Paper selected and presented at the Biennial of Research in Architecture of the University of Seville, BIAUS 2024

SEVILLE / September 18, 2024

 

 

Abstract

In the valley of the rivers Guadalimar, Hornos, and Trujala, within the Natural Park of the Sierra de Segura in the province of Jaén, a set of towers, watchtowers, castles, and hydraulic infrastructures, built in rammed-earth during the 12th century, is preserved. Together with crops, roads, rivers, and populations, this network of medieval structures articulates a territory and draws a landscape. They are settlements with the ability to anthropize spaces, organize a countryside, and become essential parts of the landscape. The objective of #ProyectoSegura is to analyse this system to know the evolution of the medieval rural settlement, how the anthropological construction of that landscape has been, and to make proposals for intervention.

The method used is based on three major pillars: the archaeology of architecture, the archaeology of landscape, and the written and cartographic sources. Their combination has been possible thanks to new technologies and innovative multidisciplinary collaboration between different areas, which has meant a substantial advance in the knowledge of this Andalusi heritage. Consolidated procedures, such as carbon-14 dating, have been used, as have digital tools such as drone photogrammetry or space analysis based on geographic information systems. The innovative use of these techniques has made it possible to tackle tasks that would have required decades of field work and research to achieve the results obtained in five years.

The contributions of this research project contribute significantly to the registration and documentation of a rural heritage that is highly vulnerable and at risk of disappearance. They have also made available to researchers and society up-to-date information on the historical buildings. It is a rural heritage that underpins an inherited landscape. A landscape that is not only natural but, above all, cultural.

 

1. Introducción

El paisaje hacia el que dirige su mirada este trabajo es un valle, por donde discurren los ríos Hornos, Trujala y Guadalimar, que se localiza en el Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas al noreste de la provincia de Jaén. El fondo del paisaje natural está conformado por la Serranía de Oruña, las Cumbres de Beas y la cadena montañosa de la propia Sierra de Segura. Este paisaje se completa con 38 asentamientos rurales con preexistencias andalusíes, la mayoría de ellas construidas en tapia durante el siglo XII. La abundancia de estos vestigios medievales, en un reducido territorio, revela la existencia de una intensa colonización medieval, caracterizada por un abundante poblamiento, articulado por un sistema de establecimientos de diferente escala y naturaleza, que acaba configurando ese paisaje serrano (Fig.1).

Para orientarse en un paisaje hace falta un mapa que represente con precisión los elementos que intervienen en su conformación. El objetivo de esta investigación es revelar esos puntos y trazar una cartografía que sirva para comprender e interpretar mejor el palimpsesto del paisaje.

 

Fig. 1. Torres construidas en tapia en el valle de los ríos Hornos, Trujala y Guadalimar (Jaén). Fotografías de los autores.

 

Este trabajo se ha llevado a cabo por el grupo de investigación Healthy Architecture & City de la Universidad de Sevilla, en el marco del #ProyectoSegura (HAR2014-53866-R) financiado por el Plan Estatal 2013-2016 Retos-Proyectos I+D+i. La producción científica de este proyecto ha sido, hasta el momento: siete artículos en revistas indexadas de alto impacto, nueve comunicaciones en congresos internacionales, un libro dossier en formato A3 con todos los resultados, un seminario científico internacional, jornadas de difusión en la Sierra de Segura, una presentación en la Universidad de Oxford, una exposición itinerante con catálogo, cinco vídeos divulgativos, un visor del sistema de información geográfica y una patente de invención explotada y registrada en la OEPM (Quesada-García 2023a).

Esta contribución presenta el método, materiales y herramientas utilizados, así como las principales contribuciones al conocimiento que ha aportado este proyecto de investigación.

 

2. Área de estudio

El territorio, donde se localiza la zona de estudio, perteneció, entre los siglos X y XII, al ʿamal Šaqūra, una amelía andalusí perteneciente a la cora de Jaén (Aguirre y Jiménez 1979). El ámbito de control e influencia de este distrito administrativo controlaba las cuencas altas de los ríos Segura, Guadalimar y Guadalquivir, ocupando un amplio macizo montañoso de la cordillera Prebética, formada por las sierras de Segura, Cazorla, Las Villas, Alcaraz, El Pozo, Taibilla, Castril y La Sagra. Un espacio que comprende el noreste de la actual provincia de Jaén y el suroeste de la provincia de Albacete (Fig. 2).

 

Fig. 2. Izquierda: ubicación de la Sierra de Segura. Centro: situación del ʿamal Šaqūra, amelía o distrito andalusí dentro de kurāt Ğayyān o cora de Jaén. Derecha: torres y castillos andalusíes existentes en el valle de los ríos Hornos, Trujala y Guadalimar. Elaboración propia.

 

Estas comarcas serranas presentan un clima mediterráneo continental de montaña con fuertes contrastes matizados por la altitud. La vegetación más abundante está formada por diferentes tipos de pinares; el más común es el pino carrasco, aunque el árbol emblemático es el pino salgareño o pino blanco (pinus nigra salzmannii) que crece por encima de los 1400 m.s.n.m. En las cotas bajas, cuando no hay olivar, crece el bosque mediterráneo con encinas, robles, madroños, quejigos y arces. Es un territorio donde la explotación de la madera ha sido históricamente su principal recurso productivo junto con la ganadería y el pastoreo.

La depresión sinclinal donde se sitúan los asentamientos tiene forma de C abierta y un perfil longitudinal en V. Este valle tiene una extensión cercana a las 8300 Ha, una altitud media de 775 m.s.n.m. y está recorrido por varios ríos: el Guadalimar, que nace en la cercana Sierra de Alcaraz y desciende desde el noreste hacia la provincia de Jaén, y los ríos Trujala y Hornos, que descienden desde el sur hacia La Puerta de Segura (Quesada-García 2021).

 

3. Hipótesis de partida

Con la progresiva islamización de al-Andalus se va consolidando un proceso paulatino de urbanización que llega a su máxima expresión con el sistema de ciudades almohade. Para sostener ese desarrollo urbano probablemente sería necesario incrementar las rentas productivas agrarias. Esta circunstancia estimularía procesos de colonización interna con el fin de ampliar la explotación de tierras. Durante el siglo XI, se produce en al-Andalus un importante crecimiento demográfico junto con una intensificación agraria, que ha sido denominada como la ‘revolución agrícola andalusí’ (Bolens 1978). Un impulso rural que serviría de soporte al crecimiento urbano.

Sin embargo, se da la paradoja que para realizar colonizaciones interiores es necesario contar con pobladores y una de las consecuencias que tiene el auge urbano es la emigración de la población del campo a la ciudad. Es probable que aquel incremento demográfico se viera favorecido por las migraciones de grupos clánicos beréberes, que se establecieron en numerosos puntos de la geografía de al-Andalus en sucesivos periodos, contribuyendo de manera determinante a la «berberización» de algunas regiones de al-Andalus (Martínez 2003).

En el interior de las comarcas serranas de Segura, la toponimia, las fuentes documentales o los escasos registros arqueológicos, no muestran la presencia de población beréber. Sin embargo, la existencia de un patrón de asentamiento ligado a espacios agrícolas ubicados en el fondo del valle de los ríos Trujala y Guadalimar, plantea la hipótesis de un posible establecimiento de ese u otros grupos étnicos en estas tierras bajas.

Como aconteció en otros lugares de al-Andalus, como el valle del Guadalquivir, el levante peninsular o la serranía de Ronda, es posible que, en las comarcas de Segura, también existiera durante el siglo XI y gran parte del XII, un tipo de poblamiento mixto. En las tierras altas estaría formado por una población de cristianos andalusíes, muladíes y grupos de origen árabe, cuyos recursos productivos habrían sido la madera, el pastoreo o la ganadería, y en las tierras bajas se asentaría una incipiente población yemení y beréber centrada en procesos de producción basados en agricultura intensiva. Estos recursos económicos y productivos, necesariamente interrelacionados geográficamente entre sí, provocarían no pocas tensiones y revueltas entre los diferentes grupos étnicos establecidos en una misma comarca. Conflictos locales que debieron terminar con la dominación almohade (Quesada-García 2021).

La hipótesis de partida de esta investigación es que la elección de los emplazamientos rurales y de las fortificaciones asociadas a ellos, no fue debida a motivos defensivos, políticos o administrativos del territorio, sino que estuvo motivada por la presencia de terrenos cultivables y el control efectivo de las áreas agropecuarias cercanas.

 

4. Método, materiales y herramientas

Para abordar el estudio de estos restos medievales se ha empleado una estrategia múltiple que ha combinado el trabajo de campo con el de laboratorio, integrando en un ecosistema digital diversos materiales y herramientas de diferentes disciplinas. El método se estructura en base a tres grandes campos disciplinares: análisis de las fuentes escritas, la arqueología del paisaje y la arqueología de la arquitectura.

El punto de partida obligatorio, para la exploración de un paisaje históricamente antropizado, ha sido la revisión de las fuentes documentales escritas, tanto árabes como cristianas. En lo que se refiere a las fuentes árabes escritas hay que destacar el Libro de la Geografía o Kitāb al-Ğaʿrāfiyya, escrito en torno a 1137 por Mohammed Ibn Abi Bakr al-Zuhrī (al-Zuhrī 1968), que describe con detalle toda la Sierra de Segura. En esta investigación se ha traducido del árabe la parte que atañe a esta comarca. Una traducción que ha servido para resolver algunas confusiones, verificar datos relativos a lugares geográficos y constatar la exactitud de las descripciones que hace al-Zuhrī.

Se realiza también un análisis macroespacial del territorio, empleando procedimientos de la arqueología del paisaje, útiles para comprender la forma en que se implantaron esos establecimientos humanos, además de revelar sus características y conexiones con el medio donde se insertan. Para ello, en primer lugar, se hace una prospección intensiva del territorio que documenta y georreferencia todos los vestigios existentes. Se genera después un modelo digital del terreno (MDT) en el que se ubican todos los restos medievales existentes en el valle. Este modelo proporciona un conjunto de datos que es útil para caracterizar la morfología del terreno y, sobre todo, para obtener los patrones de los diferentes asentamientos (Fig. 3).

 

Fig. 3. Izquierda: Modelo Digital del Terreno (MDT) del valle de Segura de la Sierra. Derecha: levantamiento topográfico y fotogramétrico de la torre Ancha o del Aguadero (Orcera). Elaboración propia.

 

También se elabora un modelo de evaluación multicriterio (EMC), basado en sistemas de información geográfica (SIG). El fin es obtener datos estadísticamente relevantes, además de cuantificar y clasificar la información de aquellos lugares donde se conserva alguna preexistencia medieval. El EMC tiene en cuenta la combinación de todas las variables entre sí y permite obtener diferentes mapas de distribución que expresan el grado de afinidad y aptitud del territorio para sostener asentamientos en función de la influencia de esas variables. A partir de aquí, se establece una caracterización de índole territorial en cada uno de los establecimientos del valle según su grado de correspondencia con los parámetros analizados (Fig. 4).

 

Fig. 4. Mapas SIG para medición y cuantificación de variables: A. Distancia euclidiana de rutas y caminos B. Ubicación de acuíferos C. Áreas cultivables potenciales, determinadas con herramientas en entorno SIG. Elaboración propia.

 

Los vestigios que se conservan en este valle son un fósil histórico incrustado en el paisaje y, por tanto, son una importante fuente de información primaria, de la que es posible extraer abundantes y preciosos datos. Con técnicas de la arqueología de la arquitectura, se procede a realizar un estudio microespacial de los restos existentes, que ha consistido en el levantamiento topográfico y fotogramétrico tridimensional de quince restos e inmuebles, además de varios ensayos de materiales.

Para la datación absoluta de los inmuebles se ha utilizado el análisis por radiocarbono-14 (14C), extrayendo numerosas muestras procedentes de varios tipos de materiales: madera de dinteles y agujas de los tapiales, carbón extraído del aglomerante y cal del revestimiento exterior, Los datos obtenidos, cruzados con otros de datación relativa, han permitido secuenciar cronológicamente los restos.

El registro y documentación de todos los inmuebles incluye no sólo las estructuras construidas sino también su entorno, con los accidentes naturales como rocas, pies y cabezas de talud, pendientes, sedimentos y, en general, cualquier elemento natural o artificial presente en la zona. El fin es interpretar con precisión todo el contexto, detectar posibles permanencias, alteraciones del terreno, trazas ocultas o pérdidas por alteraciones antrópicas y/o naturales. Se han utilizado vuelos con dron para escanear en 3D los inmuebles y obtener una nube de puntos densa, que permite acercarse con exactitud a cada emplazamiento y entender las relaciones que tienen las estructuras con los accidentes geográficos y con las infraestructuras, caminos o redes hidráulicas, entre otros elementos (ver Fig. 3). En el caso del embalse de la Albuhera y de la presa del desfiladero o garganta del Ciervo, se han cuantificado además las variables del espacio ocupado por el antiguo embalse andalusí, determinando la extensión y capacidad del vaso de agua (Quesada-García 2023b).

Los levantamientos fotogramétricos de los inmuebles se han realizado combinando diversas técnicas, tanto tradicionales como digitales. Por un lado, se toman croquis y dibujos in-situ de todos los elementos y preexistencias con flexómetros, cintas métricas y distanciómetros laser. Por otro, se procede a hacer fotogrametrías a partir de fotos estereoscópicas con cámaras DSLR y una estación total topográfica para la toma de los puntos de control, necesarios para la posterior restitución (Fig. 5).

 

Fig. 5. Torre Norte de Santa Catalina. Izquierda: reconstrucción del sistema de acceso. Centro: levantamiento fotogramétrico de caras exteriores e interiores. Derecha: estado actual de la torre. Elaboración propia.

 

En sucesivas y numerosas visitas se completan, verifican y comprueban los datos disponibles. Con esa información se procede a realizar el levantamiento final de quince inmuebles, tanto con vistas diédricas como tridimensionales. A partir de los levantamientos se realiza el estudio estratigráfico de los paramentos aplicando la matriz de Harris. Este trabajo ha permitido acotar todos los inmuebles en cajas/tapias y en metros, además de determinar cómo era el sistema de acceso a algunas torres. También se han analizado sus características morfológicas y tipológicas, comparando estas torres con ejemplos similares existentes en otros territorios de al-Andalus (Quesada-García y Romero-Vergara 2019).

Por último, se ha hecho un análisis constructivo con ensayos de resistencia y caracterización de los materiales, así como un estudio exhaustivo de las fábricas de tapia con las que están construidas todas estas estructuras. En alguna de ellas, las que están en estado más precario, se ha empleado un análisis estructural basado en un modelo de elementos finitos tridimensional para determinar su resistencia y deformación. En el caso de la presa de la garganta del Ciervo se ha comprobado que la aceleración producida por el sismo no fue lo que provocó su colapso, sino que fue la composición del suelo (Fig. 6). Todos los resultados obtenidos en los ensayos aportan datos cuantitativos y cualitativos sobre estas construcciones en tapia y permiten caracterizar con bases sólidas, científicas y técnicas, estas estructuras andalusíes.

 

Fig. 6. Levantamiento fotogramétrico, aguas arriba, de los restos de la presa del desfiladero o garganta del Ciervo. Elaboración propia.

 

5. Resultados: cartografía de un paisaje patrimonial rural

En esta investigación se han establecido pautas metodológicas innovadoras, basadas en tecnologías digitales que han combinado procedimientos de distintos campos de conocimiento. El método ha permitido obtener nuevas fuentes de información primarias, muy útiles para evaluar las diferentes variables de estos asentamientos andalusíes. Son datos que configuran los puntos con los que trazar un mapa interpretativo del paisaje, que responde a las preguntas planteadas en la hipótesis. Una cartografía que sirve para comprender, algo mejor, el proceso de colonización que tuvo lugar en esta comarca entre los siglos VIII y XII (Fig. 7). A continuación, se resumen los principales resultados obtenidos:

  • Hay una estrecha relación entre los emplazamientos de los establecimientos medievales con las vías de comunicación, los acuíferos y recursos hídricos y, sobre todo, con las zonas llanas cultivables, cuyas superficies varían entre las 185 Ha y las 350 Ha. Las torres existentes estarían relacionadas con asentamientos rurales habitacionales, como las alquerías (qurà), o incluso con fincas dedicadas a la producción ganadera como las cortijadas (maŷāšir), granjas (raḥāl) o almunias (munà).

 

  • Las tres torres de los llanos de Santa Catalina, probablemente, estaban asociadas a la explotación agropecuaria de los terrenos del rafal de Amurjo o Hamusgo. Las tierras donde se ubican estaban irrigadas por las aguas almacenadas en el embalse de la Albuhera, formado por una presa construida en calicanto a la entrada del desfiladero o garganta del Ciervo. Los restos de este dique han sido datados y levantados en su totalidad, contribuyendo así al conocimiento en el campo de la ingeniería hidráulica andalusí.

 

  • Todas las torres, atalayas y castillos rurales existentes en el valle, triangulan el territorio, sus cuencas visuales cubren el 90% de la superficie del valle. Las torres, además de ser estructuras militares, serían también elementos de comunicación entre los diferentes núcleos rurales, ya que su altura, elevándose por encima de los tejados de las casas y de la vegetación cercana, permitiría la comunicación entre diferentes asentamientos.

 

  • La datación cronológica absoluta, realizada con radiocarbono 14 en materiales como la madera, el carbón o la cal, ha dado como resultado que la antigüedad de las preexistencias está entre los años 1018 y 1164. Estos datos confirman que pertenecen al periodo la tradición constructiva andalusí. Existen revestimientos exteriores, con calicostrados simulando falsos sillares, en la torre de Góntar y en el recinto o albacar de El Cardete. Esta técnica es habitualmente empleada en las construcciones militares almohades. El conjunto de los resultados obtenidos permite considerar a estas torres como almohades y precursoras de las torres de alquería existentes en los alrededores de Valencia.

 

  • La lectura estratigráfica de los paramentos ha permitido determinar cómo era la forma de entrada a algunas torres. Su acceso se realizaba por medio de plataformas voladas conectadas con escalas móviles. El hecho de tener dos grandes vanos de entrada originales en dos de sus caras, quizá uno para el acceso de personas y otro para productos agrícolas, hace pensar que las dos torres gemelas de Sta. Catalina pudieran haber estado destinadas a fines agropecuarios con usos como almacén, silo o troje. (ver Fig. 5).

 

  • Todas las torres y la presa de la garganta del Ciervo tienen una gran calidad constructiva. Las fábricas de tapia tienen, en general, una alta compactación, con un índice de porosidad del 29%, lo que les confiere mucha resistencia. Cabe destacar la presencia de maderos embebidos en los muros de tapia que actúan a modo de zunchos atando las diferentes caras. Hay que resaltar que, en varias torres, tres de sus caras exteriores están inclinadas y la cuarta está siempre a plomo. Esta peculiar característica constructiva hasta el momento no ha sido señalada, ni detectada, previamente, en ningún otro texto, documento o aportación, anterior a esta investigación, por lo que es otra aportación original de esta investigación.

 

Fig. 7. Cartografía final del valle con el sistema de torres vinculadas a terrenos agrícolas, asentamientos productivos, establecimientos diseminados y enclaves de infraestructuras. Elaboración propia con la base del mapa topográfico de Andalucía 1:10.000

 

6. Conclusiones

El análisis del paisaje junto con la arqueología de la arquitectura y con el apoyo de disciplinas como la poliorcética, la palinología o la toponimia, combinado con el potencial que supone el empleo de las tecnologías digitales, suministra nuevas fuentes de información primarias del patrimonio y complementa a las existentes.

Una de las principales contribuciones de esta investigación ha sido registrar y documentar, de forma gráfica, unos inmuebles patrimoniales antes de que se transformen o desaparezcan. El levantamiento de estos inmuebles, la topografía de su entorno y su cartografía, constituyen una original e importante documentación, que proporciona datos imprescindibles para conocer mejor cómo fue este paisaje andalusí.

El principal patrón encontrado es que las torres siempre están vinculadas a un terreno sensiblemente llano y cultivable. Esta pauta repetitiva permite mantener que la elección de los lugares fue debida a las condiciones orográficas y morfológicas del territorio, que son las que habilitan la presencia de espacios de cultivo, accesibles y libres de bancales. Este dato permite pensar que su fundación no se debió a razones defensivas, políticas o administrativas, sino al establecimiento de poblaciones, agrupadas en determinados lugares del territorio en función de la disponibilidad de recursos y de tierras aptas para el cultivo.

A nivel metodológico, una de las principales conclusiones a las que se llega tras realizar este trabajo, es que el estudio y caracterización de estos inmuebles solo puede ser realizado abordándolos junto con los sistemas en los que están englobados. Para la adecuada comprensión de los problemas planteados por estos elementos patrimoniales es esencial el análisis de su paisaje, realizando una arqueología del espacio en el que están implantados.

La revisión analítica del paisaje aporta claves fundamentales para avanzar en la comprensión de este patrimonio rural y revela datos importantes que permiten avanzar en el conocimiento de su funcionalidad, indisolublemente ligada al territorio en el que se implantan. Además, es necesario un estudio pormenorizado, que secuencie cronológicamente el inmueble e incorpore un levantamiento gráfico riguroso de su arquitectura, con objeto de crear una base documental sólida que sirva de referencia y comparación con la de otros lugares.

La experiencia adquirida al trabajar en un ecosistema digital ha consentido obtener nuevas fuentes de información con las que poder abordar esta problemática desde una nueva perspectiva, útil para seguir avanzando en el conocimiento de la estructura territorial, social y productiva andalusíes.

A modo de conclusión, siempre provisional, puede decirse que esta investigación ha permitido profundizar en aspectos poco estudiados de los establecimientos rurales de al-Andalus y mostrar algunas características de su implantación territorial. La aplicación de un análisis macroespacial basado en SIG, unido a otro microespacial, ha medido cuantitativamente las características geomorfológicas de estos establecimientos, los ha ordenado según su impacto en el territorio y ha permitido entender algo mejor su funcionamiento como un sistema organizado en forma de red productiva compleja. Ha contribuido, en definitiva, a una mejor definición de los sistemas de asentamientos e infraestructuras hidráulicas en al-Andalus.

 

7. Bibliografía

Aguirre Sádaba, Francisco J. y Jiménez Mata, Mª. del Carmen. 1979. Introducción al Jaén islámico (Estudio geográfico histórico). Jaén: Instituto de Estudios Giennenses.

Bolens, Lucie. 1978. “La révolution agricole andalouse du Xie siècle.” Studia Islamica 47: 121-141.

Martínez Enamorado, Virgilio. 2003. Al-Andalus desde la periferia. La formación de una sociedad musulmana en tierras malagueñas (siglos VII-X). Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación Provincial de Málaga.

Quesada-García, Santiago. 2023a. Torres, castillos e infraestructuras andalusíes en la Sierra de Segura. Caracterización territorial, espacial, métrica y constructiva. Resultados del #ProyectoSegura. Sevilla: HAC University books.

Quesada-García, Santiago. 2023b. “El embalse andalusí de la Albuhera (al-buḥayra), la presa de Garganta del Ciervo (ḥalq al-ayyil) y el rafal de Amurjo (Hamušk). Una contribución a los paisajes irrigados del s. XII en al-Andalus.” Al-Qanṭara 44(2). https://doi.org/10.3989/alqantara.2023.017.

Quesada-García, Santiago. 2021. “Poblamiento y asentamientos rurales andalusíes: análisis del paisaje y caracterización territorial de un valle del ʿamal Šaqūra (siglos VIII-XII).” Al-Qantara 42(2): 1-30. https://doi.org/10.3989/alqantara.2021.014.

Quesada-García, Santiago y Romero Vergara, Guadalupe. 2019. “El sistema de torres musulmanas en tapial de la Sierra de Segura (Jaén). Una contribución al estudio del mundo rural y el paisaje de al-Andalus.” Arqueología de la Arquitectura, 16, 1-32. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2019.001

al-Zuhrī, Abū ‛Abdillāh Muḥammad ibn Abī Bakr. 1968. “Kitāb al-Ǧaʿrāfiyya: Libro de Geografía.” En Bulletin d’Études Orientales, editado por Maḥammad Hadj-Sadok, 21: 7-312.

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Santiago Quesada-García. Dr. Arquitecto e Investigador Responsable
María Lozano-Gómez. Arquitecto e Investigador

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* Esta contribución es parte del proyecto de I+D+i HAR2014-53866-R, financiado por MCIN/AEI/10.13039/501100011033/ dentro del Programa Estatal de I+D+I Orientada a los Retos de la Sociedad 2013-2016..

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