38. TERENCIA
Terencia fue una matrona romana que vivió a finales de la República romana, en el siglo I a. C. No se tiene mucha información sobre sus primeros años de vida, así como tampoco existe una descripción de su apariencia. Sin embargo, esto no quiere decir que se conozca poco de ella, pues al ser la esposa de Marco Tulio Cicerón, el afamado orador romano, son abundantes los datos disponibles. Aparece de forma constante en varios de los escritos de su marido, en especial en sus epístolas, lo que supone todo un privilegio de cara a la investigación de su vida.
Terencia fue una acomodada mujer romana, proveniente de una rica y prestigiosa familia. El matrimonio con Cicerón tenía el objetivo de forjar una alianza política y económica entre ambas familias. Prueba de ello es la cuantiosa dote que aportó Terencia al matrimonio y que benefició la carrera política de Cicerón.
Roma
Aquella destacó por el control personal de sus finanzas, algo que teóricamente no podían hacer las mujeres romanas, pero que Terencia fue capaz de sortear mediante la utilización de agentes que intercedían por ella en los negocios. De este modo, era capaz de manejar grandes sumas de dinero y propiedades llevando a cabo tratos con comerciantes o banqueros. El culmen de todo ello fue la aparente intención de hacer testamento, algo que sorprendió a Cicerón.
En lo personal, su matrimonio al principio fue correcto, algo entendible al ser concertado, pero parece que fue evolucionando hacia un genuino amor, fruto del cual nacieron su hija Tulia y su hijo Marco. Terencia era una mujer fuerte que apoyó la carrera política de su marido. A pesar de todo, no dejó de ser fiel a las tradiciones y al cuidado del hogar. El principal problema a la hora de estudiar a Terencia es que la información que existe sobre ella es parcial y negativa, pues Cicerón y Plutarco, ven en Terencia a una mujer demasiado independiente, que se aleja de los estándares del momento. A esto se añade el hecho de que la pareja terminó separándose, aunque se desconocen las razones. En cualquier caso, Cicerón pasa del afecto a la frialdad en sus epístolas, contribuyendo a que perviva la imagen negativa sobre ella.
Al final, la figura de Terencia es la de una mujer autoritaria y capaz, que llevaba a cabo sus propios negocios con soltura y que tenía gran influencia sobre su marido. Sin embargo, esta visión oculta su faceta de madre y querida esposa que siempre sacaba adelante a su familia. Supuestamente se casó dos veces más, una de ellas con el historiador Salustio, y quizás con Marco Valerio Mesana Corvino, llegando a la avanzada edad de ciento tres años.
Antonio Fajardo Alonso
Universidad de Sevilla
Lawrence Alma-Tadema (1889). El encuentro silencioso. National Art Gallery, Londres.
Fuentes principales
Cicerón, Cartas a Ático, 65; Cartas a los familiares.
Plutarco, Vidas paralelas, Cicerón, 4.4-7; 33.
Valerio Máximo, Hechos y dichos memorables, 7.6.
Selección bibliográfica
Everitt, A., Cicerón (Barcelona 2007, 1ª ed. en inglés, 2001).
Muñoz Martín, M.N., “Terencia”, en Pociña Pérez, A., García González, J. M.ª, En Grecia y Roma III: Mujeres reales y ficticias (Motril 2009) 301-321.