Tal y como hemos comentado para el caso de la provincia de Cádiz, las vistas de ciudades surgen como una aproximación al conocimiento de la ciudad, en el que el autor trata de reflejar el entramado urbano y sus relaciones con el territorio que le da soporte, ofreciéndonos además detalles históricos y culturales. A continuación, vamos a detenernos en las ciudades correspondientes a la provincia de Málaga.

Málaga

El autor de la vista de Málaga ha querido destacar la importancia comercial y portuaria de la ciudad. De hecho, durante gran parte de la edad media y moderna fue el más importante puerto del sur de la península ibérica. Resulta por ello comprensible su localización en un enclave estratégico y natural de gran importancia para las rutas comerciales en el Mediterráneo; la bahía de Málaga, cuya extensión viene bien delimitada por el autor, entre las sierras prelitorales -los Montes- y el mar, de una parte, y entre las cuencas de los ríos Guadalmedina y Guadalhorce, de otra.

La posición estratégica fue el origen de su fundación por los fenicios, hacia el siglo VIII a.C., ya que el lugar proporcionaba abrigo a los barcos y además su fértil vega, regada por el Guadalhorce, proporcionaba abundantes recursos naturales -frutos, hortalizas, cereales, madera, agua-, y era también una importante vía de comunicación hacia el interior. De hecho, este es el principal motivo que trata de reflejar esta vista de la ciudad de Málaga, ya que se centra en la ensenada de Málaga, en su puerto, sus buques, los muelles, la aduana, las puertas de acceso al recinto amurallado, y todo el conjunto bajo la imponente fortaleza defensiva de la Alcazaba, que corona el monte Gibralfaro, y dominando toda la bahía. Asimismo, resulta significativo que esté desprovisto de cualquier personaje o escena cotidiana, tan al uso en otros dibujos. La mayoría de estas construcciones se corresponden con la ciudad musulmana, ya que de la dominación romana apenas han quedado restos. En Málaga se recrea el esquema característico de otras ciudades andalusíes, a saber: un núcleo central amurallado, la Medina, con sus barrios, zocos, mezquitas, madrasas; una fortaleza-castillo, la Alcazaba; y por último, las zonas nuevas de expansión urbana, los arrabales. De estos apenas hay referencias en el dibujo, ya que la atención se centra en el puerto y en los elementos defensivos del enclave: murallas, puertas, torres, y el Castillo de Gibralfaro.

Con la reconquista cristiana la ciudad sufrió pocos cambios en su morfología, y tan sólo se impulsó una transformación en los usos de algunas edificaciones, de mezquitas a iglesias, de madrasas a conventos, y no será hasta el siglo XVIII en el que la ciudad abra el abigarrado tejido urbano intramuros a grandes vías y espacios abiertos.

Vélez-Málaga

Situada en el cuadrante suroriental malagueño, enmarcada por la Sierra de Tejeda y articulada en torno a la cuenca del río Vélez, se localiza la ciudad de Vélez-Málaga, capital de la comarca de la Axarquía y uno de los principales núcleos urbanos provinciales. Joris Hoefnagel, nos muestra ese interés por destacar la ciudad en su entorno natural, su posición central en la rica vega del río Vélez, de ahí que la imagen muestre el escalonamiento del caserío por las faldas de los cerros, territorio de transición entre los terrenos llanos del valle y los más escarpados de la Sierra de Tejeda.

En el perfil del horizonte destaca la imponente presencia del castillo-fortaleza que domina toda la vega. Fue construido por los musulmanes en el siglo XIII coronando un cerro, a lo largo de sus laderas y dentro del recinto amurallado se encuentra la ciudad antigua, el barrio de La Villa, de claro trazado y carácter árabe, declarado conjunto histórico-artístico en 1970. Desde este enclave las comunicaciones se realizaban al exterior a través de cuatro puertas, de las que hoy se conservan dos; la Puerta Real y la Puerta de Antequera. Entre el conjunto de edificios destaca, por su fisonomía y envergadura, la parroquia de Santa María la Mayor, en una posición central, edificio del siglo XVI construido sobre la antigua mezquita.

Antequera

Hacia el norte de la provincia de Málaga, a 510 m. de altura sobre el nivel del mar, la ciudad de Antequera se sitúa en un enclave estratégico de enorme relevancia territorial, en un eje cruce de caminos (Sevilla-Granada y Málaga-Córdoba) y en una posición central en el territorio andaluz. Desde un punto de vista físico, comprende dos de las grandes unidades del relieve; la depresión Intrabética, donde se inserta la vega del río Guadalhorce, y las serranías Subbéticas, cuyas escorrentías alimentan los terrenos de la vega.

Las favorables condiciones naturales del terreno, permitieron desde muy antiguo los asentamientos de diferentes culturas, que han dejado su impronta en el paisaje urbano y entorno de la ciudad; desde el paleolítico, la edad del bronce y los íberos, hasta Roma, los musulmanes y, por último, la reconquista cristiana. Esta singularidad es lo que ha querido recoger la imagen dibujada por Joris Hoefnagel, en una espléndida vista de la ciudad tomada desde la vega y con el fondo, al sur, de las sierras del Torcal. El caserío se dispone en paralelo al contacto entre las primeras estribaciones de las sierras y la vega, en parte como recurso defensivo y en parte para el mejor aprovechamiento de las feraces tierras de la llanura, dedicadas a hortalizas, cereales y olivos. Esta parece ser la intención de colocar, en primer plano, dos labradores con aperos sobre una gran tinaja. Al fondo de esta escena, dominando toda la vega, se encuentra el recinto amurallado del castillo de la alcazaba, sobre una pequeña colina, mientras que sobre sus faldas se desparrama un abigarrado mosaico de casas, siguiendo un trazado irregular de pequeñas y estrechas calles. La mayor parte de los edificios señalados son de carácter religioso (iglesia de San Sebastián, San Francisco, Casa del Cabildo, conventos…).

Las actividades agrarias y artesanales, así como el comercio impulsaron el crecimiento demográfico y urbanístico de la ciudad en el siglo XVI, hasta situarla como una de las principales poblaciones de Andalucía.

Archidona

Hacia el este se encuentra la ciudad de Archidona, en la misma comarca y unidad del Surco Intrabético. Situada también en una posición estratégica en el eje de comunicaciones entre Sevilla (el Valle del Guadalquivir) y Granada (la cordillera Bética), sobre las faldas de la Sierra de Gracia, a unos 660 m. de altura, dominando las tierras llanas de la depresión intrabética.

La hoja de 1564 nos presenta varios dibujos. En la parte superior aparece centrado el perfil de la peña de los enamorados -hoy monumento natural de Andalucía- divisoria de los llanos de Antequera y Archidona, y de los caminos hacia Málaga y Granada, a la izquierda una pareja simboliza la leyenda medieval de amores entre un cristiano y una mora, que se suicidaron en la peña ante el rechazo de sus familias. Al sur y frente a ésta se sitúa el siguiente dibujo, una gran perspectiva de la posición de Archidona en el llano, con el cerro de Gracia dominando la escena y coronado por el recinto amurallado del castillo, que defendía la plaza y que fue un gran puntal del sistema defensivo del reino nazarí. En el piedemonte se dispone el caserío siguiendo una disposición de trazo musulmán y resaltando como edificios las iglesias cristianas, entre parcelas dedicadas a cultivos de secano de cereal, leguminosas y leñosos, como el olivo. Asentamiento de diferentes culturas desde el paleolítico, sus monumentos, estructura urbana y conservación, le otorgaron la declaración de Conjunto Histórico Artístico en 1980.

Ardales

Hacia el sur de la provincia se localiza una comarca articulada en torno al río Guadalhorce, cuyas tierras son transición hacia la costa desde las tierras del interior. La ciudad de Ardales aparece en el dibujo de 1564 de Hoefnagel con el gran promontorio calizo, a 460 m. de altura, que le da nombre y que, desde los orígenes de su poblamiento, en el paleolítico, ha ejercido como eje sobre el que se ha ido construyendo la ciudad. Los romanos primero y los árabes después construyeron el castillo que corona esta atalaya, alrededor del cual y ladera abajo se fueron apiñando las calles y casas del pueblo. En primer término, se aprecian las fértiles tierras regadas por el arroyo Turón, tributario del Guadalhorce, que alimenta al gran pantano del mismo nombre, y que, durante siglos gracias a una entrelazada red de acequias, posibilitó un parcelario de pequeñas huertas muy productivas.

Cártama

Cártama es otro enclave situado en una posición estratégica en el Valle del Guadalhorce, al pie de las sierras Llana y Espartales, es un importante nudo de comunicaciones entre la costa y el interior, origen de su temprana colonización, desde iberos, fenicios, romanos, musulmanes y cristianos, cuyas culturas han dejado su impronta en el territorio y en la configuración de la ciudad: trazado de las calles, monumentos, estructura urbana. En el dibujo de Hoefnagel se nos muestra el recinto amurallado de la alcazaba y sus murallas, alrededor del cual se desparrama el tejido urbano, aunque no en desorden o apiñado, sino que aparece disperso y con parcelas de cultivos entre el caserío. La abundancia de agua y la infraestructura de acequias, albercas, pozos, aljibes, permitió el cultivo de cítricos y hortalizas, y una gran abundancia de árboles de ribera -como se aprecia en el dibujo- como álamos, sauces, tamarindos, adelfas.

 

Autor: Javier Navarro Luna


Bibliografía

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