A finales del s. XV y principios del s. XVI Andalucía afronta una serie de cambios a nivel económico, político y social que indefectiblemente conllevan la modificación de los planteamientos artísticos vigentes hasta el momento, debido a que en 1492 se producen tres hechos claves: la conquista del Reino de Granada por parte de los Reyes Católicos, el descubrimiento de América y la publicación de la Gramática Castellana de manos de Antonio de Nebrija.

Al igual que en España y a diferencia, por ejemplo, de Italia, los estamentos que acogen y desarrollan el arte del Renacimiento serán la corte, la iglesia y la nobleza, destacando respectivamente personalidades como Carlos V o Francisco de los Cobos. Pues, tal y como señalan Víctor Nieto, Alfredo J. Morales y Fernando Checa en Arquitectura del Renacimiento en España. 1488-1599, el Renacimiento en Andalucía formula una nueva imagen de poder por parte de la corona a partir de las intervenciones desarrolladas por Carlos V en Granada.

Por ello, aunque los presupuestos del Renacimiento español permean en Andalucía, como la inspiración en la antigüedad clásica, el desarrollo horizontal, los elementos decorativos, la perspectiva o el aumento del prestigio social del arquitecto, encontramos algunas características motivadas por su idiosincrasia con motivo de las relaciones con Iberoamérica; de la pervivencia de elementos góticos y mudéjares combinados con los renacentistas y cambios en el último periodo del Renacimiento con respecto al resto de España, pues el manierismo entra con más fuerza y se deja a un lado el estilo herreriano que tendrá mayor arraigo en el área de influencia cercana a la corte. Otro de los aspectos a destacar es el hecho de que con mas, como puede ser el caso de Sevilla, Granada y sobre todo Úbeda y Baeza en Jaén, o con menos, como corresponde al caso de Almería, todas las provincias poseen ejemplos representativos de este estilo, demostrando la fuerza y acogida del mismo por todo el territorio.

Al igual que sucede a nivel nacional, y a grandes rasgos, podemos dividir el desarrollo de la arquitectura del Renacimiento en Andalucía en tres periodos: el primer renacimiento, conocido con el nombre de estilo plateresco; el clasicismo renacentista o estilo purista, y el bajo renacimiento en el que en Andalucía se acoge el manierismo.

En este estilo se levantan edificios y complejos de todo tipo, relacionados con el mundo civil o religioso como iglesias, catedrales, con sus respectivos retablos, palacios, hospitales, estructuras conmemorativas, carnicerías, alhóndigas, audiencias, fuentes, etc.

El plateresco supone la llegada a Andalucía del nuevo estilo. La denominación deriva de la comparación realizada por Ortiz de Zúñiga con el trabajo de un orfebre y recalca el hecho de que el nuevo estilo se utiliza en estructuras góticas que se revisten con elementos decorativos renacentistas tales como grutescos, guirnaldas, bucráneos, tondos, etc. Ejemplos de ello son la Casa Consistorial de Sevilla, obra de Diego de Riaño, fundamentalmente en la fachada que mira a la Plaza de San Francisco, la Casa de Pilatos de Sevilla, la Casa del Pópulo de Baeza, el Palacio de la Calahorra o el Palacio de Vélez Blanco.

A mediados del s. XVI la concepción espacial en edificios ya de nueva planta realizados por arquitectos formados en Italia, o bajo los presupuestos del Renacimiento, se imponen frente al uso de elementos decorativos. Ejemplo de ello es la intervención de Pedro Machuca en la Alhambra con la construcción del Palacio de Carlos V que, junto a la intervención en la Catedral de la ciudad, demuestran el interés del emperador por transformar la misma. Pese al carácter itinerante de su corte, plantea un nuevo orden clásico con la inserción del Pilar de Carlos V o la Puerta de las Granadas sirviendo como modelo de renovación urbana.  En este período cabe destacar la construcción de la Catedral de Jaén, el arranque de la construcción de la Catedral de Málaga o La iglesia del Salvador en Úbeda.

El último período recibe, a nivel nacional, el nombre del arquitecto que, bajo mandato de Felipe II, desarrolló un estilo sobrio siguiendo los preceptos del rey y del espíritu de la contrarreforma. Se trata de un estilo que aboga por reducir los elementos decorativos y conceder primacía a los elementos estructurales desnudos. Así, es Juan de Herrera el encargado de realizar los planos de la Antigua Casa Lonja de Sevilla y, tal y como señala Enrique Pareja, a partir de la traducción llevada a cabo por Lázaro Velasco, se manifiesta arquitectónicamente en las obras de Hernán Ruiz y Alonso de Vandelvira y en diseños civiles como el Palacio de los Agreda en Granada. Ahora bien, como hemos señalado con anterioridad, el manierismo se desarrolla con fuerza en Andalucía dando lugar a La iglesia de Santo Domingo o la Casa de los Pardo, ambas en Antequera o el Palacio de los Marqueses de Caicedo en Granada y la Chancillería de Granada.

En lo que respecta a los arquitectos cabe destacar en esta Escuela dos centros, el de Granada y el de Sevilla. Al primero pertenecen Diego de Siloé con obras como la Catedral de Granada, el Monasterio de San Jerónimo de Granada y Andrés de Vandelvira arquitecto de la Catedral de Jaén, el Hospital de Santiago en Úbeda o el Palacio Vela de los Cobos en la misma ciudad. Por otro lado, en el segundo destaca Hernán Ruiz II que intervino en Huelva, Sevilla y Córdoba siendo maestro mayor de la Catedral de Sevilla. En la última etapa destaca en Jaén, la figura de Francisco del Castillo con obras de la talla de la Cárcel y Cabildo de Martos. De los tres primeros Alfredo J. Morales destaca su amplia producción y el hecho de que crearan escuela, lo que ayudó a codificar lenguajes arquitectónicos.

En la actualidad la arquitectura del Renacimiento en Andalucía sigue siendo objeto de estudio, de reflexión y análisis, además de constituir un referente nacional e internacional del estilo que permite seguir suscitando interés en la sociedad. 

 

Autora: Julia García González


Bibliografía

AMPLIATO BRIONES, Antonio Luis, Muro, Orden y Espacio en la arquitectura del Renacimiento Andaluz. Teoría y Práctica en la obra de D. Siloé, A. Vandelvira y H. Ruiz II, Sevilla, Universidad de Sevilla, Consejería de obras públicas y transportes, 1996.

CHUECA GOITIA, Fernando, Ars Hispaniae, Historia Universal del Arte Hispánico. Vol 11. Arquitectura del s. XVI, Madrid, Editorial Plus Ultra, 1953.

NIETO, Víctor, MORALES, Alfredo J. y CHECA, Fernando, Arquitectura del Renacimiento en España 1488-1599, Madrid, Cátedra, 1989.

PAREJA LÓPEZ, Enrique (dir.), Historia del Arte en Andalucía. El Arte del Renacimiento. Urbanismo y arquitectura, Sevilla, Gever, 1991, vol. IV.

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