El mapa Provincia Andalvsiae pertenece al atlas temático “Chorographica descriptio provinciarum et conventuum FF. Min. S. Francisci Capucinorum, olim quorumdam f’ratrum labore, industria, delineata, sculpta, impressa iussu A.R.P. Ioannis a Montecalerio: nunc vero F. lo Baptistae a Cassinis Prov. MedioJanensis Concionatoris Capucini iterata delineatione super novissimas orbium coelestium observationes, de A.R.P. Augustini a Tisana Ministri Generalis mandato con1n1uni utilitati in lucem prodita”, también conocido como el «Atlas de los Capuchinos». Esta obra se terminó de elaborar en 1712 y se publicó en Milán en 1713. Al año siguiente, se volvió a imprimir en esta misma ciudad añadiendo un mapa más. Si en la primera edición el atlas estaba compuesto por 62 mapas, en esta segunda edición pasa a ser 63, debido a la separación de la Provincia Franconia de la de Baviera, segregación que el papa Clemente XI (1649-1721) reconoció dos años antes, en agosto de 1711. Con posterioridad, en 1721 se llevó a cabo una tercera publicación. Todos los mapas tienen una huella de 22×33 cm en una hoja de 26 x 38 cm, excluyendo el primer mapa que está plegado y que mide 50 x 69 cm. Su escala aproximada es de 1:1.860.000. En dichos mapas, aparecen las localizaciones precisas de todas las entidades territoriales relacionadas con los franciscanos capuchinos, evidentemente silenciando otros hitos geográficos que no interesaban para el propósito de los mapas, propios de las representaciones geográficas eclesiásticas de ese momento.

Estos mapas están precedidos por una decorada cartela. Si en los mapas se cartografían las localizaciones detalladas de los arzobispados, obispados, lugares o centros de estudio de la orden, o los conventos de los franciscanos capuchinos entre otros elementos; en las cartelas detallan informaciones relativas a la cantidad de estas entidades descritas, más el número de religiosos según su jerarquía (predicadores, sacerdotes, clérigos y laicos).

“Atlas de los Capuchinos”

El principal referente que tiene el Atlas de los Capuchinos se remonta al segundo tercio del siglo XVII. En 1632 el fraile Silvestro Pepi da Panicale (c. 1570 – 1641) terminó un manuscrito en tan sólo dos años que dibujó a pluma e iluminó él mismo. Esta obra se publicó en 1643 en Roma y posteriormente fue reimpresa varias veces, tanto en Roma como en Turín. desviaciones 62 hojas y 49 mapas. Con posterioridad, Giovanni da Montecalerio, que era el nuevo ministro general de la orden capuchina en ese momento, solicita a tres cartógrafos miembros de la orden (Ludovico di Monreale (?-1675), Bernardo (Fustier) (? – 1649) y Massimino da Guchen (? – 1655)) un nuevo atlas compuesto por 45 mapas, tomando como modelo el manuscrito de Panicale. Pero no es hasta 1712 cuando se lleva a cabo una renovación y rectificación íntegra del atlas basándose, y esto es lo novedoso, en la proyección escenográfica del matemático y astrónomo frances Philippe de La Hire (1640-1719). Este Atlas es el que encarga el nuevo ministro general de la orden, Agostino da Latisana (1629- 1713), a Giovanni Battista da Cassinis (?-1715), conocido como el “Atlas de los Capuchinos”, mientras que la grabación de los mapas lo llevó a cabo el milanés Simone Durelli (1641-1719) que ya había trabajado antes en las actualizaciones del atlas anterior. El nombre de este grabador aparece en el margen inferior derecho de la hoja donde está el título del atlas. Tenemos que precisar que cuatro mapas están grabados por el fraile capuchino Michael Angel Dionantensis como por ejemplo la Provincia Piceni (Pisa).

Giovanni (o Johannes) Battista da Cassinis (nombre latinizado de la ciudad de donde proviene) fue un fraile que nació en Cassine (Monferrato) en fecha desconocida. Ingresa en la Orden de los Frailes Menores Capuchinos como miembro de la provincia de Milán, donde se educó y se ordenó sacerdote. Sus estudios no se limitan a la práctica de la teología, sino que comienza a darle preferencia al estudio de las ciencias geográficas y cartográficas. Así, en 1702, Agostino da Latisana le encarga la composición de un nuevo atlas porque el realizado en 1643, a pesar de todas las actualizaciones que se llevaron a cabo, era inadecuado, ya que los objetivos principales del atlas eran en primer lugar una ayuda geográfica y práctica para los viajes pastorales de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos. Así, se visualizaba su distribución geográfica y su expansión internacional. En segundo lugar, una herramienta útil para calcular las distancias entre los diferentes asentamientos capuchinos. Por último, tener información actualizada del número de archidiócesis, obispados, universidades, conventos y religiosos de la orden. Estas estadísticas provinciales no se habían actualizado en ninguna de las modificaciones de la obra.

La estructura de la obra está dividida en cinco partes que corresponden a los Estados de Italia, España, Francia, Alemania y Polonia (“… tota Hispania, tota Gallia, Italia, Germania et Polonia”). La parte de España comprende un mapa general, “Tabula totius Hispaniae”, y seis provincias: “Andalusiae, Castellae, Valentiae, Cataloniae, Aragoniae et Navarrae”.

Provincia Andalvsiae

Los mapas que representan a la provincia de Andalucía en ambos atlas, 1643 y 1712, son diferentes tanto desde un punto de vista puramente de la planimetría como desde el enfoque ornamental. En relación a la primera, ambos mapas presentan un marco dividido en grados con subdivisiones de 10 minutos. Del mismo modo, Cassinis escribe en los márgenes graduados nuevas coordenadas aplicando los nuevos avances franceses en astronomía y trigonometría. Al igual que numerosos mapas y atlas de esta época, toman a la isla de Hierro (Islas Canarias) como meridiano de origen de las longitudes. Así el mapa de Andalucía de 1643 comprende desde la longitud 10º oeste hasta la longitud 17º 20’ oeste. El de 1712 oscila entre las longitudes 7º 30’ oeste y 16º 30’ oeste. Esta diferencia se debe a que en el segundo mapa se representa parte de Portugal, hecho que no ocurre en el primer mapa. Pero además debemos tener en cuenta que las precisiones de localización de las entidades geográficas representadas son muchos más precisas en el mapa del siglo XVIII que en el del XVII. A esto, debemos añadir que los errores son mayores en las longitudes que en las latitudes, hecho evidente ya que las longitudes, en esos momentos, no se calculaban con precisión. Así, por ejemplo, la ciudad de Cádiz se localiza en el mapa de 1643 en 36º 35’ lat. Norte y 11º 30’ long. Oeste, mientras que en el 1712 es 36º 30’ lat. Norte y 10º 10’ long. Oeste. Es decir que, si mientras los errores de latitud son insignificantes, los equívocos concernientes a la longitud son muy significativos. Este hecho podemos trasladarlo a otras poblaciones de Andalucía con desviaciones más acusadas (se puede comprobar en los mapas que acompañan este texto –Fig. 3 y Fig. 5-). Esta evolución y perfeccionamiento en la ubicación de elementos cartográficos se detalla muy bien en la línea de costa, tanto en la parte atlántica como en la mediterránea. Por su parte, en relación a la escala, las distancias están calculadas en leguas hispanas y en millas itálicas. La rosa de los vientos que acompañan a cada uno de los mapas del atlas son muy significativas. En el de 1643 se traza una rosa de los vientos de 32 puntas con la flor de lis marcando el norte. En el mapa de Cassinis la rosa de los vientos, de 16 puntas, es más bien un ombligo, ubicado en el Mediterráneo, al más puro estilo portulano del que irradia una retícula o red de rumbos. Lo acompaña otro secundario en el Atlántico con las indicaciones de los puntos cardinales. En el centro de la rosa está dibujado una imagen religiosa presidida por la Virgen con niño.

Desde el punto de vista decorativo, tenemos que hablar en primer lugar de la posición del título en el mapa. Éste se encuentra en el interior de un navío de la época. El barco posee dos velas, una de ellas recogida para tener más espacio para rotular el título del mapa en la que está desplegada. Este tipo de cartela, excepcional en la cartografía regional andaluza, fue utilizado en mapas de otros territorios, aunque de manera mucho más escasa. Desde finales del siglo XVI, por ejemplo, en las cartas de navegación holandesas, los barcos se grababan en todas partes: en el mar, en los puertos y, evidentemente, en las cartelas. Sobresale la representación de los núcleos urbanos, dibujados en perspectiva a un tamaño mucho más grande que el que se solía cartografiar en esos momentos. La simbolización consiste en un conjunto de edificaciones que varía en tamaño y número de edificios según el rango de importancia. Los núcleos menos importantes se trazan mediante círculos. En algunos núcleos aparecen unos signos que sobresalen por encima de la representación pictórica de los núcleos, entre ellos la cruz doble para los arzobispados y la cruz simple para los obispados.

Entre los elementos cartografiados destacan los ríos. La mayoría se representan con una línea simple, mientras que los más importantes se dibujan con las dos orillas cubriendo su interior con líneas que imitan el agua. Destaca en el mapa del siglo XVII una anotación realizada por el autor en relación a los ojos del Guadiana: “Hic subterterram se abscondens Ana Fluvius postio Miliaria denuo erupit” (Aquí se esconde bajo tierra el río Ana [Guadiana] que vuelve a salir dentro de tres millas). Los nombres de los ríos más importantes están rotulados. En relación a esto, cabe destacar el trazado de los puentes de las ciudades. Recordemos que entre los objetivos del atlas estan las visitas pastorales por lo que las localizaciones de los puentes son esenciales. Otros elementos naturales que se dibujan son las sierras y los bosques. Los primeros a través de perfiles abatidos sombreados dando cierta apariencia de profundidad, mientras que los bosques, que sólo aparecen en el mapa de 1643, a través de árboles en perfil con sombras. También se cartografían los límites de las provincias a través de líneas punteadas, que, si en el caso de la provincia andaluza no había problemas en su ejecución, en otras regiones europeas las fronteras eran indecisas y/o litigadas. De hecho, poco después de la publicación de esta la obra de Cassinis algunas divisiones entre reinos y provincias volverían a cambiar a causa del tratado de Utrecht- Rastatt. La dificultad que le causó la delimitación de estas regiones está expuesta en la introducción del atlas.

Se ha comentado que cada mapa iba precedido por una “Tavula” donde se recoge los datos de la orden de cada provincia. En ambos mapas, 1643 y 1712, estas cartelas están ricamente adornadas. Uno con elementos decorativos esculturales y arquitectónicos, mientras que el de 1712 con motivos florares al más puro estilo arabesco. En la información que recoge las “Tavulas” se observa un crecimiento general de los datos reflejados. En concreto, en el mapa de Cassinis de 1712, con cifras superiores al de 1643, registra 2 arzobispados, 8 obispados, 8 lugares de estudio, 20 conventos, 157 predicadores, 92 sacerdotes, 88 clérigos, 159 laicos y 496 (universim) en total. También se indican las provincias capuchinas limítrofes: “Confinia hujus provinciae funt Prov. Castellae, & Valentiae”.

Para concluir, es preciso recalcar la importancia del “Atlas de los Capuchinos” porque marcó el estilo de las obras cartográficas posteriores de temática eclesiástica. A la vez, la novedad técnica y sistemática de este atlas reside en la aplicación de nuevos procesos de cálculos trigonométricos empleados por geógrafos y cosmógrafos franceses, convirtiendo a esta obra en unos de los principales y más avanzados resultados de la cartografía científica occidental de ese momento. En la introducción de la obra Cassinis confirma lo expuesto: “nunc vero iterata delineatione super novissimas orbium caeslestium observaciones” (pero ahora con un esquema renovado sobre las últimas observaciones de los mundos celestiales).

Autor: José Carlos Posada Simeón


Fuentes

MONTECALERIO, Joannis A., Chorographica descriptio provinciarum, et conventuum Fratrum Minorum S. Francisci Capucinorum…, 1649. En Biblioteca Nacional de Portugal. Disponible en línea.

MONTECALERIO, Joannis A., Chorographica descriptio provinciarum, et conventuum Fratrum Minorum S. Francisci Capucinorum…1712. En Franciscan Institute Library. Disponible en línea.

Bibliografía

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GRASS CASANOVAS, Maria Mercè, “La Cartografia en els ordes religiosos a l’època moderna: l’atles de les províncies del Carmel Descalç”, en Treballs de la Societat Catalana de Geografia, 65, 2008, pp. 406-416.

HARLEY, J. B., “Silences and Secrecy: The Hidden Agenda of Cartography in Early Modern Europe”, en Imago mundi, 40/1, 1988, pp. 57-76.

POSADA SIMEÓN, José Carlos, “Representación cartográfica de los asentamientos humanos en los mapas de Andalucía de los siglos XVI-XVIII”, en Estudios Geográficos, 80/287, 2019, pp. 1-18.

SIERRA DE MANRESA, Valentí, “Aportació dels framenors caputxins a la cartografia europea (segles XVII i XVIII)”, en Analecta Sacra Tarraconensia, 84, 2011, pp. 5-14.

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