Los materiales metálicos pueden estar constituidos por elementos metálicos puros o combinaciones de ellos (aleaciones), pero también pueden contener pequeñas proporciones de elementos no metálicos.
En general:
- Son buenos conductores del calor y de la electricidad.
- Son opacos a la luz visible y sus superficies pulidas son altamente reflectantes (brillo metálico).
- Son resistentes, aunque deformables, lo que los convierte en excelentes candidatos para las aplicaciones estructurales.
- Algunos de ellos tienen interesantes propiedades magnéticas (imanes permanentes, núcleos de transformadores, etc.).
La tendencia a la cristalización de los materiales metálicos es muy elevada, por lo que en general su estructura atómica es ordenada. Sólo si se someten a velocidades de enfriamiento muy severas puede invertirse esta tendencia y obtenerse un metal amorfo.