“Si a mí me hubiese importado la mala fama que tenían mis compañeros sobre mí, no hubiese trabajado”, afirma Mercedes. Gracias a que no le importó, se convirtió en una de las primeras mujeres en acceder a un puesto directivo en radio. Esto sucedió ya con la democracia, en los años 90. No obstante, reconoce que, si no es por la cuota, se lo hubiesen dado a uno de los quince hombres que estaban delante de ella en la lista y con la mitad de experiencia: “Tenía la sensación constante de tener que reivindicarme y todo ello con un agravante más en la Transición, que era el de ser andaluza”. A pesar de todo lo negativo a lo que se ha tenido que enfrentar, recuerda la Transición con emoción. A día de hoy, asegura que la profesión periodística es mejor desde que han llegado las mujeres por la frescura y transparencia que han aportado.
© Lola Cintado, en el centro de la fotografía, durante una rueda de prensa. Fotografía cedida por la entrevistada a Sara Díaz Ruz.
Lola Cintado fue una de las primeras periodistas en asumir puestos de dirección en la Transición, pero como ya hemos visto en otros casos, el camino hasta llegar ahí no fue sencillo. El primer obstáculo al que tuvo que enfrentarse fue la negativa de su padre para que estudiara una carrera universitaria: “fue complicado porque no me pagaba los estudios y tuve que estar trabajando para poder costearlos”. Aun así, se licenció en Periodismo en el año 1975 en la Universidad Complutense de Madrid, a distancia. Cuando estaba acabando los años de universidad, consiguió entrar como becaria en la Agencia EFE de Sevilla, donde se quedó y se consolidó. Eso sí, tuvo que hacer frente al paternalismo con la que la trataban sus compañeros: “Es muy peligroso porque parece que te quieren tutelar, que les estés agradecida y que no tengas criterio. El problema que tenemos es que nos daba miedo y pensábamos que nos darían la patada”. Ante esto, Lola asegura que no hay que huir: “Si estás convencida de que lo que haces está bien y de que lo que piensas es lo correcto, pues vas hacia delante; todo lo malo que te puede pasar, que es mucho, es que te lo cobren poniéndote etiquetas machistas. A mí me ha pasado”.