El Archivo General de Indias constituye uno de los mejores exponentes del riquísimo Patrimonio Documental de España y sus fondos, centrados en su vinculación con América y Filipinas, son uno de los más importantes del mundo.

Los documentos del archivo son los producidos por las instituciones creadas por la monarquía hispánica para el gobierno y administración de los territorios de ultramar.  

En el siglo XVIII, la vieja Casa Lonja de Sevilla fue escogida por los colaboradores ilustrados cercanos a Carlos III, para sede del Archivo General de Indias, debido fundamentalmente a dos razones que enmarcan la fundación del Archivo General de Indias. Por una parte, la falta de espacio en el Archivo General de Simancas, archivo central de la monarquía hispánica desde el siglo XVI; y, por otra, el deseo de escribir una historia de la colonización española que diera respuesta adecuada a los últimos escritos extranjeros sobre el tema. En este sentido, en 1779, el Cosmógrafo Mayor de Indias, Juan Bautista Muñoz, presenta al rey el proyecto de escribir una Historia General de América, este proyecto surge como réplica al recrudecimiento en Europa de la denominada leyenda negra sobre la historia española, principalmente las obras sobre Historia de América de Raynal (Amsterdan, 1770) y Roberston (Londres, 1777), obras que, según José de Gálvez, Secretario de Estado del Despacho Universal de Indias, presentaban una ofensa para el honor español. Por eso surge la conveniencia de escribir una historia que, según estos ilustrados, fuera bien informada que diera la respuesta adecuada a lo que ellos pretendían que era enaltecer el prestigio de la monarquía hispánica.

Para escribir esta obra era necesario reunir la documentación relativa a América en un solo lugar debido a que se hallaban dispersos en los repositorios documentales de Simancas, Madrid, Cádiz y Sevilla. De ahí que Juan Bautista Muñoz iniciara un peregrinaje por las distintas ciudades españolas, principalmente Madrid, Cádiz y Sevilla para encontrar el sitio adecuado para conservar dicha documentación. Ambos personajes, esto es, Juan Bautista Muñoz y José de Gálvez, decidieron que el lugar más adecuado que se debería de ubicar en Sevilla y, más concretamente, en la antigua Casa Lonja de Mercaderes, liberando así espacio en el Archivo General de Simancas para nuevas remesas y para organizar mejor los documentos indianos. Este edificio fue el elegido para albergar el Archivo General de Indias debido a varias razones, entre ellas, sus bellas proporciones arquitectónicas, pero, sobre todo, su practicidad, ya que estaba fuera del peligro de fuego porque no tenía techumbre de madera, sino que contaba con paredes y techos de piedra, además de que estaba lo suficientemente alejado del agua lo que suponía que las crecidas del Guadalquivir no lo alcanzaran.

En palabras del propio Juan Bautista Muñoz de 31 de julio de 1787 exponía así su proyecto:

Representé al Rey la necesidad de escribir una Historia General de Indias autorizada con documentos seguros e incontestables. A consecuencia Su Majestad me honró con esta comisión y empecé a reconocer varios Archivos de esta Corte pertenecientes al departamento de Indias. Muy presto eché de menos la falta de papeles antiguos y la necesidad de buscarlos principalmente en Simancas, Sevilla y Cádiz […] qué gran bien produciría el establecimiento de un Archivo general donde se hallasen unidos y ordenados. 

La obra de Juan Bautista Muñoz llamada Historia del Nuevo Mundo tenía 95 volúmenes, de los que solo 76 se conservan actualmente en la Real Academia de la Historia con el nombre de Colección Muñoz.

A finales del siglo XVIII, se realizan las obras para acondicionar y adaptar el antiguo edificio de la Casa Lonja a la nueva funcionalidad de archivo. El 21 de junio de 1784 se dan por José de Gálvez las Reales Órdenes para que en Sevilla desalojen la parte alta de la Lonja las once familias que allí habitaban en sus respectivas casas de vecinos y para que se den comienzo las obras. También se expiden las correspondientes normativas para que se organicen y preparen los cajones con papeles indianos de Simancas (Archivo General de Simancas), Cádiz (Casa de la Contratación) y Madrid (Consejo de Indias, Secretaría de Estado y Despacho de Indias) para trasladarlos a Sevilla. Por lo que es en 1785 cuando llegan los primeros documentos del Archivo General de Simancas, en 1787 se terminaron las obras y en 1790 se publican las Ordenanzas para su gobierno. 

En una carta de Antonio de Lara y Zuñiga, Intendente del Archivo, que dirige al Secretario de Indias, José de Gálvez. Sevilla, se muestra la llegada de los primeros documentos del Archivo General de Simancas al Archivo General de Indias:

Ayer día 14 a las cinco menos cuarto de la tarde, sin noticia ni aviso anterior alguno, llegaron a la Casa Lonja de esta ciudad, donde me hallaba a la sazón, 11 carros de papeles, los que se han colocado en la pieza destinada a este fin del mejor modo posible, porque algunos vienen muy maltratados. Se pondrá el mayor esmero en su custodia.

Una de las principales operaciones de reforma en el momento de la adaptación del edificio de la Lonja para Archivo, junto con la eliminación de los muros que separaban los trece salones que componían las fachadas Norte, Este y Sur del edificio en su planta alta, fue la escalera principal. El arquitecto de la escalera fue Lucas Cintora, sustituyendo peldaños y barandas y decorándola con mármoles rojos y negros, que hoy en día sigue destacando por su singularidad y belleza.

La adaptación de la Lonja para archivo supuso también la dotación del mobiliario necesario para la conservación de documentos. Para ello, Juan Bautista Muñoz eligió la caoba y el cedro macho traídos de Cuba para que las maderas sean duraderas y bellas “principalmente en este país donde reinan con exceso humedades y calores”. Juan de Villanueva, autor de los diseños finales, pensó, por el contrario que, como hizo Juan de Herrera en el Archivo General de Simancas, se debían hacer de yeso. Sin embargo, ya era tarde porque la caoba y el cedro, encargados de Cuba, ya estaban en España, así que fueron realizados en madera. Fue en estas estanterías donde se situaron los documentos en las carpetas que cubren los legajos que se realizaron para la Exposición Iberoaméricana de 1929 con un bello diseño realizado por Hohenleitter, que incluía la simbología heráldica de Sevilla y del Archivo, que reflejan su carácter ultramarino. Hoy en día continúan siendo un complemento adecuado de las estanterías de caoba, aunque desprovistos de los documentos que se custodian en el depósito del archivo.

Y es así debido a un conjunto de elementos como se decide crear el Archivo General de Indias a finales del siglo XVIII. En el momento de su fundación el archivo ocupa sólo la planta alta, continuando la baja en manos del Consulado de Mercaderes. La falta de espacio, que desde los primeros momentos echa en falta el archivo, va a impulsar su expansión a costa de sus vecinos de planta baja, con las consiguientes protestas.

En el siglo XX, el Archivo General de Indias se quedó como único inquilino del edificio de la antigua Casa Lonja, tras la salida de la Junta de Obras del Puerto y la Cámara de Comercio, en 1913 y 1974 respectivamente. En 1975 el Archivo se hace con la totalidad del edificio, tras salir del mismo la Cámara de Comercio. En 1999 se le cede la Cilla del Cabildo, que antes fue Museo de Arte Contemporáneo, donde actualmente se encuentra la Sala de Investigadores, la Biblioteca y otras dependencias administrativas, quedando, a partir de entonces, el edificio de la Casa Lonja como depósito documental y edificio histórico.

En cuanto a la documentación, siguieron llegando remesas de papeles de los territorios ultramarinos hasta finales del siglo XIX. Es en esta época cuando comienza el acceso de investigadores, y uno de los primeros americanos que lo hizo fue Washington Irwing en 1828-1829 para trabajar sobre los viajes de Colón. Siguieron luego autorizaciones a investigadores latinoamericanos y a diplomáticos que venían a documentar sus litigios fronterizos.

El Archivo General de Indias constituye un importante depósito de documentación histórica relacionada con la administración hispánica en América y Filipinas. Los más de 43.000 legajos de documentos que conserva son el alimento fundamental de cientos de investigadores que se desarrollan a diario en su Sala de Investigación.

Los fondos documentales del Archivo General de Indias se organizan a través instituciones metropolitanas como eran el Consejo de Indias, la Casa de la Contratación, los Consulados, la Dirección General de Correos, el Tribunal de Cuentas y la Real Compañía de La Habana; instituciones coloniales como era la Capitanía General de Cuba y Ministerio de Marina de La Habana; archivos particulares como los de los Duques de Veragua, el de Fernando de Abascal que fue virrey del Perú, y el de Camilo García García Polavieja que fue capitán general primero en Cuba y luego en Filipinas; otros fondos y colecciones como la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla y la colección de objetos mexicanos del Duque de Montpensier; y, secciones facticias como las de Mapas y Planos y la de Títulos de Castilla.

Por último, cabe mencionar que el Archivo General de Indias contiene una relación de documentos inscritos en el Registro de Memoria del Mundo de la Unesco, que fue una iniciativa internacional propulsada y coordinada por la Unesco desde 1992 con el fin de procurar la preservación y el acceso del patrimonio histórico documental de mayor relevancia para los pueblos del mundo, así como también promocionar el interés por su conservación entre los estados miembros. Dichos documentos son el Tratado de Tordesillas, Patrimonio documental propuesto por España y recomendado para su inclusión en el Registro de la Memoria del Mundo en 2007, las Capitulaciones de Santa Fe en 2009, materiales relativos a la misión Keicho a Europa (Japón y España) en 2013 y vocabularios de lenguas indígenas del Nuevo Mundo traducidos al español en 2015.

 

Autora: Rocío Moreno Cabanillas


Fuentes

Ordenanzas para el Archivo General de Indias, Madrid, Imprenta de la viuda de Ibarra, 1790.

Bibliografía

Archivo General de Indias, La América española en la época de Carlos III,, Madrid, Dirección General de Bellas Artes y Archivos, 1986.

GONZÁLEZ GARCÍA, Pedro, MORALES, Alfredo J. y ROMERO TALLAFIGO, Manuel, Los archivos españoles: Archivo General de Indias, Barcelona/Madrid/Lunwerg, Dirección General del Libro, Archivo y Bibliotecas D.L., 1997.

MÉNDEZ ZUBIRÍA, Carmen, “La Casa Lonja y su transformación en Archivo de Indias”, en I Jornadas de Andalucía y América, Huelva, 1981, v. II, pp. 301-311.

SIMÓ RODRÍGUEZ, María Isabel, Archivo General de Indias, Madrid, Ministerio de Cultura, Secretaría General Técnica Subdirección General de Publicaciones, Información y Documentación, 2008.

TORRE REVELLO, José, El Archivo General de Indias de Sevilla. Historia y clasificación de sus fondos, Buenos Aires, Tall. Jacobo Penser, 1929.

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