La Biblioteca Colombina se incluyen dentro de la Institución colombina, que funciona como un organismo administrativo encargado de la gestión de la Biblioteca Colombina, la Biblioteca Capitular, la Biblioteca del Arzobispado, el Archivo General del Arzobispado y el Archivo de la Catedral de Sevilla.

Fue creada en el año 1539 y su fundador fue Hernando Colón, hijo de Cristóbal Colón. Las primeras iniciativas llevadas a cabo para la creación de la biblioteca se sitúan en torno al año 1513, posterior a un viaje que realizó Hernando Colón a Roma, la planificación y formación se finalizó en torno al año 1522. Sin duda, Hernando Colón, descrito como “el hombre que quiso tener todos los libros del mundo”, trabajó y dedicó una gran parte de su vida a la formación de esta biblioteca, que se sustentó principalmente con inversiones, ya que Hernando Colón era un viajero que aprovechaba las visitas a otros lugares del mundo para adquirir gran cantidad de libros; donaciones de grandes humanistas e intelectuales que realizaron importantes donaciones a la biblioteca; y ayuda del Estado, pues el monarca Carlos I contribuyó con una donación de 225.000 maravedíes para este proyecto que suponía un auge de la cultura de la monarquía hispánica.

La Biblioteca Colombina, también conocida como “Fernandina o Hernandina”, se ubica actualmente en la Catedral de Sevilla, concretamente en el extremo occidental del Patio de los Naranjos. Sin embargo, el edificio actual no fue el ideado en un primer lugar para albergar la Biblioteca Colombina. Esta se guardaba en la casa de la puerta de Goles, una de las entradas a la ciudad, que se ubicaba aproximadamente donde actualmente está Plaza de Armas. La casa de Goles se convirtió en el segundo centro de estudios cosmográficos de España, desarrollando actividades paralelas a las que tenía como propias la Casa de Contratación de Sevilla. Estas actividades científicas en torno a la Cosmografía y arte de navegar, con lecciones públicas para los interesados, son, sin duda, el fundamento de la idea, compartida por los historiadores sevillanos de que Hernando Colón estableció en su casa una Academia de Matemáticas para instruir a los jóvenes estudiosos.

En su testamento, Hernando Colón dejó escrito que su biblioteca se mantuviera unida y la heredara por completo su sobrino don Luis; en caso de no aceptarla, pasaría al Cabildo de la Catedral de Sevilla (1552). Además, especificó que pudiera ser utilizada por intelectuales e investigadores. Y así fue. El acomodo inicial que probablemente se dio a los libros pertenecientes al legado de Hernando Colón fue en uno de los salones altos del Claustro de los Naranjos; en este lugar empezaron a ser ordenados y encuadernados. Pero el archivo del cabildo, que estaba compuesto también por el legado de Alfonso X el Sabio, se guardaba en la sacristía de la Capilla de San Clemente. Ambos fondos se trasladan sobre la nave del Lagarto en 1562, donde se encuentran en la actualidad.

La estructura de la Biblioteca Colombina es la siguiente: el espacio dedicado a ubicar los documentos y los libros está en la planta primera, y la sala de investigación y parte administrativa en la baja.

En cuanto a su fondo documental, existen más de 90.000 volúmenes, aunque solo unos 3.500 pertenecen a la colección de Hernando Colón. Estos últimos se encuentran agrupados en una sala dedicada exclusivamente a su aportación a la biblioteca. Fue alrededor de 1509, cuando Hernando comenzó a adquirir libros sistemáticamente. En un primer momento a nivel peninsular, de grandes ciudades españolas, algunas de ellas centros importantes del comercio librero en la Península. Más tarde, decidió ampliar su colección abasteciéndose de libros de todas partes de Europa. Compró toda clase de libros, que las oportunidades y medios le permitieron. Siempre buscando la novedad del momento y la mejor edición, tanto es así que no le importaba comprarlos sin encuadernar (en pliegos). Le interesaban, especialmente, los libros impresos, aunque también adquirió manuscritos y libros con la misma temática por lotes, por ejemplo, los 41 impresos de música obtenidos en Lyon.

En la Biblioteca Colombina destacan los manuscritos y los impresos. Un ejemplo de manuscrito de esta biblioteca es el Liber de promissionibus et predictionibus Dei. Consta de 99 folios en pergamino que forman 12 cuadernos. Es un códice escrito en letra carolingia, encuadrada cronológicamente entre el primer y segundo periodo de este tipo de escritura, según Battelli.

La Biblioteca Colombina es considerada, por sus 1.194 ediciones incunables, la segunda colección de España de impresos del siglo XV y una de las más importantes del mundo en este tipo de libros. En este conjunto, destacan las obras heredadas por Cristóbal Colón. Hay dos teorías en cuanto a su adquisición de libros. En primer lugar, con el objetivo de instruirse para encontrar una nueva ruta hacia Asia, adquirió enciclopedias y tratados geográficos, así como libros de viaje. Por otro lado, se dice que la mayor parte de los ejemplares los obtuvo durante su estancia en España para reafirmar sus teorías descubridoras.

Entre toda esta bibliografía, en la Biblioteca Colombina podemos encontrar, entre otros, el Libro de viajes, de Marco Polo, que muestra las maravillas de Oriente, y el Libro de las Profecías, que se trata de una colección de textos bíblicos, padres de la Iglesia y clásicos, utilizados por Colón para intentar probar que el descubrimiento de nuevas tierras estaba profetizado en las Escrituras. Además, hay que destacar la edición sevillana de las Parallelae o la Gramática castellana e Antonio de Nebrija, como un ejemplo de las primeras tipografías españolas.

La finalidad de la construcción de la biblioteca de Hernando Colón fue transmitir y conservar la sabiduría. Es por esto por lo que en ella se conservan libros de todas las disciplinas del saber. De literatura, destaca la Eneida de Virgilio. Una obra en verso que trata los orígenes, el esplendor y la grandeza de Roma. Fue traducida por Tomas Murner, un teólogo y moralista alemán y la imprimió, en Estrasburgo, Johann Grueninger. La edición de la biblioteca consta de 184 hojas, repartidas en cuadernillos de seis y ocho. El texto está en letra gótica de dos tamaños y columnas. A lo largo de la obra, se aprecian 113 grabados referentes a las aventuras de Eneas.

En teología podemos encontrar la que es considerada el broche de oro de la tipografía española, la Biblia políglota Complutense. Es la primera biblia políglota y el primer impreso en España con tipos griegos. Fue iniciada y completada por el cardenal Francisco Jiménez Cisneros. Tardó en imprimirse tres años y fue Arnaldo Guillén quien se ocupó de ello. El cardenal adquirió numerosos manuscritos e invitó a los mejores teólogos para su elaboración. El fin de esto era “reavivar el decaído estudio de las Sagradas Escrituras”. Los participantes se reunieron en la universidad Complutense, que da nombre a esta obra. Fue publicada en seis volúmenes, los primeros cuatro recogen el Antiguo Testamento, el quinto el Nuevo Testamento, y el sexto los textos filológicos complementarios.

A modo de conclusión, cabe destacar que la Biblioteca Colombina es uno de los repositorios documentales más importantes del renacimiento, su creador fue considerado uno de los humanistas más importantes del momento y, sin duda, su biblioteca se posicionó en una de las más famosas en toda Europa en el contexto del Humanismo. La Biblioteca Colombina fomentó el desarrollo y evolución de la cultura, así como la interacción del ser humano en la sociedad.

 

Autora: Rocío Moreno Cabanillas


Bibliografía

IBARS MATEU, Josefina, “Hernando Colón. Una biblioteca excepcional, la de Hernando Colón (1488-1539) y la actual edición de su Catálogo concordado (Sevilla. 1993)”, en Boletín americanista, 46, 1994, pp. 321-322.

LAPPI, Patricia, “La Biblioteca Colombina de Sevilla”, en El Rincón Histórico, 1, 2016, pp. 36-38.

WAGNER, Klaus, “Pasado, presente y futuro de la Biblioteca Colombina”, en Boletín de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras: Minervae Baeticae, 18, 1990, pp. 61-77.

WAGNER, Klaus, “La biblioteca colombina en tiempos de Hernando Colón”, en Historia. Instituciones. Documentos, 19, 1992, pp. 485-495. 

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