Son, no obstante, muy escasos los datos biográficos que tenemos del periodista y escritor liberal en los años absolutistas del reinado de Fernando VII, lo que nos hace pensar también en un silencioso y aparente retiro familiar en Málaga, donde junto con Madrid pasó la mayor parte de su vida, o de forma más probable en el exilio por haber servido al régimen constitucional[8]. Y buena prueba de ello sería en gran medida el exhaustivo conocimiento de la prensa inglesa (e indirectamente de la francesa[9]) que, como buen periodista, demuestra en la minuciosa documentación de su obra publicada bajo ambos seudónimos entre 1827 y 1828. Esto nos revelaría la existencia de una forzada estancia en la capital londinense durante los años posteriores al Trienio que, como en otros liberales españoles de su tiempo, podría haberse intercalado quizá con una etapa francesa. Sin embargo, su destierro no resulta tan evidente como en otros coetáneos de su tiempo[10]. Sí está claro que, en cualquier caso, su activismo liberal como periodista y escritor en el Trienio, así como en los últimos años de la Década Ominosa, dio paso, en su reaparición pública tras la muerte de Fernando VII, a un mayor protagonismo del hombre de Estado, combinando de esta forma su militancia en el liberalismo con el apoyo a su causa a través del proselitismo de su obra periodística e historiográfica.
[8] Núñez García (2012, p. 277) señala que fue desterrado de la capital de España mediante Real Decreto de 4 de octubre de 1823. Otras investigaciones apuntan claramente a la expatriación (Rull Sabater , 1991), aunque en este caso se retrasa su regreso a España a 1834, justo después de la muerte de Fernando VII (pp. 148-153). [9] Como hemos señalado, se sirvió de la prensa inglesa, fundamentalmente de The Times, como fuente coetánea de información internacional para documentar la contemporaneidad del conflicto europeo oriental, pero también, de forma más indirecta, de prensa francesa, especialmente de los artículos, panfletos y otros textos recopilados en el anuario parisino Annuaire Historique Universel […], dirigido por Charles-Louis Lesur entre 1818 y 1866 (Morfakidis Motos, 2017, pp. 154-155). [10] Se hace especialmente complicado verificar ciertos datos, llegando incluso a plantearse algunas dudas sobre su identidad. De hecho, con anterioridad al exilio que siguió al Trienio Liberal, se habla de la emigración un tal Josef de San Millán en torno a 1810, en plena Guerra de la Independencia, resaltándose su carácter afrancesado y su “tibieza” liberal (Caro Cancela, 2010, p. 494). Esto contrasta, no obstante, con el liberalismo exacerbado demostrado por San Millán y Coronel, y con otras versiones, también referidas en la misma obra, que mencionan su apresamiento y traslado a Francia como fruto de su aguerrida lucha contra los franceses, un rasgo común además en la familia de “los Sanmillanes” (Mendoza García, 2008). No es de extrañar pues que el trabajo de Caro Cancela cuestione si nos encontramos ante distintos hombres, sin descartar tampoco que se trate del mismo, lo que podría atribuirse a la más que habitual oscilación en este contexto decimonónico entre las diversas tendencias ideológicas liberales del momento. En este sentido, Gil Novales (2010), siguiendo a Hartzenbusch (1894, p. 26), atribuye a San Millán y Coronel su participación como redactor durante el Trienio Liberal, no solo en el exaltado El Espectador , sino también en el moderado (aunque también mostraría un liberalismo más radical) El Universal (Observador Español), de 1820-1823, que tendría en Martínez de la Rosa uno de sus principales redactores. El trabajo de Gil Novales tampoco aclara la referida cuestión de su identidad, llegando incluso a recoger hasta tres entradas diferentes (p. 2780) con el nombre de José de San Millán (en una añade el segundo apellido de Coronel), aunque reconociendo que al menos dos de ellas pueden referirse a la misma persona y aportando en las tres datos que en la investigación de Caro Cancela se atribuyen a San Millán y Coronel (pp. 494-496). Es igualmente posible que en una etapa posterior, a finales de la regencia de María Cristina de Borbón, entre 1839 y 1840, este tornara hacia un moderantismo coherente con sus cargos gubernamentales en este periodo (Núñez García, 2012, p. 278).