Gramática del andaluz

La gramática de las hablas andaluzas es la gramática común a todas las variedades de la lengua española. Al contrario de lo que ocurre con la pronunciación, las hablas meridionales y atlánticas del español, y entre ellas las andaluzas, no presentan, desde el punto de vista gramatical, diferencias ni peculiaridades de entidad.

No hay, por tanto, una gramática andaluza, pues las diferencias que podemos observar son escasas, están muy localizadas tanto geográfica como socioculturalmente, sin alcanzar en ningún caso una difusión generalizada entre los hablantes (al contrario de lo que ocurría con la pronunciación). Algunos de los que se han señalado como rasgos gramaticales son, en realidad, hechos de pronunciación, como la igualación de ciertas formas verbales (tú/él viene), o del singular con el plural (el/los niño), a consecuencia de la caída de -s.

Tampoco en el nivel gramatical es cierto el tópico de que las hablas andaluzas son innovadoras. Junto a fenómenos ciertamente de carácter más avanzado (el uso de ustedes para el tuteo), encontramos otros conservadores (el uso de los pronombres lo/la/le), e incluso algunos arcaizantes.

1. Uso de los pronombres personales LO/LA/LE

En general se conservan los pronombres personales sin que el sistema pronominal LO/LA/LE se vea afectado del loísmo ni laísmo castellanos. Los usos loístas o laístas como ¿Qué la pongo señora? ¿un lenguadito?, hoy son absolutamente extraños en Andalucía. Sin embargo, el leísmo castellano, al menos para el complemento directo de persona, va avanzando entre los jóvenes y va siendo admitido con verbos de significado relacionado con lo personal (querer, sentir, recordar...). Hoy día, decir le quiero, le espero referidos a persona y masculino, ya no suenan tan extraños, y conviven con lo quiero, lo espero; aunque nunca se admiten para el CD de cosa en masculino (tu regalo le ha traído Juan es insólito en un hablante andaluz). Las encuestas realizadas con estos y otros verbos, entre jóvenes estudiantes de bachillerato, presentan ya una situación de alternancia y confusiones que hace tan solo una decena de años no se detectaba, y que está causada por la difusión del leísmo en los medios de comunicación.

2. Ustedes en lugar de vosotros

El uso de ustedes en lugar de vosotros tanto para el tuteo como para la cortesía, como pronombre personal de 2.ªa persona plural, aunque no es un rasgo general, resulta muy llamativo para los hablantes que no lo usan, y hoy ha pasado a formar parte también del estereotipo que desde fuera se ha ido formando sobre el andaluz.

Si observamos la repartición geográfica, este rasgo marca también la diferencia entre el oriente y el occidente de Andalucía. Está condicionado a la comunicación oral y al registro informal y coloquial, pero no se rechaza del todo en niveles socioculturales medios, al menos en Sevilla. Es muy frecuente en el occidente andaluz, excepto en el norte de las provincias de Córdoba, Sevilla y Huelva y la mayor parte de la provincia de Málaga. En hablantes jóvenes, escolarizados y urbanos es más escaso. No aparece en el oriente andaluz.[ver Mapa 5 (Ustedes / Vosotros)]

Ustedes puede combinarse con el verbo en 2ª persona: ustedes coméis, y también con la 3a persona: ustedes comen, tanto para el tuteo como para el respeto. Este rasgo no está homogéneamente repartido, ni aparece con fijeza. Su uso varía con el nivel sociocultural y se recoge siempre con variantes y vacilaciones, incluso en un mismo hablante. Por ejemplo: ¿ustedes vais al cine, o quieren quedarse en casa?. La consecuencia de este empleo de ustedes, en las zonas donde se registra, es el desuso de vosotros en el habla.

En niveles socioculturales bajos se puede recoger este uso de ustedes en combinación con el pronombre SE en lugar de OS: ¿Ustedes se creéis que yo no me entero?, aunque también se trata de hablantes que alternan en el habla ese uso con el de OS, incluso en una misma frase: ¿Os traéis a la niña o se la vais a llevar? (hablante rural), ¿Ustedes os vais o se quedáis aquí?(hablante sevillano de nivel bajo).

El desuso de vosotros en el occidente lleva consigo (aunque no siempre ni de manera regular) el desuso de vuestro. En el español general, su y suyo, para el uso de cortesía, se sustituyen a veces por de + usted/es: ¿es de usted(es) este coche?. Esos hablantes andaluces, por tanto, suelen utilizar también de + ustedes en lugar de vuestro para el tuteo. La sustitución del posesivo por de + pronombre personal parece haberse extendido a otras personas gramaticales: de nosotros en lugar de nuestro, etc. Se trata de usos que pueden encontrarse también en Canarias y América.

3. Otros rasgos

Otros rasgos que se han registrado no siempre suponen usos gramaticales específicos de Andalucía, ni constituyen por lo general alteraciones significativas:

  • Arcaísmos, reducidos a las zonas rurales y a los hablantes de mayor edad, así como a los niveles socioculturales más bajos. Es el caso del auxiliar SER en lugar de HABER para el pluscuamperfecto de subjuntivo: Si me fuera dado cuenta, yo fuera comprado el pan (la difusión geográfica de este hecho no está bien establecida). También son arcaizantes el uso de haber por hacer en frases temporales (ya hay tiempo que no viene); de ante infinitivo en frases como lo vi de venir, estoy deseandito de verte.
  • Usos vulgares que también podemos encontrar en el español vulgar de otras zonas. Por ejemplo, determinadas formas verbales como haiga por haya, venéis por venís, o al revés, comís por coméis..., véngamos y véngais por vengamos, vengáis (todas ellas propias de zonas rurales); díceselo por díselo;
    el orden de más nada o más nunca en lugar de nada más o nunca más (uso más bien del occidente, donde no suele ser considerado vulgar); me se en lugar de se me, te se en lugar de se te; las construcciones encima mía, delante tuyo/tuya, detrás suyo/suya, etc., en lugar de encima de mí, etc; el dequeísmo (creo de que, pienso de que...); contra más por cuanto más; el uso de caer por tirar (usual también en Extremadura y León)...

Estos usos que hemos calificado de arcaísmos o de vulgarismos no suelen sobrepasar el ámbito de las capas no instruidas, por lo que, con el avance de la escolarización, es de suponer que vayan desapareciendo en los jóvenes de las zonas donde se habían registrado.

4. Andalucismos gramaticales y español coloquial

No podemos confundir los usos propios del habla cotidiana de cualquier área hispanohablante con usos específicos de esa área. Así pues, algunos ejemplos de usos gramaticales que se reducen a la conversación coloquial dentro y fuera de Andalucía no se pueden registrar ni etiquetar como andalucismos, como a veces parecen creer los propios hablantes: Es más tonto que el que asó la manteca, como decimos en mi pueblo.

Antes de atreverse a considerarlos como tales habría que averiguar hasta qué punto son usados al mismo tiempo por el resto de los hispanohablantes.

5. La expresividad de la conversación

Como vimos en ciertos usos fonéticos, también la expresividad puede servirse de determinadas formas gramaticales, con las cuales el hablante marca o deja patentes su intención subjetiva, de realce o de acción sobre el receptor. Esta mayor tendencia a la expresividad que se ha señalado como característica de las hablas andaluzas no es en absoluto patrimonio exclusivo de Andalucía, a pesar del tópico de la gracia andaluza. Por ejemplo, en la frase: anda, madre, hoy no tengo ni un duro, ponme un kilo de jurelitos, que voy a disfrazarlos de merluza, recogida en el mercado de Córdoba, para dirigirse a la pescadera -que no es su madre-, tenemos un chiste pero, evidentemente, no un uso gramatical diferenciador, sino un recurso de esa expresividad (a la que contribuye también el uso del diminutivo). Sí es verdad que en la comunidad se cultiva y se aplaude la gracia en la conversación, y que es innegable un especial regusto en el juego lingüístico, pero de ningún modo descansan en usos lingüísticos exclusivos del andaluz.

Tampoco forma parte de una gramática andaluza sino de las técnicas del discurso coloquial la disposición de los elementos en la frase focalizando las palabras más relevantes o expresivas: Llover ha llovido, pero llover llover no ha llovido todavía; a la feria lo que hay que ir es sin niños. Ni tampoco la fraseología y el gusto por la exageración, por muy ingeniosas que sean, suponen fenómenos gramaticales específicos (aparte de que frases hechas las hay en todas partes): es más feo que el sargento de Utrera, que le dieron el bautismo con una caña.

Todo ello está vinculado de manera muy especial a la entonación, que como en cualquier variedad lingüística es la que marca más claramente esa intención del hablante. La entonación es lo que sirve de base, por ejemplo, al juego lingüístico, tan practicado por muchos andaluces, de la antífrasis, decir lo contrario de lo que realmente se quiere decir: no bebo yo na(da) (= yo bebo mucho), en segui(d)a te vas a enterar tú (= no te vas a enterar).