En el mundo animal la integración con el medio para pasar desapercibido es ampliamente utilizada tanto por depredadores como por presas para sobrevivir. Así, las técnicas de camuflaje animal se basan en eludir tanto el sentido de la vista como en despistar mediante olores o sonidos. Por el contrario, los humanos usamos casi exclusivamente la vista, por lo que la mayoría de las técnicas de camuflaje se basan en eludir dicho sentido. En consecuencia, los camuflajes empleados consisten en el uso de coloraciones y texturas adaptadas al medio con objeto de mimetizarse con el mismo y pasar desapercibido. Algunos sistemas biológicos han evolucionado en este sentido, ajustando la reflectividad de la luz para lograr la tonalidad del entorno.
Sin embargo, estas técnicas de camuflaje son inútiles cuando se emplean cámaras térmicas. Estos dispositivos detectan la radiación infrarroja emitida por los objetos debido a su temperatura. De este modo, los animales y los humanos, al ser de sangre caliente, destacan en tonalidades anaranjadas o rojizas sobre el medio más frio que aparecerá en tonos verdes o azulados.
Los científicos habían tratado de desarrollar sin éxito un sistema de camuflaje que permitiese aparentar la temperatura del medio. Los avances logrados hasta la fecha tenían grandes limitaciones en cuanto al rango de temperatura útil, la velocidad de adaptación a las fluctuaciones térmicas y la posibilidad de fabricar tejidos flexibles en lugar de materiales rígidos.
Ahora un grupo de científicos han desarrollado un material capaz de controlar eléctricamente y en tiempo real la emisión térmica en todo el espectro de infrarrojo (IR) sin cambiar la temperatura de la superficie. El material en cuestión consiste en un electrodo multicapa de grafeno, una membrana de polietileno poroso empapada en un líquido iónico a temperatura ambiente y un electrodo de oro en la parte posterior sobre nilón resistente al calor. Al aplicar un voltaje a los electrodos, el líquido iónico se intercala en las capas de grafeno y como consecuencia del dopado se reduce la emisión de radiación infrarroja del electrodo de grafeno. El material cuenta con la ventaja adicional de ser ligero (30 g/m2), fino (<50 μm), flexible y poder camuflar objetos fríos y calientes.
Este hallazgo puede suponer un gran avance no solo en el desarrollo de las técnicas de camuflaje, sino también en la óptica adaptativa de IR y en los escudos de calor adaptativos para satélites.
Fuentes: Amazings, ACS Publications