Con la aparición de los primeros mapas de navegación, surgió la Estrella de los Vientos, también llamada Rosa Náutica o Rosa de los Vientos. Esta forma de simbolizar la orientación se manifiesta en plena Edad Media y en estrecha relación con la técnica de navegar. Así, el mallorquín Ramón Llull (1232-1325) en su obra Arbre de Sciencia de 1296 nos describe los ocho vientos principales que conforman la Rosa Náutica. Con anterioridad Hugo de Saint-Victor (1096-1141) en 1130 detalla una Rosa de 12 vientos en su Descriptio mappe mundi. Estos 12 vientos se transformaron con el tiempo en los 32 rumbos básicos que se difundió en los portulanos. Concretamente en el Altas Catalán de 1375 aparece por primera vez una Rosa Náutica con 32 rumbos, poniendo nombre a los ochos vientos principales.

Al principio, la rosa náutica se utilizó exclusivamente para señalar la dirección de los vientos. Éstos provienen de los ocho puntos cardinales principales, los ocho secundarios y los dieciséis cuartos de puntos. En cuanto a los términos utilizados dependían fundamentalmente de dos hechos, el primero de ellos obedecía al lugar de impresión del mapa. Cada nación utilizaba sus propias direcciones de vientos o puntos cardinales. Los países que imprimían un mayor número de mapas fueron Italia, España y los Países Bajos. Paralelamente algunos cartógrafos utilizaban tanto los vocablos en latín como en griego. A esto había que añadir la arbitrariedad de emplear los puntos cardinales “antiguos” o los “modernos”.

En la Baja Edad Media, las iniciales utilizadas en estos mapas (T, G, L, S, O, L, P y M) correspondían a los nombres adoptados para indicar los puntos cardinales: Tramontana (N), Greco (NE), Levante (E), Siroco (SE), Ostro (S), Libeccio (SW), Ponente (W) y Maestro (NW). Aunque estas siglas y vocablos eran de los más utilizados, la realidad es que no existía ninguna norma para la elaboración de la rosa de los vientos. Cada cartógrafo ideaba una manera particular de representarla. Del mismo modo, Tramontana, viento del norte, fue sustituida en las primeras cartas por la estrella polar y a continuación por la punta de una lanza, posteriormente se utilizó la inicial “T” bajo dicha lanza, y a la postre sólo se recurrió a la inicial del término. Del mismo modo, esa punta de lanza se convirtió en la flor de lis.

Podemos confirmar que la rosa de los vientos tiene tres tipos de acepciones: religioso, geográfico y astronómico. Esto es así porque indica tanto la dirección del viento como la referencia de los puntos de orientación terrestre. Entre sus componentes principales está el círculo y unos haces que se originan por la subdivisión de una cruz, que representa los cuatro puntos diametralmente opuestos. Éstos corresponden a dos tipos de orientación: la orientación espacial, señalando las salidas y puestas del sol y la orientación temporal producida por el eje de rotación de la tierra. Pero también corresponde a las cuatro constelaciones estacionales Leo, Tauro, Acuario y Escorpio.  Como ejemplo de mapas del territorio andaluz con rosa de los vientos con cuatro rumbos, destacamos Kaart van Andalusien en Granade (1636) de Kaerius Celavit; Regnum Castellae Novae, Andalusiae, Granadae et Algarbiae, nec non maxime partis Portugalliae… (1680) de I. [Justus] Danckerts; Regnorum Castellae Novae, Andalusiae, Granadae, Valentiae et Murciae, in Episcopatus, etc. Divisorum  (1680) de Fredericum de Wit; o  Regnorum Castellae Novae Andalusiae Granadae Valentiae et Murciae (1705) de Nicolaum Visser. En estos casos su representación es esquemática, suprimiendo la red de rumbos.

La representación del norte fue sustituida por la flor de lis. El primer mapa donde aparece una rosa de los vientos con una flor de lis simbolizando el Norte es en el mapamundi de Pedro Reinel en el año 1504. En casi todos los ejemplos anteriores podemos ver la simbolización del norte mediante la flor de lis. Esta forma de dibujar la rosa de los vientos ha sobrevivido hasta nuestros días. Con el viento del Este, Levante, se utilizó durante el siglo XIV el símbolo de la cruz, normalmente la de Malta, para representarlo. Esto se debe fundamentalmente para indicar la dirección del Paraíso. La mayoría de los mapas del medievo estaban orientados hacia el Este, localizando en la parte superior del mapa la representación del Edén a través de las figuras de Adán y Eva.

A pesar de la diversidad de rosas náuticas representadas en los portulanos, cartas y mapas existe una serie de criterios comunes. En primer lugar, está compuesta por un círculo de cuyo centro emanan una serie de haces en sentido radial. Estas líneas o rumbos se subdividen en cuatro, ocho, dieciséis o treinta y dos. Entre los ejemplos del territorio andaluz que emplean rosas de ocho rumbos destacamos L’Andalousie, les royaumes de Grenade, et de Murcie, et grande partie de ceux de Leon, de Castille, et de Valence (1705) de N. de Fer; Nueva Mapa de Andalucía y Granada. con los caminos reales (1714) de Pierter Van der Aa; Mapa del Reynado de Sevilla (1748) de Francisco Llobet; y Plano Geométrico de la Ciudad de Sevilla (1788) de Tomás López. En unos las representaciones son más esquemáticas mientras que en otros sobresalen por su decorado y colorido. En cualquier caso, el uso de la flor de lis para el norte es un hecho generalizado, mientras que la cruz que marca el este está menos extendido. También existen mapas de Andalucía con rosas de dieciséis rumbos como: Betica antigua, con sus montes, rios, i pueblos conocidos (1752) de Enrique Flórez; Carte Nouvelle de l’Isle de Cadix & du Detroit de Gibraltar (1730) de Homman; Tabla del Reyno de Andaluzia (1634) de Pedro Texeira y, con carácter más comarcal, la Carta Geografica del Condado de Niebla (1770) de Pedro Alonso Eguilart de Salanoba. La variedad en estos casos también es muy característica, desde un planteamiento sintético hasta rosas muy ornamentadas. Por último, las rosas de los vientos más decoradas son las de treinta y dos rumbos, como Provincia Andalvsiae (1712) de Giovanni Battista Cassini; Andaluzia continens Sevillam et Cordubam (1643) de Willem Jans Blaeu; A new chart of the coast of the Mediterranean sea (1764) de J. Giacomo Alagna; y Zee Custen van Andaluzien… (1586) de Lucas Iansz. Wagenaer.

Por regla general las direcciones principales N-S y E-W sobresalen sobre los otros rumbos. El uso de colores o el empleo alterno del blanco y el negro en la Rosa de los Vientos es el resultado de la necesidad de claridad y discriminación visual y no de capricho cartográfico. El manejo de la rosa náutica en embarcaciones era necesario sobre todo cuando no se navegaba de cabotaje. Por tanto, distinguir los diferentes colores de los vientos que componían la rosa náutica era una cuestión trascendental. Así, los ocho vientos principales solían dibujarse en negro para que se diferenciaran con mayor facilidad, mientras que los semivientos se coloreaban bien en color azul, bien en verde. Por último, los cuartos de vientos se dibujaban en rojo.

 

Autor: José Carlos Posada Simeón


Bibliografía

MARTÍN GIL, Francisco J. MARTÍN RAMOS, Pablo y MARTÍN GIL, Jesús, “A cryptogram in the compass roses of the Majorcan portolan charts from the Messina-Naples mapmakers school”, en Almogaren, 36, 2005, pp. 285-295.

POSADA SIMEÓN, José Carlos, “Islarios. El tránsito de la cartografía medieval a la renacentista a través de la semiología cartográfica de los islarios de Da Li Sonetti, Bordone y Porcacchi”, en Cartografía histórica en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla. Universidad de Sevilla, 2010. pp. 32-63.

REY PASTOR, Julio y GARCÍA CAMARERO, Ernesto, La cartografía mallorquina, Instituto Luis Vives, 1960.

TAYLOR, Eva G, “Early charts and the origin of the compass rose”, en The Journal of Navigation, 4/4, 1951, pp. 351-356.

Visual Portfolio, Posts & Image Gallery para WordPress