquellos oficiales de mayor rango. Al igual que en muchos otros colectivos organizados del Antiguo Régimen, los individuos más encumbrados tendían a copar la representación de todo el conjunto social y profesional de los marineros.

El tramo final del siglo XVII representó un punto de inflexión para la Universidad. La progresiva basculación de la Carrera hacia Cádiz representaba un reto para ella, al igual que para el resto de las instituciones de Sevilla. No obstante, en ese difícil entorno, la Universidad encontró un estímulo en la gestión del nuevo Colegio Seminario de San Telmo, fundado en 1681 bajo los auspicios del duque de Medinaceli, primer ministro de Carlos II. El Colegio de San Telmo materializaba una vieja aspiración que llevaba décadas sobre la mesa, la de erigir un centro educativo que ofreciera a muchachos huérfanos o desfavorecidos una sólida formación teórica en las artes de la marinería y el pilotaje, complemento de la instrucción práctica predominante en estos oficios del mar. La dirección de aquel taller de mareantes apuntaló la posición de la Universidad, pero sin poder contrarrestar del todo la decadencia institucional que ésta experimentó a lo largo del siglo XVIII.

Los grandes hitos de la política ilustrada sobre la Carrera formaron un panorama en el cual la Universidad cada vez tenía menos que aportar. Primero fue el traslado a Cádiz de las principales instituciones de la Carrera, materializado entre 1717 y 1718; después, la desaparición de las flotas de Tierra Firme, sustituidas por los registros sueltos desde 1739; y finalmente el llamado Libre Comercio, que se legisló entre 1765 y 1778. La Universidad se quedó en Sevilla unida al Colegio, viéndose afectada por la deslocalización del comercio y la navegación hispalenses, vaciándose poco a poco de contenido. Sus labores primigenias de representación política y hospitalidad quedaron fuertemente mermadas y algunas hasta desaparecieron. Por tanto, cuando las ordenanzas de 1786 liberaron al seminario santelmista de su gestión, la Universidad de Mareantes perdió casi toda razón de ser y terminó extinguiéndose en 1793.    

La historia de la Universidad de Mareantes y el Colegio de San Telmo ha dejado valiosos testimonios patrimoniales en la ciudad de Sevilla. Los restos del archivo han quedado disponibles para su consulta en el Archivo Histórico de la Universidad. La sede trianera de la cofradía del Buen Aire y la Universidad, si bien muy transformada, se encuentra abierta para el aprovechamiento de la ciudadanía; es la Casa de las Columnas, con sus dos fachadas abiertas, una frente al ábside de la parroquia de Santa Ana y otra frente al río Guadalquivir. Finalmente, el ahora llamado Palacio de San Telmo, que en su día alojó a la Universidad y al seminario de marinería, hoy tras una larga historia de cambios acoge la Presidencia de la Junta de Andalucía.         

 

Autor: José Manuel Díaz Blanco 


Bibliografía

BORREGO PLÁ, María del Carmen (transcripción) y NAVARRO GARCÍA, Luis (estudio introductorio), Actas de la Universidad de Mareantes, Sevilla, Diputación, 1972.  

GARCÍA GARRALÓN, Marta, La Universidad de Mareantes de Sevilla (1569-1793), Sevilla, Diputación, 2007.

GARCÍA GARRALÓN, Marta, “Taller de mareantes”: el Real Colegio Seminario de San Telmo de Sevilla (1681-1847), Sevilla, Fundación Cajasol, 2007.

Visual Portfolio, Posts & Image Gallery para WordPress