FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LAS MUJERES

FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LAS MUJERES

Antonio Calvo Maturana (Coordinador), Clelia Martínez Maza (Coordinadora), Ágata Ortega Cera (Coordinadora) y Lucía Prieto Borrego (Coordinadora).

La mayoría de los manuales universitarios de Historia siguen relegando a las mujeres a un lugar meramente testimonial. Esta carencia de los libros de texto hace que tanto el profesorado como el estudiantado carezcan de recursos para el estudio de la mitad de la humanidad, lo que no puede ofrecer otro resultado que una enseñanza y un aprendizaje sesgados en cuanto abiertamente masculinizados. En respuesta a ese estruendoso silencio, este volumen ofrece 137 fuentes (iconográficas y escritas) para el estudio de la Historia de las mujeres, desde la Antigüedad hasta nuestros días, desde las sacerdotisas babilonias hasta el #metoo. A partir de un planteamiento interseccional, no solo se ha mantenido una perspectiva de género, sino que se ha atendido a la diversidad femenina, tanto étnica, como geográfica, social o de edad. Esta obra es resultado del esfuerzo colectivo e interdisciplinar? pues también ofrece lecturas desde la Filología y la Historia del Arte? de 74 especialistas que se han encargado de localizar las fuentes, contextualizarlas y hacerlas accesibles, plantear un cuestionario que fomente la reflexión y el sentido crítico, y seleccionar un listado bibliográfico y de recursos digitales que permitan al estudiantado ampliar información. Ofrecemos, en definitiva, una herramienta didáctica de gran utilidad que tiene un doble objetivo: de un lado, el fomento de un aula inclusiva en la que se formen ciudadanos y ciudadanas muchos más concienciados; del otro, la aportación de materiales que permitan un estudio más profundo y riguroso de los contenidos propios de las carreras universitarias de Humanidades en general, y del grado y los másteres en Historia en particular.

Toda la información en el siguiente hipervinculo: https://www.comares.com/libro/fuentes-para-el-estudio-de-la-historia-de-las-mujeres_143751/

250. TEODORA

250. TEODORA

Teodora fue, gracias a su matrimonio con el emperador Justiniano, emperatriz del Imperio romano de Oriente entre los años 527 y 548. Su pasado como animadora de la facción de los Verdes del Hipódromo de Constantinopla ha condicionado la imagen que se tiene de ella, especialmente a partir de la información proporcionada por Procopio de Cesarea. Durante el periodo en el que estuvo vinculada a esa facción, conoció a Justiniano, sobrino del emperador Justino I. Antes de ese momento, las fuentes discrepan: algunas consideran que fue prostituta; otras mencionan que tuvo varias parejas, alguno de ellos ocupando cargos de la administración. Parece cierto, que de alguna de esas relaciones tuvo descendencia, al menos una hija y un hijo.

Constantinopolis

El comienzo de la relación entre Teodora y Justiniano fue complicado, especialmente por la distinta procedencia social de ambos y por la oposición de Lupicina, esposa del emperador. El fallecimiento de esta permitió el enlace. En el 527, Justiniano accedió al trono de Constantinopla; en ese momento, el emperador también coronó a Teodora como emperatriz. Teodora tuvo un gran ascendente sobre su marido en materia política y religiosa. Es más, en algunas leyes, Justiniano I la menciona expresamente, elogiándola como su mejor consejera. En este sentido, es fundamental recordar el papel determinante de Teodora en la llamada Revolución Niká; provocada por un enfrentamiento entre las facciones del Hipódromo de la ciudad, que causó grandes destrozos e incendios en la misma, y que estuvo a punto de acabar con el gobierno de Justiniano. Según Procopio, fue Teodora quien, con su firme actitud, convenció al emperador de que debía aguantar e intentar recuperar el control de la ciudad. Es célebre la frase que Procopio pone en boca de Teodora, en la que afirmaba que prefería una mortaja imperial que vivir sin la púrpura.

            Teodora intervino activamente en la política religiosa de su esposo; apoyando abiertamente a los monofisitas, que, puntualmente, eran perseguidos por Justiniano. Es muy posible que la emperatriz siguiera esa corriente cristiana, puesto que los autores abiertamente monofisitas la presentan como una emperatriz piadosa, mientras que los calcedonenses dibujan un oscuro retrato de su personalidad. Fundó el convento “de las arrepentidas”, destinado a acoger a mujeres que había tenido una vida vinculada a la prostitución o a actividades moralmente indignas. Aparece representada en uno de los mosaicos de San Vital de Rávena y en un icono del Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí. Su monograma, junto con el de Justiniano, se representa en los capiteles de las columnas de Santa Sofía de Constantinopla. Por todo lo anterior, el gobierno de Justiniano no se puede entender sin su presencia.

Margarita Vallejo Girvés

Universidad de Alcalá de Henares

Representación de Teodora (Detalle del mosaico del emperador Justiniano I del ábside de la iglesia de San Vital) (ca. siglo VI) Rávena.

Fuentes principales

Evagrio, Historia eclesiástica, 4.5.

Juan de Éfeso, Historia eclesiástica, 3.

Procopio de Cesarea, Historia de las guerras, 1; Historia secreta.

Selección bibliográfica

Croke, B., “Justinian under Justin: Reconfiguring a Reing”, BZ 100, 1 (2007) 13-56.

Greatrex, G.,“The Nika Revolt: A Reappraisal” JHS 117 (1997) 60-86.

Harvey, S.A., “Theodora, ‘the Believing Queen’: A Study of Syriac Historiographical Tradition”, Hugoye. Journal of Syriac Studies 4, 2 (2001[2010]) 209-234.

Pazdernik, C., “‘Our Most Pious Consort Given Us by God’ 525-548. Dissident Reactions to the Partnership Justinian and Theodora, ” ClAnt 13 (1994) 267-268.

Potter, D., Theodora. Actress, Empress, Saint (Oxford 2015).

Ziche, H.G., “Abusing Theodora: Sexual and Political Discourse in Procopius”, Byzantiaka 30 (2012-2013) 311-323.

249. LUPICINA

249. LUPICINA

El nombre original de Eufemia, esposa del emperador Justino I, fue el de Lupicina. El primero solo lo asumió tras la llegada de su esposo al trono. Según algunos autores, el nombre de Lupicina, que podía tener connotaciones negativas, no era digno de la esposa de un emperador. En la ceremonia de coronación, Lupicina, ahora Eufemia, fue proclamada como una “Nueva Elena”, rememorando la dignidad de la cristiana madre del emperador Constantino. Los orígenes de Lupicina no están claros. Todo parece apuntar que había sido una esclava. Justino contrajo matrimonio con Lupicina cuando él ocupaba el cargo de jefe de la guardia del palacio imperial durante el reinado de Anastasio I.

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Constantinopolis

Las fuentes literarias apenas hablan de ella si no es para comentar su oposición al matrimonio entre Justiniano I y Teodora. Entre las cuestiones que podemos encontrar referenciadas en ellas, Lupicina aparece como una convencida cristiana calcedonense, con un gran ascendente sobre su esposo. Esta circunstancia fue aprovechada por el papa Hormisdas, quien le solicitó que convenciera a Justino I para que pusiera fin al cisma Acaciano, que dividía a las iglesias de Oriente y Occidente desde hacía un par de décadas. Esa influencia también fue vista por los autores monofisitas que la acusaron de no saber comportarse como emperatriz.  El motivo era que se había negado a recibir la comunión de manos del patriarca de Constantinopla si este no aceptaba que el calcedonismo fuera la fe cristiana que se debía seguir, uniéndose en la fe con Roma. Sin embargo, Procopio de Cesarea, autor prácticamente contemporáneo, afirmaba que jamás se había involucrado en asuntos de Estado.

           El papel principal que la historia ha atribuido a Lupicina es el de la responsable de que el matrimonio entre Justiniano y Teodora no se pudiera materializar hasta su muerte. Según una ley de Justino I, el matrimonio entre miembros de la aristocracia senatorial y actrices no era ni posible ni legal. Con este precedente, si Justiniano quería suceder a su tío, no podía contraer matrimonio con Teodora, que, en el mejor de los casos, las fuentes consideran una actriz, mientras que otros una prostituta. Lo cierto es que tras el fallecimiento de Lupicina, el matrimonio se celebró. Algunos autores compararon la actuación política de Lupicina con la de Teodora, muy activa políticamente, mientras que la segunda no lo era tanto. Sin embargo, otros autores destacaron lo perjudicial que fue la intromisión de Lupicina en los asuntos del Imperio.

Justino I tuvo especialmente consideración hacia su esposa. Erigió una estatua de oro de pequeño tamaño, en el llamado “barrio de Olibrio” de Constantinopla, en el que se ubicaba el palacio de Anicia Juliana, la última descendiente de la dinastía teodosiana. Eufemia falleció entre el 524 y el 525, siendo enterrada en un sarcófago en el llamado “Monasterio de la Augusta”, unido a la iglesia dedicada al apóstol Santo Tomás. Dos años después le siguió Justino I, que también fue enterrado en el mismo lugar.

Margarita Vallejo Girvés

Universidad de Alcalá de Henares

Representación del antiguo Hipódromo de Constantinopla. XVI/XVII.

Fuentes principales

Procopio de Cesarea, Historia secreta, 5.17; 9.48-49.

Pseudo Dionisio de Tell-Mahrē, Crónica.

Suda, Epsilon 3796.

Teodoro Lector, Historia eclesiástica, 155.

Selección bibliográfica

Croke, B., “Justinian under Justin: Reconfiguring a Reing”, BZ 100, 1 (2007) 13-56.

Hillner, J., “Empresses, Queens, and Letters: Finding a ‘Female Voice’ in Late Antiquity”, Gender & History 31, 2 (2019) 358-382.

McClanan, A., Representations of Early Byzantine Empresses. Image and Empire (New York 2002).

Meier, M., ‘Der “Kaiser der Luppa”: Aspekte der Politischen Kommunikation im 6. Jahrhundert n. Chr.’, Hermes 129, 3 (2001) 401-430.

Vallejo Girvés, M., “The Image of Empress Lupicina (Euphemia) in the Patristic Sources”, Studia Patristica 103 (2022) 263-278.

248. ANICIA JULIANA

248. ANICIA JULIANA

Anicia Juliana era nieta de Licinia Eudoxia y del emperador Valentiniano III, hija de Placidia y de Olibrio, efímero emperador de Occidente. Nació en Constantinopla a mediados del siglo V, y ostentó el rango de Patricia por derecho propio. Ella permaneció en Constantinopla cuando sus padres se trasladaron a Italia para asumir la corona del Imperio romano de Occidente. Debía estar bien integrada en la corte de Zenón, pues en el año 478 la prometió al general ostrogodo Teodorico, aunque finalmente se casó con Flavio Areobindo, un general de origen bárbaro, cuya familia había servido a los emperadores teodosianos.

 

Constantinopolis

A partir del año 482, en el que se produce el cisma entre las iglesias cristianas de Oriente y Occidente, Anicia Juliana tomó un gran compromiso con el calcedonismo, corriente cristiana que defendía la Iglesia de Roma y que era contraria a la sustentada por los emperadores Zenón y Anastasio I. En la última década del reinado de Anastasio se distinguieron varias mujeres calcedonenes entre los círculos aristocráticos de Constantinopla. Todas ellas giraban en torno a la corte paralela de Anicia Juliana. Ella y su entorno mantuvieron una resistencia frente a los intentos de imposición del emperador Anastasio en materia religiosa en Constantinopla. El emperador y el patriarca de Constantinopla quisieron convencerla para que cambiara de opinión, sin éxito. Pudo haberse convertido en emperatriz si su esposo hubiera aceptado la corona imperial, honor que le propuso el pueblo de Constantinopla cuando se rebeló contra el emperador Anastasio en el contexto de los disturbios ocurridos en la ciudad en 512 y motivados por la rígida actitud anticalcedonense del emperador. Anicia Juliana y el papa Hormisdas mantuvieron correspondencia, escribiendo ella y recibiendo cartas de este, en relación con la defensa del calcedonismo así como de la unión de las iglesias de Roma y Constantinopla bajo esa misma fe.

La actividad evergética fue muy desarrollada por Anicia Juliana. Restauró y embelleció iglesias de Constantinopla que habían sido construidas y mantenidas por su madre y su abuela. Destacan, entre ellas, la iglesia de Santa Eufemia y la de San Polieucto. De esta última se ha transmitido una larga inscripción métrica en la que Anicia Juliana alaba y honra no sólo a este santo sino al compromiso de las mujeres de su familia por la verdadera fe cristiana y por el futuro del Imperio romano. El códice ilustrado que recoge la obra Materia Médica de Dioscórides, conservado actualmente en Viena, le fue regalado a Anicia Juliana por la ciudad de Honoriatis, en Asia Menor, en agradecimiento a haber edificado en esa ciudad una iglesia con sus propios fondos. Una particularidad de este códice se encuentra en una de las primeras páginas; en ella se ve a Anicia Juliana sentada en una silla elevada, con diadema, ropas púrpuras, señal todo ello de su vinculación con la familia imperial teodosiana.

Margarita Vallejo Girvés

Universidad de Alcalá de Henares

Retrato Donor en el Viena Discorides. Siglo VI.

Fuentes principales

Antología Palatina, 1.10.

Collectio Avellana, 164; 179; 198.

Juan Malalas, Crónica, 368-370.

Teófanes Confesor, Cronografía, 6005.

Selección bibliográfica

Bardill, J., “A New Temple for Byzantium: Anicia Juliana, King Solomon, and The Gilded Ceiling of The Church of St. Polyeukt in Constantinople”, en Bowden, W. et alii (eds.), Social and Political Life in Late Antiquity (Leiden 2006) 339-370.

Capizzi, C., Giuliana. La Committente (c. 463- c. 528) (Milano 1996).

Nathan, G., “The Vienna Dioscorides’ dedicatio to Anicia Iuliana: A Usurpation of Imperial Patronage?”, Garland, L. et alii (eds.), Basileia. Essays on Imperium and Culture. In Honour of E. M. Jeffreys and M. J. Jeffreys (Brisbane 2011) 95-102.

Pizzone, A.M.V., “Da Melitene a Constantinopoli: S. Polieucto nella política dinástica di Giuliana Anicia. Alcune osservazione in margine ad A.P. 10”, Maia 55 (2003) 107-132.

247. LEONCIA

247. LEONCIA

Leoncia fue la segunda hija del emperador León I y Elia Verina, hermana de Ariadne. Debió nacer después del 457, año en el que su padre fue proclamado emperador, lo que le dio la condición de porfirogéneta, es decir, “nacida bajo la púrpura”. Ella y su hermana recibieron una excelente formación de manos del gramático Dioscoro, quien las introdujo en los conocimientos del saber clásico grecorromano. 

Su vida estuvo determinada por la política de alianzas de su padre. Así, se la prometió en matrimonio con Patricio, segundo hijo de Aspar, un poderoso general de Oriente y hombre fuerte del Imperio.

Constantinopolis

Este matrimonio iba a unir a un arriano con una niceno-calcedonense, hecho que provocó las protestas de toda la comunidad monástica de Constantinopla. Aunque no hay constancia cierta de si finalmente Leoncia contrajo matrimonio con Patricio, sabemos que en el 471 quedó libre del mismo cuando León I y su yerno Zenón sometieron a Aspar y a sus hijos a un encierro en palacio. A Leoncia le esperaba un nuevo matrimonio con Marciano, un romano hijo del emperador romano de Occidente Antemio y nieto del emperador de Oriente Marciano. Tras este matrimonio y la muerte de su padre, Leoncia se vio implicada en una conspiración contra el emperador Zenón y su hermana Ariadne. En 478, su madre, había sido entregada como rehén a Ilo, un general isaurio enfrentado a Zenón, y confinada en una remota fortaleza de Asia Menor. Ante estos hechos y argumentando su condición de porfirogéneta que le concedía la legitimidad para convertir a su esposo en emperador, Leoncia, su marido y un grupo de fieles a Verina se rebelaron contra Zenón.

Sin embargo, este consiguió recuperar el poder. Leoncia y Marciano solicitaron asilo eclesiástico, pero él fue capturado y exiliado a una fortaleza de Capadocia. Leoncia consiguió refugiarse en el monasterio de los Acemetas de Constantinopla. Todo parece indicar que, durante un tiempo, Zenón permitió que Leoncia permaneciera en ese monasterio. Parece ser que, posteriormente, se la envió al exilio junto con su esposo. Tras esos episodios, Leoncia desaparece de las fuentes literarias. De su matrimonio con Marciano nacieron dos hijas, de las que ninguna fuente proporciona el nombre. Varias leyendas hagiográficas en lengua copta mencionan que una de esas hijas se trasladó a Egipto donde, haciéndose pasar por un eunuco, entró en un monasterio masculino, del que no salió hasta que fue reclamada por su hermana, que se encontraba en Constantinopla aquejada de un problema de salud. Queda claro que la vida de Leoncia estuvo marcada por su condición de porfirogéneta, siendo la primera utilización política documentada en la historia bizantina. 

Margarita Vallejo Girvés

Universidad de Alcalá de Henares

Ruinas del monasterio de Studion en Constantinopla, construido en el siglo V sobre los restos del monasterio acemeta.

Fuentes principales

Evagrio, Historia eclesiástica, 3.26.

Juan de Antioquía, Historia. Fragmentos, 303.

Juan Malalas, Crónica, 375. 46.

Teodoro Lector, Epítome de su Historia eclesiástica, 81.

Selección bibliográfica

Croke, B., “Dinasty and Ethnicity: Emperor Leo I and The Eclipse of Aspar”, Chiron 25 (2005) 147-203.

Vallejo Girvés, M., “Ad ecclesian confugere, tonsuras y exilios en la familia de León y Verina”, en Vallejo Girvés, M. et alii (eds.), Movilidad forzada entre la Antigüedad Clásica y Tardía (Alcalá de Henares 2015) 137-160.