170. ATALANTA

170. ATALANTA

Atalanta fue una prominente mujer de la pequeña pero floreciente ciudad de Termesos, en Pisidia (Asia Menor), que vivió a finales del siglo II. Pertenecía a una rica y eminente familia de la oligarquía local. Como tal, se nos presenta adornada de las virtudes de la nobleza, particularmente de la templanza y la modestia, cualidades ideales que formaban parte del perfil adecuado de toda mujer de la élite. Ciudadana activa y benefactora, su actuación pública es propia del estilo oligárquico de moda entre las élites urbanas en el siglo II en el Oriente romano, la philotimia para con su comunidad, esto es, la distinción y honra que confieren la liberalidad y la munificencia cívicas.

 

Termesos

Conocemos a Atalanta, ya viuda, a través de tres inscripciones grabadas en los pedestales que sostenían las correspondientes estatuas de la matrona. Al menos dos de ellas se erigen en un punto muy especial de la topografía urbana, uno de los lugares públicos más visibles y considerados social e ideológicamente: el ágora, junto a la stoa del rey Átalo de Pérgamo. Una de ellas, con una imagen de tamaño natural en bronce, se acompaña de un largo texto que recoge el contenido de un decreto de la asamblea de la ciudad por el que se acuerda conceder a Atalanta una estatua con su propia imagen y una corona de oro. Los motivos para tal distinción son variados: prodigalidad en los gastos, adelanto de dinero y suscripciones públicas, ofrecimiento de regalos y desempeño de sacerdocios. Con todo, la razón principal es el aprovisionamiento de grano a los almacenes de la ciudad durante un periodo de escasez y necesidad. Atalanta ha sido clasificada entre las más grandes benefactoras del periodo imperial en el Oriente romano, con unas evergesías que excedían las que practicaban sus contemporáneos masculinos.

Un segundo monumento se erigió junto al anterior, esta vez por los artesanos de la ciudad. Ubicada al margen de las élites dirigentes, la asociación de los artesanos buscaba hacerse un hueco en el mundo cívico reclamando un lugar en la sociedad dirigente apelando a la misma cualidad de Atalanta, la philotimia. Dado el férreo control que las instituciones urbanas y las autoridades ejercían sobre el espacio público, cabe pensar que Atalanta facilitó la obtención del permiso para ubicar la estatua junto a la oficial y la libertad de elección de su texto. Los miembros de las asociaciones profesionales, en este caso “los artistas de Dionisos” -relacionados con la música y el teatro-, pertenecientes a los estratos medios y bajos urbanos, podían ponerse así en el centro de la atención pública vinculándose con notables de la ciudad mediante los homenajes que les erigían.

Salvador Ordóñez Agulla

Universidad de Sevilla

Anfiteatro de Térmesos. Turquía.

Fuentes principales

TAM III.1, 4; TAM III.1, 62; SEG 41, 1258.

Selección bibliográfica

Siekierka, P., Stebnicka, K., Wolicki, A., Women and the Polis. Public Honorific Inscriptions for Women in the Greek Cities from the Late Classical to the Roman Period. Volume I (Berlin- New York 2021).

Van Bremen, R., The Limits of Participation: Women and Civic Life in the Greek East in the Hellenistic and Roman Periods (Amsterdam 1996).

Van Nijf, O.M., “Public Space and the political culture of Roman Termessos”, en Van Nijf, O.M., Alston, R. (eds.), Political Culture in the Greek City after the Classical Age (Leuven – Paris- Walpole 2011) 215-242.

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