Nació en Sevilla el 17 de julio de 1772, en el seno de la familia constituida por su padre, Francisco Chacón Manrique de Lara y Chacón (1729-1785), IV conde de Mollina y marqués de Nevares, oriundo de Málaga; sus deberes profesionales le hicieron trasladar su residencia a varias ciudades hasta instalarse definitivamente en la capital hispalense, donde encontraría la muerte, cuando desempeñaba el cargo de oidor de la Real Audiencia, siendo enterrado en la iglesia de San Vicente mártir, de donde era parroquiano. Su madre era María del Carmen Carrillo de Albornoz y Jacome, natural de Málaga, hija de Álvaro Carrillo de Albornoz, Caballero de la Orden de Santiago, Comendador de Jimena y Torroba en la de Calatrava, Teniente General de los Reales Ejércitos y Gobernador de las plazas de Jaca y Ciudad Rodrigo, y de Dña. María de las Mercedes Jácome de Linden y Colarte. Se casaron en Madrid en el año 1764, de la que nacieron diez hijos, ocupando Carmen el sexto lugar entre todos ellos.

Se casó en su ciudad natal, una vez conseguida la preceptiva licencia de matrimonio que había sido solicitada el 15 de abril de 1791, con el militar vallisoletano Nicolás Mauricio Álvarez de Bohorques y Vélez Ladrón de Guevara (1741-1805), V conde de Torrepalma, VI Marqués de los Trujillos, VII conde de Canillas de los Torneros, vecino de Granada que en ese momento se encontraba viudo de su primera esposa María Teresa Pérez de Barradas y Fernández de Henestrosa, hija de los marqueses de Peñaflor, con la que había contraído matrimonio en 1768, de la que no tuvo sucesión masculina. Andando el tiempo ascendió a mariscal de campo obteniendo el título de duque de Gor con la grandeza de España el 2 de julio de 1803. Además, era Gentilhombre de Cámara de S.M. y Teniente de Hermano Mayor de la Real maestranza de Granada.

Su casamiento supuso el traslado desde Sevilla a Granada, donde tuvo una notable acogida desde el principio, sintiéndose plenamente aceptada por la sociedad granadina y desarrollando una sociabilidad y unas relaciones que la llevaron a incorporarse a la tertulia literaria que había sido creada por el III conde de Torrepalma, Alonso Verdugo de Castilla. Allí fue madre de cuatro hijos -Mauricio (1792-1851), José (1794-1840), María de la Encarnación (1798-1863) y Manuel- siendo testigo de la muerte de tres de ellos, y quedando viuda al fallecimiento de su marido en 1805. Durante toda su vida mantuvo una constante preocupación por los necesitados y desfavorecidos, siendo destacable la ayuda que pudo prestarles en todo momento, tanto en alimentos como en limosnas, especialmente en la crisis de subsistencias de principios del XIX. Así mismo, cuando la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Granada, siguiendo los pasos de la Junta de Damas de la Matritense, se había propuesto hacerse cargo de la Inclusa con un grupo de señoras, ella estaba entre las elegidas, aunque el proyecto no llegó a salir adelante. Sin embargo, en 1810 cuando Granada fue ocupada por los franceses, su máxima autoridad, el general Sebastiani, retomó el mencionado proyecto y llevó a cabo la creación de la Junta de Señoras de la Real Casa Cuna que estaría compuesta por diez mujeres, otorgando la presidencia a María del Carmen, que se mantuvo en el cargo hasta su marcha a Madrid, en enero de 1814.  

Desconocemos si tuvo un motivo concreto que le hizo trasladar su residencia a la Corte, pero la sociedad madrileña, donde tenía vínculos familiares, le acogió de forma tan positiva como lo había hecho la granadina. En 1816 ingresó en la Junta de Damas de la Matritense, accediendo a la presidencia en 1829, manteniéndose en el citado cargo hasta su muerte, ocurrida en enero de 1860; en 1839 había sido honrada con la banda de la Orden de María Luisa. Además, la fama que le precedía en sus actividades benéficas la hizo merecedora de constituir la Real Asociación de Beneficencia domiciliaria, por encargo directo de la reina madre María Cristina de Borbón en 1845.

 

Autora: Gloria Ángeles Franco Rubio


Fuentes

Archivo Histórico Nacional, Nobleza. Baena, c. 287, D. 1-445.

Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, Protocolos, 25.992, fols. 152, 162-172; 26.791, fols. 5 y 27.093, fol. 110.

Bibliografía

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FRANCO RUBIO, Gloria A., “Educación femenina y prosopografía:  las alumnas del colegio de las Salesas Reales en el siglo XVIII”, en Cuadernos de Historia Moderna, 19, 1997, pp. 171-182.

MARTÍN MONGE, Alberto, “Los Albornoz en los siglos XVII y XVIII. La familia de un cardenal”, en Hidalguía, LXV/378, 2018, pp. 333-356.

MARTÍN-VALDEPEÑAS YAGÜE, María Elisa, “La Junta de Señoras de la Real Casa Cuna de Granada (1811-1816), en Fernando Durán López (ed.), La invención de la infancia: XIX Encuentro de la Ilustración al Romanticismo: Cádiz, Europa y América ante la modernidad, Cádiz, Publicaciones de la UCA, 2020, pp. 661-680.

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