170. ATALANTA

170. ATALANTA

Atalanta fue una prominente mujer de la pequeña pero floreciente ciudad de Termesos, en Pisidia (Asia Menor), que vivió a finales del siglo II. Pertenecía a una rica y eminente familia de la oligarquía local. Como tal, se nos presenta adornada de las virtudes de la nobleza, particularmente de la templanza y la modestia, cualidades ideales que formaban parte del perfil adecuado de toda mujer de la élite. Ciudadana activa y benefactora, su actuación pública es propia del estilo oligárquico de moda entre las élites urbanas en el siglo II en el Oriente romano, la philotimia para con su comunidad, esto es, la distinción y honra que confieren la liberalidad y la munificencia cívicas.

 

Termesos

Conocemos a Atalanta, ya viuda, a través de tres inscripciones grabadas en los pedestales que sostenían las correspondientes estatuas de la matrona. Al menos dos de ellas se erigen en un punto muy especial de la topografía urbana, uno de los lugares públicos más visibles y considerados social e ideológicamente: el ágora, junto a la stoa del rey Átalo de Pérgamo. Una de ellas, con una imagen de tamaño natural en bronce, se acompaña de un largo texto que recoge el contenido de un decreto de la asamblea de la ciudad por el que se acuerda conceder a Atalanta una estatua con su propia imagen y una corona de oro. Los motivos para tal distinción son variados: prodigalidad en los gastos, adelanto de dinero y suscripciones públicas, ofrecimiento de regalos y desempeño de sacerdocios. Con todo, la razón principal es el aprovisionamiento de grano a los almacenes de la ciudad durante un periodo de escasez y necesidad. Atalanta ha sido clasificada entre las más grandes benefactoras del periodo imperial en el Oriente romano, con unas evergesías que excedían las que practicaban sus contemporáneos masculinos.

Un segundo monumento se erigió junto al anterior, esta vez por los artesanos de la ciudad. Ubicada al margen de las élites dirigentes, la asociación de los artesanos buscaba hacerse un hueco en el mundo cívico reclamando un lugar en la sociedad dirigente apelando a la misma cualidad de Atalanta, la philotimia. Dado el férreo control que las instituciones urbanas y las autoridades ejercían sobre el espacio público, cabe pensar que Atalanta facilitó la obtención del permiso para ubicar la estatua junto a la oficial y la libertad de elección de su texto. Los miembros de las asociaciones profesionales, en este caso “los artistas de Dionisos” -relacionados con la música y el teatro-, pertenecientes a los estratos medios y bajos urbanos, podían ponerse así en el centro de la atención pública vinculándose con notables de la ciudad mediante los homenajes que les erigían.

Salvador Ordóñez Agulla

Universidad de Sevilla

Anfiteatro de Térmesos. Turquía.

Fuentes principales

TAM III.1, 4; TAM III.1, 62; SEG 41, 1258.

Selección bibliográfica

Siekierka, P., Stebnicka, K., Wolicki, A., Women and the Polis. Public Honorific Inscriptions for Women in the Greek Cities from the Late Classical to the Roman Period. Volume I (Berlin- New York 2021).

Van Bremen, R., The Limits of Participation: Women and Civic Life in the Greek East in the Hellenistic and Roman Periods (Amsterdam 1996).

Van Nijf, O.M., “Public Space and the political culture of Roman Termessos”, en Van Nijf, O.M., Alston, R. (eds.), Political Culture in the Greek City after the Classical Age (Leuven – Paris- Walpole 2011) 215-242.

169. CREPERIA TRIFENA

169. CREPERIA TRIFENA

Creperia Trifena fue una joven que vivió en Roma en la segunda mitad del siglo II. No sabemos la edad exacta del fallecimiento, pero se estima que murió entre los catorce y los diecisiete años. Su tumba se halló durante las labores de construcción del actual Palacio de Justicia de la capital italiana, zona de necrópolis en época de Domiciano. El sarcófago fue descubierto junto al de un varón, Lucio Creperio Eodo.

Roma

El caso de Creperia es bastante significativo por el carácter extraordinario de su ajuar, compuesto por joyas dispuestas sobre la difunta: una corona de flores con cierre de plata sobre la frente, un collar de oro y esmeraldas sobre el cuello, dos pendientes de oro y perla junto la cabeza, y un broche de oro con una amatista tallada sobre el pecho. Además, tres anillos de dimensiones muy pequeñas se encontraban entre los dedos de la niña. Uno de ellos se ha interpretado como un anillo nupcial en función del relieve que contiene: dos manos estrechadas que se acompañan de espigas, símbolo de prosperidad y concordia. En el anillo podemos leer Fileto, presumiblemente, el nombre de su prometido. 

El carácter del ajuar funerario, unido a la edad de la niña, ha llevado a muchos investigadores a considerarla como una joven destinada a contraer un matrimonio, truncado por una temprana muerte. Hipótesis que se ha apoyado, además en el carácter nupcial del ajuar, en que su cuerpo se encontraba depositado justo al lado del de Lucio Creperio Eodo, quizá su padre o su hermano. Sin embargo, no podemos rechazar taxativamente la posibilidad de que Creperia ya fuera uxor en el momento de su defunción y que Fileto fuera, para entonces, su marido legítimo. 

            De cualquier modo, el sarcófago de Creperia, al igual que otros conservados como el de la momia de Grotarossa, son ejemplos que de estas jóvenes se tenía en el mundo romano. Eran niñas cuyo cambio de estado a la adultez no se alcanzaba con la madurez física, sino con la unión en matrimonio, momento a partir del cual adquirían el rol de cuidadoras del hogar. Así se ve en otros objetos relacionados con el menaje doméstico que formaban parte de estos ajuares, como vajillas, husos o ruecas y que se complementan con las noticias literarias y las evidencias epigráficas de estas jóvenes en tránsito.

Marta Álvaro Bernal

Universidad de Sevilla

Relieve del sarcófago de Creperia Trifena. Siglo II. Roma.

Fuentes principales

CIL VI, 35061.

Selección bibliográfica

Bedini, A., Mistero di una fanciulla. Ori e gioielli della Roma di Marco Aurelio da una nuova scoperta archeologica (Milano 1995).

Martin Kilcher, S., “Mors immatura in the Roman World. A Mirror of Society and Tradition”, en Pearce, J., Millet, M., Struck, M. (eds.), Burial, Society and Context in the Roman World (Oxford 2000) 63-77.

Talamo, E., Mura Somella, A. (eds.), Crepereia Tryphaena: le scoperte archeologiche nell’area del Palazzo di Giustizia (Roma 1983).

168. AXULA

168. AXULA

Axula, nombre galo poco corriente, fue una niña que vivió entre el 161 y el 170 en Burdigala, capital de la provincia romana de Aquitania. Se la conoce por una estela hallada en Burdeos. La familia, desolada por su temprana muerte, le erigió una estela arquitectónica de cabecera triangular. Axula aparece representada de cuerpo entero, vestida a la moda local, con una túnica de manga larga que solo le llegaba hasta las pantorrillas. Su peinado, compuesto por dos rollos frontales echados hacia atrás y atados en un moño, recuerdan a los tocados de la emperatriz Faustina la Menor. Axula llevaba en sus manos un espejo y una cestita de frutas, símbolos propios de su condición femenina en este tipo de monumentos. 

Burdigala

Como es habitual en las personas que no poseían la ciudadanía romana aparece su filiación. Conocemos así el nombre de su padre, Cintugeno, un antropónimo galo que significa el primogénito. Lo realmente significativo es que el padre dejó constancia del apelativo cariñoso con el que se dirigía a ella, “hijita querida”. Axula la hija de Cintugeno, fallecida en Burdigala en la década de los años 60 de la segunda centuria fue una niña amada por los suyos, por su familia, perteneciente al ámbito artesanal y comercial de la ciudad, de origen eminentemente local.

Milagros Navarro Caballero

Centre National de la Recherche Scientifique de l’Université Bordeaux-Montaigne

Epígrafe funerario dedicado a Axula. Siglo II. Burdeos.

Fuentes principales

CIL XIII, 672.

Selección bibliográfica

Maurin, L., Navarro Caballero, M., Inscriptions Latines d’Aquitaine: Bordeaux (Bordeaux 2010).

Navarro Caballero, M., “Muerte y duelo entre las mujeres de Burdigala”, en Pavón, P. (ed.) Conditio feminae. Imágenes de la realidad femenina en el mundo romano (Roma 2021) 441-472.

Navarro Caballero, M., Maurin, L.: “Onomástica y sociedad en la ciuitas de los Bitúriges Viviscos” en Ruiz de Urbina, E., Vallejo, J.M. (eds.), Métodos y técnicas en Ciencias de la Antigüedad. Estudios sobre investigación y docencia, Anejos de Veleia 16 (Vitoria 2018) 128-133.

Remy, B., Mathieu, N., Les femmes en Gaule romaine. Ier sièclav. J.-C. – Ve siècle apr. J.-C. (Paris 2009) 10-28.s

167. AVETA

167. AVETA

Aveta fue una joven peregrina, es decir, no tenía la ciudadanía romana, que vivió en Burdigala (Burdeos, Francia) a finales del siglo II. Murió a los 25 años sin haber contraído matrimonio. Su deceso fue especialmente terrible para su madre, Cintugena, quien había perdido a su esposo con anterioridad. Viuda y con gran dolor ante la pérdida de su única hija, erigió un monumento funerario entrañable y atípico. Se trata de una estela arquitectónica de cabecera triangular en cuyo nicho central madre e hija fueron representadas de cuerpo entero, estando aún Cintugena viva. La diferencia de tamaño refleja que, para ella, Aveta seguía siendo una niña. La madre se representó también en la sepultura probablemente por la tristeza de quedarse sola y esperando ser enterrada con su hija. 

Burdigala

Aveta y su madre fueron reproducidas siguiendo la moda típica de las ciudades de la Galia Comata: Cintugena vestían una túnica corta cubierta por un abrigo, y su hija, una túnica corta y con una especie de delantal. La madre expone de forma poco grácil un espejo y la niña una flor y una cestita de frutas. Se trata de símbolos femeninos frecuentes en las sepulturas de la ciudad. El peinado de la madre permite fechar el monumento en el reinado de Marco Aurelio.  Ambas fueron mujeres locales como ponen de manifiesto sus vestimentas y sus nombres de origen galo. Cintugena significa en lengua céltica “primogénita”.  Su familia pertenecería a un pequeño grupo acomodado y laborioso de Burdigala que le permitió levantar este tipo de monumento funerario.  Mujer de condición peregrina, sin haber recibido la ciudadanía romana.

Milagros Navarro Caballero

Centre National de la Recherche Scientifique de l’Université Bordeaux-Montaigne

Estela funeraria dedicada a Aveta. Siglo II. Burdeos.

Fuentes principales

CIL XIII, 664.

Selección bibliográfica

Maurin, L., Navarro Caballero, M., Inscriptions Latines d’Aquitaine: Bordeaux (Bordeaux 2010) n. 65, 254-255.

Navarro Caballero, M., “Muerte y duelo entre las mujeres de Burdigala”, en Pavón, P. (ed.) Conditio feminae. Imágenes de la realidad femenina en el mundo romano (Roma 2021) 441-470.

Navarro Caballero, M., Maurin, L., “Onomástica y sociedad en la ciuitas de los Bitúriges Viviscos”, en Ruiz de Urbina, E., Vallejo, J.M. (eds.), Métodos y técnicas en Ciencias de la Antigüedad. Estudios sobre investigación y docencia, Anejos de Veleia 16 (Vitoria 2018) 147-148.

Remy, B., Mathieu, N., Les femmes en Gaule romaine. Ier sièclav. J.-C. – Ve siècle apr. J.-C. (Paris 2009) 10-28.

166. ACILIA PLECUSA

166. ACILIA PLECUSA

Acilia Plecusa vivió en la segunda mitad del siglo II, en Singilia Barba (Cortijo del Castillón, Antequera, Málaga). Representa uno de los mejores ejemplos de promoción social femenina en Hispania. Era esclava de Manio Acilio Frontón, de rango ecuestre y de una importante familia. Durante su esclavitud tuvo un hijo, Flegonte, cuya paternidad ha sido atribuida a su propietario. Este último otorgó la libertad a Acilia Plecusa, tomando ella el nomen de su patrono. Contrajeron matrimonio, fruto del cual nació una hija llamada Acilia Septumia, de condición libre, a diferencia de su hermano, habido antes de la unión legítima del matrimonio. 

Singilia Barba

La información disponible sobre la vida de Acilia Plecusa procede de una serie de inscripciones preservadas, la mayor parte pertenecientes a pedestales de esculturas, además del mausoleo en el que se habrían depositado sus restos junto con los de otros integrantes de su familia. Fue una liberta que gozó de un gran reconocimiento e influencia a pesar de su pasado servil. El matrimonio se convirtió en el punto de partida de su ascenso social. Como ejemplo de su importancia, señalamos las inscripciones en las que los nombres de sus nietos, Manio Acilio Frontón y Acilia Sedata, aparecen vinculados al suyo, señal de cómo este último era rango de prestigio. Además, costeó estatuas tanto a su marido como a sus hijos, lo que se traduce en una gran capacidad económica. No fueron estos los únicos monumentos que sufragó. También honró con otra estatua la figura de Publio Magnio Rufo Magoniano, procurador de la Bética y Lusitania; claro ejemplo de la posición relevante que alcanza Acilia Plecusa, así como de su amistad con personajes notables en el contexto hispano. De hecho, se ha propuesto que pudiese incluso haber actuado como intermediaria entre los propietarios del valle del Genil y la administración imperial.

La esposa de este magistrado, Carulia Censolina, también fue honrada con una estatua por Acilia Plecusa, como reza otra inscripción preservada en la que la recuerda como “excelente amiga”. La ausencia del marido en estos testimonios, así como la libertad con la que actuaba, ha dado lugar a que se plantee que era viuda. Acilia Plecusa, desde la posición más baja de la sociedad romana, consiguió convertirse en una mujer destacada, influyente y muy bien relacionada. Todo ello lo hizo ostensible con una participación pública activa, vinculando su nombre al de personas relevantes y a la memoria de los espacios que habitó. De esta manera, a la vez que se presentaba como un sujeto cívico, mantenía también la proyección de su familia.

Carla Rubiera Cancelas

Universidad de Oviedo

Epígrafe funerario de Acilia Plecusa. Siglo II.

Fuentes principales

CIL II2/5, 780-782; 784-785; 796; 802-803.

Selección bibliográfica

Martín Ruiz, J.A., Palomo Laburu, A., “Acilia Plecusa, una mujer de la Bética romana”, Albahri entre Oriente y Occidente 5 (2019) 5-25.

Medina Quintana, S., Mujeres y economía en la Hispania romana. Oficios, riqueza y promoción social (Oviedo 2014).

Mirón Pérez, M.ªD., “Matrimonio y promoción social de las esclavas de la Bética: el caso de Acilia Plecusa”, en Hernández Guerra. L. (coord.), Actas del II Congreso Internacional de Historia Antigua. La Hispania de los Antoninos (98-120) (Valladolid 2004).

165. MARCIA AURELIA CEYONIA DEMETRIAS

165. MARCIA AURELIA CEYONIA DEMETRIAS

Marcia fue la concubina más célebre del emperador Cómodo y su favorita. No tenemos retratos de esta mujer, pero contamos con numerosas referencias sobre ella en las fuentes escritas.

Marcia era una liberta de Lucio Vero, por lo que sus orígenes serviles impedían que pudiera contraer un matrimonio legítimo con el hombre más poderoso de Roma. Es por ello por lo que ambos mantuvieron un concubinato que comenzó tras la caída en desgracia de Brutia Crispina, la esposa de Cómodo. 

Roma

A pesar de no poder disfrutar del estatus de esposa legítima, Herodiano indica que ella era tratada como tal e, incluso, disfrutaba de algunos de los honores propios de las emperatrices y que Cómodo nunca se separaba de ella. Anteriormente, Marcia había estado unida al senador Cuadrado, otro personaje importante de la corte imperial y primo de Cómodo. Aunque participó en la conspiración capitaneada por Lucila y Cuadrado en el 182 para eliminar al emperador, tras ser descubierta, fue perdonada a diferencia del resto de los implicados que fueron ejecutados.

Marcia jugó un papel destacado en el panorama político romano de finales del siglo II. Por ejemplo, fue ella la que avisó a Cómodo del motín popular que estalló contra Cleandro. Ella siempre aparecía junto al emperador en las apariciones públicas de este e intentó frenar sus planes más polémicos, aunque no siempre pudo impedirlos. Algunos autores mencionaron los contactos entre Marcia y los cristianos. Hipólito escribió sobre la liberación de cristianos condenados a trabajos forzosos en las minas de la isla de Cerdeña gracias a la intervención de esta liberta. El futuro papa Calixto I se encontraba entre el grupo de los indultados. Tras varios años juntos, Marcia descubrió que Cómodo había incluido su nombre en una lista de personas que iban a ser condenadas por no cumplir los deseos del emperador. Por lo tanto, viendo peligrar su vida, ella y otros miembros de la corte imperial organizaron una conspiración para acabar con el emperador.

Después de un baño, Marcia ofreció vino mezclado con veneno a su compañero sentimental, pero pensando que esa no sería la solución más rápida, los conjurados decidieron que fuera el atleta Narciso el que terminara con la vida del emperador a cambio de una recompensa. De esa manera, Cómodo fue asesinado, aunque se difundió el rumor de que había muerto por otras causas. Posteriormente, Marcia contrajo matrimonio con Ecleto, uno de los conjurados en la muerte de Cómodo. Poco tiempo después, Marcia fue condenada a muerte en el 193 por Didio Juliano tras ser declarada culpable del asesinato.

Francisco Cidoncha Redondo

Escuela Universitaria “Francisco Maldonado” de Osuna (Sevilla)

Fernand Pelez Paris (1879). La muerte del emperador Cómodo. Musée des Beaux-Arts de la ville de Paris, París.

Fuentes principales

Dion Casio, Historia romana, 73.4.6-7; 73.13.5.

Herodiano, Historia del Imperio romano después de Marco Aurelio,1.16.4; 1.17.1-12; 2.1.3.

Hipólito, Refutación a todas las herejías, 9.12.10-12. 

Historia Augusta, Cómodo, 8.6-7; 11.9; 17.1-2.

Selección bibliográfica

Cidoncha Redondo, F., El concubinato y el contubernio en la sociedad romana (siglos I a. C. – III d. C.) (Sevilla 2021). 

Flexsenhar, M., “Marcia, Commodus’s “Christian” Concubine and CIL X 5918” Tyche 31 (2016) 135-147. 

Strong, A.K., “A Christian Concubine in Commodus’ Court?”, Eugesta 4 (2014) 238-259.

164. CLAUDIA CRATEYA VERIANA

164. CLAUDIA CRATEYA VERIANA

Claudia Crateya Veriana nació en una familia ilustre. Se tiene constancia de su existencia a través de un epígrafe hallado en las termas de Éfeso, donde se indica que había sido prítane y gimnasiarca de todos los gimnasios de la ciudad, a título honorífico puesto que, como mujer, no podía desempeñar estos cargos que eran exclusivos de los varones.

Los prítanos se encargaban de hacer funcionar las instituciones locales, convocando las sesiones de las asambleas de la ciudad, redactando las propuestas a debatir, entre otras cuestiones. Por su parte, los gimnasiarcas, velaban por el mantenimiento y el abastecimiento de los gimnasios de la ciudad. 

Ephesus

Estos cargos honoríficos, por una parte, daban prestigio a mujeres ricas y a sus familias y, por otra, la ciudad se veía beneficiada por sus actos evergéticos. Buena prueba del carácter meramente nominal del cargo de gimnasiarca es que podía implicar la inspección de las instalaciones o la visita a los gimnasios donde los atletas entrenaban desnudos, lo que comprometía la honorabilidad de la mujer. En el ámbito religioso, Claudia Creteya Veriana también fue sacerdotisa y encargada de supervisar los vestidos y ajuares de Artemis, diosa principal de Éfeso. En otro epígrafe, aparece como prítane junto con su abuela Julia Damiana Pola, donando dinero a las asambleas municipales de la ciudad.

La figura de Claudia Crateya Veriana es reseñable también por su árbol genealógico del que resalta el carácter ilustre de sus antepasados. Descendía de varias generaciones de sacerdotisas, prítanas y encargadas de los ajuares de la diosa Ártemis. Su madre, Ulpia Democrateya, había ostentado este último cargo y, al enviudar, se volvió a casar con un notable de la isla vecina de Samos. Por parte de padre era nieta de los sacerdotes del culto imperial Claudio Metrobio y Claudia Crateya. Claudia Crateya Veriana, gracias a su matrimonio con un senador del que no se conoce su nombre, formó parte del más selecto grupo de la élite romana. Debido al cargo de senador de su marido que tenía que estar cerca del emperador y participar en las sesiones del Senado, se trasladó de su Éfeso natal a Roma donde vivió hasta el final de sus días.

Anthony Álvarez Melero

Universidad de Sevilla

Baños de Skolastikia en Éfeso. Siglo II. Selçuk.

Fuentes principales

Engelmann, H., Knibbe, D., Merkelbach, R., Die Inschriften von Ephesos III. Nr. 600-1000 (Bonn 1980) n. 980.

Merkelbach, R., Nollé, J., Addenda et corrigenda zu den Inschriften von Ephesos I-VII (Bonn 1981).

Wankel, H., Die Inschriften von Ephesos I. Nr. 1-47 (Bonn 1979).

Selección bibliográfica

Kirbihler, F., “Les prêtresses d’Artémis à Éphèse (Ier siècle av. J.-C. IIIe siècle apr. J.-C.) ou comment faire du neuf en prétendant restaurer un état ancien” en Lalanne, S. (ed.), Femmes grecques de l’Orient romain (Besançon 2019).

Raepsaet-Charlier, M.-Th., Prosopographie des femmes de l’ordre sénatorial (Ier-IIe siècle) (Lovaina 1987).

Siekierka, P., Stebnicka, K., Wolicki, A., Women and the Polis. Public Inscriptions for Women in the Greek Cities from the Late Classical to the Roman Period, I-II, (Berlin-Boston 2021).

Van Bremen, R., The Limits of Participation. Women and Civic Life in the Greek East in the Hellenistic and Roman Periods (Amsterdam 1996).

163. BRUTIA CRISPINA

163. BRUTIA CRISPINA

La información disponible de Brutia Crispina es poco precisa. Nació en el siglo II en el seno de una de las familias de la élite de la región de Lucania, los Brutti, quienes servían estrechamente a la familia imperial desde tiempos de Adriano.

Su padre, el senador y dos veces cónsul Cayo Brutio Presente, había acompañado a Marco Aurelio y a Cómodo en las Guerras Marcomanas, y su hermano Lucio Brutio Quinto Crispino también había conseguido el consulado. Fue precisamente durante las campañas militares donde Marco Aurelio y Cayo Brutio acordaron el matrimonio entre sus hijos. 

Roma

Aunque la ceremonia fue algo modesta, el enlace resultó ser todo un evento. Se repartieron dádivas entre los asistentes, se acuñó un medallón en bronce con la representación de los contrayentes e incluso se compuso un epitalamio – un canto de bodas de tradición griega – para la ocasión. Dos años más tarde fallecía el emperador Marco Aurelio en Vindobona (actual Viena) y Cómodo ascendería al poder, convirtiéndose Brutia Crispina en la nueva Augusta. También recibiría el título de mater castrorum siguiendo la estela de su predecesora Faustina la Menor. Si bien no conseguía concebir un sucesor, contaba con la lealtad de sus súbditos y del Senado que colmaban de elogios a la nueva emperatriz, pues representaba las virtudes de mujer recatada y defensora de las tradiciones. Brutia Crispina vivió en una marea de confabulaciones e inestabilidad, tanto por los distintos acontecimientos que vivía el Imperio como por el carácter azaroso de su esposo. En esta época, difamar a la esposa imperial servía de pretexto para desprestigiar a la figura del emperador.

Su aparente infertilidad fue aprovechada por Marcia, la concubina favorita de Cómodo, y por su cuñada Ania Aurelia Galeria Lucila, que la señalaban de mujer descuidada y emperatriz ausente. Aun así, en el año 192 quedó embarazada. La tan esperada noticia no fue motivo de dicha, ya que fue acusada de adulterio y Cómodo la desterró a Capri. Brutia Crispina fue ejecutada durante su destierro tras el asesinato de Cómodo a manos de Narciso incitado por Marcia, Electo y Emilio Leto. A pesar de la damnatio memoriae a la que condenaron a su esposo, se conservan noticias sobre ella en las fuentes literarias, epigráficas y numismáticas. Brutia Crispina fue una noble mujer y esposa imperial cuya vida quedaría truncada por la conspiración y la envidia. 

Patricia Téllez Francisco

Universidad de Sevilla

Sestercio de Brutia Crispina. Siglo II. Anverso: busto de Crispina. Leyenda: CRISPINA AUGUSTA. Reverso: representación estante de la diosa Venus. Leyenda: VENUS.

Fuentes principales

Dion Casio, Historia romana, 9.4-79; 72 -117.

Herodiano, Historia del Imperio romano después de Marco Aurelio, 1.8- 4.

AE 1987, 470.

Selección bibliográfica

Hekster, O., Commodus: An Emperor at the Crossroads (Gieben 2002).

Hidalgo de la Vega, M.ªJ., Las emperatrices romanas: sueños de púrpura y poder oculto (Salamanca 2012).

Royo Martínez, M.M., “La celebración de los votos imperiales y su reflejo en las emisiones romanas de los siglos I y II d. C.”, en de Santiago Fernández, J., de Francisco Olmos, J.M., (eds.) Homenaje a María Ruiz Trapero (Madrid 2017) 149-186.

162. ANIA AURELIA GALERIA LUCILA

162. ANIA AURELIA GALERIA LUCILA

Ania Aurelia Galeria Lucila conocida como Lucila, fue una mujer perteneciente a la dinastía Ulpio-Elia. Lucila fue la segunda de los doce hijos del emperador Marco Aurelio y de Faustina la Menor. Nació en el 148 y vivió en la residencia imperial del Palatino. Entre los hermanos de Lucila que también superaron la infancia y sobrevivieron a sus padres estaban el futuro emperador Cómodo y tres mujeres: Aurelia Fadila, Ania Cornificia Faustina y Vibia Aurelia Sabina.

Su padre la prometió en matrimonio con Lucio Vero poco después de su subida al trono. Lucila recibió el título de Augusta y se convirtió en la esposa de un emperador, disfrutando del mismo estatus de su madre, Faustina la Menor, desde el año 161.

Roma

Fruto de esta unión nacería una hija, Aurelia. Sin embargo, el emperador Lucio Vero fallecería a comienzos del año 169, víctima de la epidemia que sus tropas habrían supuestamente difundido por el Imperio romano tras la invasión de Mesopotamia. Sospechas infundadas la acusarían de haber asesinado a Lucio Vero por favorecer a su hermana. Esta muerte provocaría que Lucila perdiese su estatus de consorte imperial y que su padre la casara con Tiberio Claudio Pompeyano, a pesar de las reticencias mostradas por la propia Lucila y por Faustina la Menor debido a la diferencia de grupo social y de edad entre ambos. 

Del nuevo matrimonio de Lucila nacerían dos hijos: Lucio Aurelio Cómodo Pompeyano y Claudio Pompeyano. No obstante, Lucila no se acostumbraría a la vida de ciudadana privada y, según Herodiano, tras la muerte de su padre y el advenimiento en solitario al trono imperial de su hermano Cómodo, sentiría una gran envidia hacia la preeminente posición de la esposa de éste, su cuñada la Augusta Brutia Crispina. Posiblemente, su ambición por recuperar el estatus perdido la llevase a diseñar una conjura de corte senatorial en el año 182 destinada a asesinar al emperador Cómodo.

Según Dion Casio, Lucila persuadió a Claudio Pompeyo Quintiano para que apuñalase a Cómodo en la entrada del anfiteatro. Aquel era el amante de ella, yerno y sobrino político. En esta conjura colaboraría con seguridad el senador Marco Umidio Cuadrato Aniano, cónsul y primo de Cómodo. Asimismo, probablemente participasen también, Aurelia, el hijo adoptivo de Marco Umidio Cuadrato Aniano y la hermana de este último, Umidia Cornificia Faustina. Sin embargo, la conjura no tuvo éxito y fue descubierta por Cómodo quien supo de la implicación de Lucila. Fue desterrada a la isla de Capri y ejecutada inmediatamente. Sobre la iconografía y el nombre de Lucila se aplicó una damnatio memoriae.

Daniel León Ardoy

Universidad de Sevilla

Sestercio de Ania Valeria Galeria Lucila. Siglo II. Anverso: busto de Lucilla. Leyenda: LUCILLA AUG. ANTONINIA AUG. Reverso: representación estante de la diosa Vesta. Leyenda: VESTA.

Fuentes principales

Dion Casio, Historia romana, 71.1.3; 72.4.1-7.

Eutropio, Breviario, 8.10.1.

Herodiano, Historia del Imperio romano después de Marco Aurelio, 1.8.3-8.

Historia Augusta, Vero 7.7; 10.1-5.

Selección bibliográfica

Bianchi, A.G., “Lucilla Augusta: una rilettura delle fonti”, en Petraccia, M.F. (cur.), Miscellanea Greca e Romana XIII (Roma 1988) 129-144.

Direz, J., “Le complot de Lucilla. Ingérence sénatoriale ou conjuration dynastique?”, Athenaeum 96 (2008) 383-396. 

Molinier-Arbo, A., “À qui profitait la conjuration de Lucilla? Réflexions sur un passage des Caesares de Julien”, AC 76 (2007) 119-132.

161. SENODONA

161. SENODONA

Senodona, nombre galo que significa “venerable anciana”, fue el que paradójicamente recibió una niña que murió en su tierna infancia en la ciudad de Burdigala durante el inicio del reinado del emperador Marco Aurelio. La prueba de su muerte es al mismo tiempo el testimonio de una tragedia familiar. Sin que podamos precisar el orden, fallecieron sus padres, Lucio Secundio Cintucnato y Claudia Matua, ambos ciudadanos romanos, aunque sus cognomina galos, Cintucnato y Matua, demuestren su origen local. Probablemente Senodona fue la última en morir. La emoción suscitada por la extinción total de esta familia explica el enorme tamaño de la estela que recordaba su vida y sobre todo su muerte. 

Burdigala

Su tía, la hermana de su padre y heredera, Secundia Urbana, se encargó de recordarlos para siempre con una estela. Los tres miembros fueron representados de pie, con las vestimentas cortas típicas de la Galia: túnica que llegaba a mitad de la pantorilla y mangas tres cuartos, recubierta por un abrigo enrollado en los hombros. Los padres unen sus manos derechas, gesto que recuerda su unión matrimonial. El hombre lleva el cofre que representa probablemente la economía familiar. La niña está en el centro, entre sus padres. Desgraciadamente, su rostro ha desaparecido. Vemos en sus manos símbolos femeninos e infantiles como son dos frutas. 

Senodona, como su madre, Claudia Matua, y su tía, Secundia Urbana, fueron mujeres burdigalenses del siglo II, pertenecientes a la pequeña burguesía trabajadora, con fuertes raíces locales a pesar de poseer la ciudadanía romana. Su monumento pone de manifiesto la imagen para la eternidad de una niña que también mereció el recuerdo en la capital de la provincia de Aquitania. 

Milagros Navarro Caballero

Centre National de la Recherche Scientifique de l’Université Bordeaux-Montaigne

Estela funeraria de Senodona. Siglo II. Musée d’Aquitaine, Burdeos.

Musée d’Aquitaine

Fuentes principales

CIL XIII, 884.

Selección bibliográfica

Maurin, L., Navarro Caballero, M., Inscriptions Latines d’Aquitaine: Bordeaux (Bordeaux 2010) n. 199, 417-418.

Navarro Caballero, M., “Muerte y duelo entre las mujeres de Burdigala”, en Pavón, P. (ed.), Conditio feminae. Imágenes de la realidad femenina en el mundo romano (Roma 2021).

Navarro Caballero, M., Maurin, L., “Onomástica y sociedad en la ciuitas de los Bitúriges Viviscos” en Ruiz de Urbina, E., Vallejo, J.M. (eds.), Métodos y técnicas en Ciencias de la Antigüedad. Estudios sobre investigación y docencia, Anejos de Veleia 16 (Vitoria 2018) 133-144.