En 1552 el dominico Fray Bartolomé De Las Casas (1475-1566) publicó la Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias sin permiso del Consejo de Indias la institución que -entre otros asuntos- revisaba y censuraba qué obras históricas y crónicas se podían publicar con permiso real. La Brevísima es una de las obras más polémicas que se han escrito sobre el periodo de la Conquista española hasta nuestros días. Tal es así que la Brevísima y Las Casas siguen suscitando una gran controversia y repercusión tanto en el ámbito académico, político y de la social actual.
Bartolomé de Las Casas, primero encomendero y después fraile dominico, se caracterizó por defender a los indios de las injusticias que sufrían, criticó a la monarquía española por no defenderlos de los conquistadores españoles que los explotaban a través de la institución de la encomienda. El objetivo de Las Casas era que se hicieran públicas dichas circunstancias para que la monarquía reaccionara y las políticas de la corona consiguieran verdaderamente reducir la injusticia sobre los indios. Esta argumentación tan polémica ha creado con el paso de los siglos un tipo de “desinformación cultural” que solo puede ser comprendida por los contextos conflictivos en los que se produjo y fue (re)utilizada. Primero, el tiempo en el que Las Casas vivió. Segundo, la posterior difusión de su obra como medio de manipulación e interés político de editores franceses, holandeses e ingleses frente a los intereses de la monarquía española desde el siglo XVI en adelante. Tercero, los virreinatos americanos al justificar su malestar y propósitos independentistas frente a la monarquía española en los siglos XVIII-XIX. Finalmente, cualquier actor social o político que desde la contemporaneidad haya tratado la Conquista como un “genocidio”, sin atender a los criterios históricos e historiográficos con los que deben ser atendidos Bartolomé de Las Casas y la Breve Relación de la Destrucción de las Indias.
Pero, ¿qué es la desinformación? En los últimos años hemos oído hablar mucho en los medios de comunicación de lo perjudicial que es. A pesar de parecer un concepto novedoso, no lo es. Tanto en el pasado como en la actualidad, las sociedades se han servido de ella para defender distintos tipos de intereses desde lo social hasta lo político. Como característica general la desinformación suele compartirse con la intencionalidad de dañar, aunque existen dos subtipos menos conocidos: la misinformation o información incorrecta y la malinformation o mala información. La primera se refiere al contenido falso compartido por una persona o grupos de personas que no saben que el contenido es falso o engañoso. La segunda es información auténtica que se comparte con la intención de dañar. Estas definiciones tienen mucho que ver con la forma en que la monarquía española intentaba establecer los tipos de información para conocer qué sucedía en las Indias y así organizar mejor las formas de gobierno. Desde este punto de vista el trabajo de Brendecke es fundamental ya que distingue entre los procesos de comunicación de información de manera vertical y la producción del saber empírico dirigido desde las instituciones hacia el rey. Para ello era imprescindible lo que el autor llama la «política comunicativa triangular» que admitía grupos distintos de informantes (que mentían o hablaban tácticamente) mediante información interesada para mostrar su lealtad o la deslealtad de otros al rey. Este sistema de comunicación de información tiene un importante potencial desinformativo como sucedió con la Brevísima Relación del dominico Las Casas.
Para conjugar dichos tipos de desinformación sobre la Conquista y hacerla comprensible, es necesario tener en cuenta cuatro cuestiones importantes para entender la desinformación: 1) Esta obra no puede ser considerada histórica porque no cumple algunos de los criterios de escritura histórica establecidos en el siglo XVI, incluso comparada con otros trabajos que Las Casas escribió. Aunque sí tiene una gran relevancia historiográfica, además por su tono denunciatorio. 2) La repercusión que tuvo el escrito original y los continuos cambios realizados desde el mundo editorial de las potencias enemigas de la monarquía española. 3) La censura de la obra por la Inquisición española a mediados del siglo XVII. 4) Los ataques del independentismo americanista a través de dicha obra a la monarquía española en los siglos XVIII y XIX.
En primer lugar, el propio Las Casas reconocía en su prólogo de la Brevísima Relación, “es una muy difusa historia que de los estragos y perdiciones se podría y debería componer”. Desde este punto de vista, la Brevísima no cumple con los criterios básicos que imponía la historiografía del siglo XVI para llegar hasta la verdad. En general, el manuscrito carece de un lenguaje preciso en cuanto a los nombres de los españoles que cometían “atrocidades” contra los indios. Por otro lado, Las Casas no sigue los escritos de autoridades que le den credibilidad histórica a su obra. Es decir, se basa en que lo ha visto y vivido como único elemento para establecer la credibilidad y veracidad de sus argumentaciones. Además de no buscar el rigor historiográfico, se centra en las emociones que puede producir su escrito a través de descripciones “Y cosa fue ésta maravillosa: que iban los españoles a los pueblos donde hallaban la pobres gentes trabajando en sus oficios, con sus mujeres e hijos seguros, y allí los alanceaban y hacían pedazos”. Por otro lado, Las Casas dirige la Brevísima Relación a los lectores, no al rey como estaba estipulado. El interés del dominico era que su obra sirviera para revelar los crímenes perpetrados durante la conquista aunque, paradójicamente, lo hace para reivindicar la grandeza de España, que sólo se recobrará si se corrigen los errores del pasado. Para conseguir su objetivo era necesario que el manuscrito trascendiera las fronteras de la monarquía y para ello la imprimió sin el permiso real en una imprenta sevillana en 1552.
En segundo lugar, a partir de esa edición, comenzó el periplo de tres siglos de la Brevísima Relación por diferentes imprentas europeas. Desde el siglo XVI, la imprenta se fue convirtiendo en un medio de difusión del conocimiento a través de libros que poco a poco llegaron a un público menos restringido. En el caso de la Brevísima Relación ya había 12 ediciones en diferentes idiomas circulando por Francia, Holanda, Alemania para el 1600. Evidentemente se trataban, en algunos casos, de naciones enemigas de España como Holanda y Francia que utilizaron el libro con propósitos políticos. Desde este punto de vista, la principal reivindicación política del dominico al publicar su obra se fue difuminando. La falta de información de lo que sucedía en las Indias fue el mejor caldo de cultivo para que la lectura de la Brevísima Relación se sacara de contexto y se dieran diversos procesos desinformativos. Por ejemplo, en la primera traducción francesa, el traductor no puso en duda los relatos de Las Casas. Es decir, la información incorrecta del relato del dominico pasó a convertirse en desinformación intencional cuando la primera traducción al francés (1578) de la Brevísima realizada por Jacques de Miggrode, súbdito de los Países Bajos, incitó a sus compatriotas a librarse del dominio de los españoles. El argumento principal consistió en tergiversar el verdadero mensaje de llamada de atención a la corona, transformándolo en que si un español había escrito en contra de sus propios compatriotas y de la monarquía, ¿a qué esperaban ellos? Por otro lado, Miggrode hizo un prólogo más amplio que el de Las Casas, añadió un soneto y otros elementos que sirvieron de referencia para siguientes traducciones en el siglo XVII. Esta forma de presentar la Brevísima Relación suponía condicionar la forma de leer el manuscrito y, por lo tanto, se convertía en la forma de desinformación más conocida como es la manipulación. En gran medida la circulación de la obra y sus diferentes traducciones por Europa dio lugar a lo que hoy día se conoce como “Leyenda Negra”. Debido a que gran parte del público todavía no tenía acceso a la obra de Las Casas, el grabador y editor holandés Teodoro de Bry en su colección Grandes y pequeños viajes sobre las Indias (1588-1598) extendió y popularizó la crítica lascasiana con el mensaje deformado.
En tercer lugar, la intencionalidad de los autores y traductores europeos de la Brevísima Relación pueden ser vistos desde una óptica parecida a la que la Inquisición española sometió al manuscrito del dominico a mediados del siglo XVII. El papel fundamental de la Inquisición fue abordar primero la “buena mala intención” por parte de Bartolomé de Las Casas al escribir la Brevísima Relación, persiguiendo un “buen fin”; segundo, la “validez temporal” de dicho propósito, teniendo en cuenta que muchos de los abusos como la esclavitud hacia los indios y la encomienda ya se habían corregido, al menos legalmente. La mejor opción era censurar la obra, principalmente para evitar la peligrosa manipulación por parte de los protestantes europeos. Pero, sobre todo, para evitar que se siguiera una práctica muy común de la escritura en la Europa de los siglos XVI y XVII: forzar una memoria de cosas, ideas y personas a través del conocimiento de sus acciones, sentimientos y pasiones. Precisamente la expansión de la Brevísima estaba creando esa memoria negativa hacia las actuaciones de la monarquía española. Ciertamente la obra de Las Casas pasó a engrosar la lista de los libros prohibidos en 1659 y volvería a tener fuerza en los contextos de la ilustración y las independencias hispanoamericanas.
En cuarto lugar, en el siglo XVIII, el enciclopedismo francés se sirvió de esta obra para atacar la política colonial española. Por otro lado, Fray Servando Teresa de Mier fue uno de los máximos representantes del pensamiento independentista latinoamericano que se inspiró en la figura de Las Casas y utilizó la Brevísima para justificar la independencia en el siglo XIX. Fray Servando utilizó la idea de la opresión de los españoles hacia los americanos. Un argumento creado desde mediados del siglo XVI por el sentir criollo que también fue permeado en el imaginario hasta constituirse como un relato apasionado que justificaría los intereses independentistas. Estas ideas se observan en dos de sus obras: Primera y Segunda carta de un americano (1811-1812) y a su Historia de la revolución de la Nueva España (1813).
Si bien Las Casas consiguió que su mensaje crítico trascendiera más allá de los oídos del monarca como una forma de presión pública para que reformara sus políticas. Su mensaje original y el contexto en el que fue escrito se fueron deformando, a veces de manera intencional y otras, seguramente, sin saberlo. Los contextos políticos mencionados permitieron que la Brevísima Relación se utilizara para que diferentes actores sociales y políticos internacionales construyeran una imagen que hoy día perdura sobre las actuaciones de los españoles en América y no sobre la necesidad de cambiar las políticas que buscaba Bartolomé de Las Casas.
Autora: Magdalena Díaz Hernández
Fuentes
DE LAS CASAS, Bartolomé. Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias, 1552. En Biblioteca Virtual de Cervantes.
Enlaces
El sistema de encomienda en la América Colonial” (s.XVI-XVIII)
¿Hubo genocidio en América por la conquista española?
Geografía contrastada de la lectura en la Edad Moderna
Colección de Grandes y pequeños viajes sobre las Indias (1588-1598, de Teodoro de Bry. En Biblioteca Virtual de Cervantes.
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