Eligió ser periodista porque ama la búsqueda de la verdad. “Busco la verdad allí donde esté. Dudo de todo. […] Esa es la mayor virtud que se puede tener. Dudar siempre de todo para intentar buscar la verdad. Y actuar en conciencia, en todo momento y sin considerar a quién cause perjuicio. Luego, si uno se equivoca, se rectifica. Se rectifica, honradamente, y no pasa nada. ‘Perdona, me he equivocado’”. Por oposición, desprecia, desde un punto de vista moral, la mentira: “No se puede consentir”, esgrime. En su reflexión, la virtud republicana sobresale: “Si se miente, es porque no estás contento con lo que piensas y lo que haces. Aunque fíjate lo que te voy a decir: Cuanto más mentimos, más sinceros somos, porque decimos lo que pensamos en ese momento”.
Periodista especializado en el dibujo satírico
La dialogía entre ser parte del universal y, al mismo tiempo, la alteridad, está presente en el modo fronterizo que tiene Vázquez de Sola de ejercer el oficio de periodista: “He ejercido diferentes roles dentro del periodismo; desde corrector hasta director. Pero mi especialidad es el dibujo satírico. También he hecho crónica y crítica taurina, con Paco Narbona, cuando era muy jovencito. Hasta crítica de teatro en Le Canard Enchainé. Pero mi especialidad es el dibujo satírico político. Por eso en España he fracasado”. La lucidez con la que resignifica su trayectoria genera, por momentos, dolor: “Porque en España, ni ahora ni antes, ha habido libertad para decir -o aproximarse- a la verdad. Aquí se puede ofender todo lo que quieras, pero no se puede decir la verdad. Ni con el PP, ni con el PSOE, ni con el sursuncorda. No se ha podido contar lo que pasó después de la guerra. No se puede decir la verdad sobre la Transición, ni de lo que ocurre ahora. Se miente en todo”. La libertad de pensamiento, como antesala para el ejercicio de la libertad de expresión y del disenso, resulta sustancial para Vázquez de Sola en un sistema político que se define como democracia. Por ello: “¡Que los políticos mientan… ¡Bueno! ¡Es su profesión! Pero que mientan los periodistas, no. No debe ser así”.
“Porque en España, ni ahora ni antes, ha habido libertad para decir -o aproximarse- a la verdad. Aquí se puede ofender todo lo que quieras, pero no se puede decir la verdad. Ni con el PP, ni con el PSOE, ni con el sursuncorda. No se ha podido contar lo que pasó después de la guerra. No se puede decir la verdad sobre la Transición, ni de lo que ocurre ahora. Se miente en todo”.
Desde estas convicciones, relata los trabajos periodísticos desempeñados en diferentes cabeceras, narración que bien podría comprender un ego-documento sobre la historia más reciente de los límites impuestos en el ejercicio del periodismo: “Mis primeros trabajos periodísticos fueron en Patria [periódico que se publicó entre 1935-1983], en Granada, donde hacía chistes. Muchos de ellos no eran conscientemente políticos. Quiero decir, que en ellos trataba lo que ocurría. De la misma manera que el dibujo que me hizo famoso, entre comillas [se ríe], en Francia: “La corrida franquista”, tampoco era político, o al menos no fue creado con esa intencionalidad. Era, simplemente, el resultado de la observación. La cualidad propia de un periodista. Ver lo que pasa y contarlo. Lo mismo que hago ahora con mi vejez. Observo todo el tiempo lo que pasa cuando se es viejo. Me observo y me digo: ¡Mira! ¡Qué curioso! [explica entre risas] ¡Un mareíto!”.