“La comunidad que realmente tuvo un rol inesperado y determinante por su desafío en este proceso autonómico fue Andalucía”
Ese apoyo decidido puede comprobarse en la postura de ABC de Sevilla, que no siguió la postura de la empresa matriz en Madrid – lo que le granjeó mayor rentabilidad al principio – y apoyó el proceso autonómico andaluz desde una posición no nacionalista (Ruiz Romero, 1998a). Antes que eso, la Cadena SER ya emitía el primer informativo regional gracias al impulso que Iñaki Gabilondo dio al sentimiento andaluz desde las ondas hertzianas (Cuadros, 2011). La UCD pidió de cara al referéndum que la emisora defendiera la abstención, cuestión a la que Gabilondo se negó (Martín, 1998).
Este hecho muestra lo relevante que sería Andalucía en la cronología de la Transición. El proceso autonómico andaluz reveló las contradicciones más esenciales de la UCD e inició el principio del fin de Adolfo Suárez (Herrero y Reguero, 2020). La imposición de unas duras condiciones de cara al referéndum – el ‘sí’ había de cumplirse con mayoría de votos en la mitad del censo en cada una de las provincias – provocó que la vía jurídica fracasara, pero lo cierto es que Andalucía había ganado la vía política (Ruiz Romero, 1998b), mucho más poderosa en ese momento. La UCD había buscado el boicot de un proceso – que al principio amparó – con eslóganes como “Andaluz, éste no es tu referéndum”. En Andalucía, pues, empezó el desmoronamiento del partido que condujo la Transición. Buena muestra es que en las elecciones municipales de 1979 no consiguió el gobierno en ninguno de los grandes municipios andaluces – aunque en algunos de ellos ganara las elecciones –, que quedaron repartidos entre PSOE, PSA y PCE.
Esta efervescencia periodística y autonómica no se tradujo, paradójicamente, en la implantación de un diario regional en Andalucía. Si bien el territorio acabaría consiguiendo su estatuto y el reconocimiento histórico como nacionalidad[2], a diferencia de las otras tres regiones del mismo carácter, no se consiguió nunca un modelo de periódico que pudiera ocupar ese nicho de mercado que era la prensa regional, uno de los últimos que quedaban libres (Moya López, 2016).
[2] Aunque este hecho no aparece hasta el Estatuto de Autonomía de 2007.