Nacido en Granada, probablemente en 1503, Diego Hurtado de Mendoza era hijo de Íñigo López de Mendoza, conde de Tendilla y Capitán General de Granada, y de su segunda esposa, Francisca Pacheco. Se conocen pocos datos de su infancia, formación y experiencia militar. Es posible que estudiara en Salamanca, Siena y Padua y que participara en la conquista de Túnez en 1535. En 1536 comienza su carrera diplomática con una breve misión en Inglaterra. Tres años más tarde, ocupa el puesto de embajador de Carlos V en Venecia donde permanecerá hasta 1547. En esos años se forja una justa fama de bibliófilo, poeta, cortesano, coleccionista de antigüedades, gran conocedor de Aristóteles y mecenas de artistas, escritores y humanistas españoles e italianos, así como de diplomático duro, astuto y hábil.

En 1545 representa brillantemente al Emperador en el Concilio de Trento. Dos años más tarde es nombrado embajador en Roma y gobernador militar de Siena. En estos años, Mendoza, aliado de Ferrante Gonzaga y protegido por Antonio Perrenot de Granvela, encarna la política imperial más expansiva y autoritaria, enfrentándose a los papas Paulo III y Julio III, así como a buena parte de las más poderosas familias gobernantes italianas. En 1552, los franceses invaden Siena en apoyo de una conjura ciudadana antiespañola. La pérdida de Siena supuso la caída en desgracia de Mendoza en Italia.

Durante los primeros años del reinado de Felipe II, Don Diego ejerció de proveedor de armadas y desempeñó algunas misiones diplomáticas menores, muy lejos del esplendor de sus años en Venecia y Roma. Pero en 1568, a causa de un incidente con Diego de Leyva en palacio, es desterrado a Granada, tras unos meses de encierro en la Mota de Medina del Campo. Hurtado de Mendoza permaneció en Granada desde 1569 hasta 1574.

Pocos meses antes de su llegada a la ciudad, había estallado el levantamiento de los moriscos de las Alpujarras, al mando de Aben Humeya. Tras el fracaso en la conducción de la guerra de su sobrino, el marqués de Mondéjar, y sus milicias concejiles y, posteriormente, del marqués de los Vélez con un ejército mantenido a su costa, el conflicto entraba en una nueva fase, ya definitiva, con la llegada de Don Juan de Austria y Don Luis de Requesens al mando de un ejército profesional procedente de Italia que derrotó a los moriscos en 1571.

En estos años de destierro en Granada y en una situación personal de aislamiento y abatimiento, Hurtado de Mendoza escribe Guerra de Granada, una dura monografía de la guerra de los moriscos, inspirada en los modelos clásicos latinos de Tácito y Salustio, y documentada con su conocimiento directo de la rebelión, sus causas próximas y remotas, así como de las autoridades que llevaron el peso de la campaña en el bando cristiano. Pero la perspicacia del viejo embajador supo también descubrir las tensiones que latían bajo la guerra: en primer lugar, la pugna existente entre la aristocracia feudal andaluza y el pujante cuerpo de letrados que, apoyado por la Monarquía, aumentará su poder no solo en el ámbito político y administrativo sino también en el militar; en segundo lugar, la rivalidad por el favor de Felipe II entre las facciones de poder albista y ebolista; finalmente, la tensión entre Granada y Sevilla, las dos grandes ciudades andaluzas de la época; la decadencia de la primera, apuntalada por la guerra morisca, y el crecimiento imparable de la segunda. Las descripciones corográficas de ambas ciudades destacan en Guerra de Granada tanto por la precisión de los datos aportados como por el contraste social y político que Mendoza establece entre ellas.

Aunque la primera edición de Guerra de Granada es de 1627, la obra se difundió ampliamente en forma manuscrita desde el momento de su composición. Su influencia fue decisiva en Historia de la rebelión y castigo de los moriscos del reino de Granada de Luis Mármol Carvajal, Crónica de los moros de Granada de Jaime Bleda, Antigüedades y excelencias de Granada de Bermúdez de Pedraza y La Austriada de Juan Rufo, entre otras obras importantes sobre Granada y la rebelión de las Alpujarras.

Terminada la guerra, Don Diego, después de arduas negociaciones, consiguió regresar a Madrid en 1574, aunque con la prohibición de acercarse a la corte. En el perdón real resultó decisivo el interés de Felipe II por hacerse con la valiosa biblioteca del granadino para El Escorial. Con la salud ya muy debilitada y tras la amputación de una pierna, Diego Hurtado de Mendoza murió en Madrid el 14 de agosto de 1575.

Si como político y diplomático la figura de Diego Hurtado de Mendoza es controvertida, como humanista, poeta e historiador su relevancia en la cultura española del siglo XVI es indiscutible. Junto a Garcilaso de la Vega y Juan Boscán, fue decisivo en la introducción de los metros italianos y la poesía petrarquista en España, pero también fue fundamental en la renovación poética de los géneros neoclásicos en lengua castellana, con el cultivo sobresaliente de la epístola horaciana en tercetos y la fábula mitológica con su “Fábula de Adonis, Hipómenes y Atalanta” en octavas reales. También fue estimado por su poesía castellana, así como por una poesía burlesca y erótica que adelantaba algunos motivos que se desarrollarían posteriormente en el Barroco. Durante mucho tiempo se le ha atribuido la autoría del Lazarillo de Tormes, si bien no hay, por el momento, ninguna prueba fidedigna de dicha autoría.

 

Autor: Juan Varo Zafra


Bibliografía

DÍEZ FERNÁNDEZ, José Ignacio, “Hurtado de Mendoza, Diego”, en JAURALDE POU, Pablo (dir.), Diccionario Filológico de Literatura Española. Siglo XVI. Vol. 1, Madrid, Castalia, 2011, pp. 509-525.

GONZÁLEZ PALENCIA, Ángel y MELE, Eugenio, Vida y obras de Don Diego Hurtado de Mendoza, 3 vols., Madrid, Instituto Don Juan de Valencia, 1941, 1942, 1943.

HURTADO DE MENDOZA, Diego, Guerra de Granada, edición de Bernardo Blanco-González, Madrid, Castalia, 1996.

HURTADO DE MENDOZA, Diego, Poesía completa, edición de José Ignacio Díez Fernández, Sevilla, Fundación Lara, 2007.

HURTADO DE MENDOZA, Diego, Cartas, edición de Juan Varo Zafra, Granada, Universidad de Granada, 2016.

VARO ZAFRA, Juan, Don Diego Hurtado de Mendoza y la Guerra de Granada en su contexto histórico, Valladolid, Universidad de Valladolid, 2012.

Visual Portfolio, Posts & Image Gallery para WordPress