125. MINICIA MARCELA

125. MINICIA MARCELA

Minicia Marcela fue una joven cuyo recuerdo ha pervivido gracias a una de las cartas de Plinio el Menor. En ella, el escritor lamentaba la muerte de la pequeña, hija de su amigo Fundano, que perdió la vida con tan solo trece años, después de sufrir una larga enfermedad. Minicia es uno de los mejores ejemplos de qué suponía ser niña de una familia de la élite en Roma. Como describe Plinio, desde pequeña estuvo asistida por diferentes nodrizas y pedagogos que se encargaban de su crianza y educación. Esa preparación comenzó desde la infancia, pues, según relata el autor, su propio padre se esforzó por educarla en los modelos tradicionales de prometida, esposa y madre. 

Roma

Esta formación no finalizaba hasta que no alcanzara el papel de esposa. En este sentido, una niña instruida sería una futura materfamilias preparada para las cuestiones financieras y administrativas del hogar. De ella no solo se elogió su aplicación al estudio y su compromiso con su formación intelectual, también se realzó su bondad, el cariño que profesaba a su alrededor, en definitiva, lo virtuosa que era. De la carta de Plinio resaltan otros aspectos como el temprano acceso al matrimonio o la imagen de Minicia como la mujer que pudo ser y cuya muerte no permitió que fuera. De hecho, el autor recoge el lamento del padre, Fundano, quien tuvo que cambiar los vestidos y joyas de su boda por los ungüentos del funeral.

Esta información nos ilustra también acerca de cómo en determinados círculos aristocráticos, el acceso al matrimonio de jóvenes que habían llegado a la pubertad, o que incluso no la habían alcanzado, suponía una estrategia para favorecer los intereses familiares. La importancia de la descripción de Plinio radica en que, teniendo en consideración la escasez de fuentes para estudiar al colectivo femenino infantil en la antigua Roma, ayuda a tener una imagen de cómo sería la vida de estas niñas de la élite, muy diferente, al del grueso de la población infantil. Es un ejemplo de cómo funcionaban los cánones de género femeninos en niñas lejos aún de la adultez. 

Marta Álvaro Bernal

Universidad de Sevilla

Epígrafe funerario dedicado a Minicia Marcela. Siglo II. Roma.

Fuentes principales

Plinio el Menor, Epístolas, 5.16.

Selección bibliográfica

Álvaro Bernal, M., “La división de roles en la infancia: puellae educadas para el matrimonio”, en Pavón, P. (ed.), Marginación y mujer en el Imperio romano (siglos I-III) (Roma 2018) 103-132.

Bodel, J., “Minicia Marcella: Taken before Her Time”, AJPh 116 (3) (1995) 453-460.

Caldwell, L., Roman Girlhood and the Fashioning of Femininity (Cambridge 2015).

Shelton, J.A., The Women of Pliny’s Letters (New York 2013).

124. ARBÚSCULA

124. ARBÚSCULA

La lápida de la liberta Arbúscula, que murió a la edad de 23 años y 10 meses, procede del columbario de los Octavii en la Vía Salaria y fue colocado por su madre Tucia liberta de Urbana. Su epitafio muestra un ejemplo de dístico elegíaco en la que la difunta habla del dolor que su muerte había traído a sus padres e invita a su hermana a darles consuelo. Arbúscula también le rogó a Plutón que no destrozara su casa. Finalmente, se dirige a su madre para rogarle que no sufra.

Existe una discrepancia para situar cronológicamente a Arbúscula. Algunos autores apuntan a que vivió en la primera mitad del siglo I; otros consideran que vivió en el siglo II. Sea como fuere, Arbúscula fue liberta de Lucio Octavo y su esposa.

Roma

Posiblemente Arbúscula nació cuando su madre Tucia era esclava, ya que si su madre hubiera sido liberta, ella habría nacido libre, aunque ilegítima. Madre e hija fueron separadas y alcanzaron la libertad en distintas familias, aunque como muestra el epígrafe siguieron estando en contacto. La invitación que aparece en el epígrafe a que los padres no manifiesten su dolor es un recurso literario común en este tipo de documentos, como también la apelación al cruel Plutón. Esta clase de referencias frecuentes en la epigrafía seguramente se encontraban en los manuales de los talleres epigráficos. Tucia debió recurrir a un repertorio que contenía pensamientos y frases adecuadas para expresar el pesar por la muerte de su hija. Sin embargo, ni ella ni el cantero se dieron cuenta de que en este caso algunos términos debían declinarse en femenino y no en masculino, quizá porque no habían sido instruidos adecuadamente. El caso de Arbúscula y Urbana es uno de los muchos testimonios que ofrecen las inscripciones sobre la desintegración de la familia servil.

Marcella Chelotti

Università degli Studi di Bari

Ejemplo de columbario perteneciente a Pompeyo Hylas. Siglo I. Roma.

Fuentes principales

CIL VI 7872; CLE 971.

EDR 4981.

Selección bibliográfica

Giovagnoli, M., “L’epitaffio in versi per una figlia”, en  Friggeri R., Granino Cecere, M.G., Gregori, G.L. (eds.), Terme di Diocleziano, la collezione epigrafica (Milano 2012).

Massaro, M., “Novità editoriali nel campo delle iscrizioni metriche”, InvLuc 12 (1990) 191-244.

123. SULPICIA LEPIDINA

123. SULPICIA LEPIDINA

La vida de Sulpicia Lepidina transcurrió entre los siglos I y II. En torno al año 100 vivió en el fuerte de Vindolanda (Inglaterra), donde estuvo destinado su marido, Flavio Cerial, como prefecto de la cohors IX Batavorum.

La información disponible sobre ella procede del archivo de la casa, donde se guardaba su correspondencia privada. Las cartas, escritas con tinta sobre tablillas de madera enceradas, fueron descubiertas con motivo de las excavaciones arqueológicas en Vindolanda, en las ruinas del edificio interpretado como pretorio.

Vindolanda

El conjunto epistolar incluye la famosa carta que Claudia Severa envió a Lepidina para invitarle a su fiesta de cumpleaños. La autora de esta misiva era la esposa del comandante ecuestre Elio Broco, destinado en otro fuerte de la frontera norte de Britannia, cuya localización exacta se desconoce. Severa se dirige a Lepidina de forma afectuosa, llamándole soror, ‘hermana’, y le hace saber lo mucho que le agradaría verla en el día de su aniversario. Aprovecha la ocasión para saludar a su esposo Cerial y enviarle también saludos de parte de su marido y de su hijo. La parte principal fue realizada por un escriba, pero Severa añadió un mensaje final, escrito de su puño y letra.

Los encuentros entre ambas debían ser frecuentes, pues se conservan varias cartas más donde se testifican estas visitas. La estancia de Sulpicia Lepidina en Vindolanda pone de manifiesto la presencia de mujeres e hijos en los campamentos militares dispersos por el Imperio, una realidad que conocemos bien a través de otras fuentes. La correspondencia refleja el tejido de relaciones sociales entre las esposas de los oficiales del ejército que se hallaban cumpliendo servicio en destinos muchas veces alejados de sus lugares de origen.

 La amistad y solidaridad entre ellas parecen cimentarse en la existencia de intereses y gustos comunes, acordes con su estatus. La conectividad fue posible gracias al intercambio epistolar, como señalan los excepcionales hallazgos en Vindolanda. Las tablillas documentan el grado de alfabetización y movilidad femenina. Ahora bien, la realización de esta clase de viajes privados por parte de las mujeres no implica que tuvieran plena libertad de movimiento, pues para desplazarse debían contar con la autorización de sus maridos.

Alicia Ruiz-Gutiérrez

Universidad de Cantabria

Tabla de madera procedente de Vindolanda. Invitación de cumpleaños a la esposa del comandante. Museo Británico, Londres.

Fuentes principales

AE 2013, 936.

Tomlin, R. S. O., Britannia Romana. Roman inscriptions and Roman Britain, 4 (Oxford 2018), n. 19.

Selección bibliográfica

Greene, E.M., “Sulpicia Lepidina and Elizabeth Custer: A Cross-cultural Analogy for the Social Role of Women on a Military Frontier”, en Duggan, M., McIntosh, F., Rohl, D.J. (eds), Proceedings of the Twenty First Annual Theoretical Roman Archaeology Conference (Newcastle 2011). TRAC 2011 (Oxford 2012) 105-114.

Greene, E.M., “Female networks in military communities in the Roman West: a view from the Vindolanda tablets”, en Hemelrijk, E.A., Woolf, G. (eds.), Women and the Roman City in the Latin West (Leiden/Boston 2013) 369-390.

Hemelrijk, E.A., Women and Society in the Roman World. A Sourcebook of Inscriptions from the Roman West (Cambridge 2021) 184-185.

122. DOMICIA VETILA

122. DOMICIA VETILA

Domicia Vetila era hija de Lucio Domicio Patruino y nieta de un importante senador y gobernador de finales del siglo I e inicios del siglo II, el cónsul Lucio Domicio Apolinar, protector de Marcial y amigo de Plinio el Menor. Su abuela fue Valeria Vetila, de quien la nieta toma su cognomen, poco frecuente, perteneciente a una familia oriunda de Vercelle, en el norte de Italia. Su bisabuelo era el cónsul del 82 Lucio Valerio Patruino.

Se conoce a Domicia Vetila porque su nombre aparece en un arquitrabe procedente de un templo consagrado a Marte, que se encontraba en Augusta Emerita, y que hoy forma parte, junto con otros restos arqueológicos del mismo edificio, del “hornito” de la mártir Eulalia de Mérida alzado a principios del siglo XVII.

Augusta Emerita

En el epígrafe, realizado con letras de bronce, Vetila aparece como dedicante de la construcción mostrando además el nombre de su esposo, llamado Páculo. Con seguridad, se trata de Lucio Roscio Páculo, ya que el nombre de los dos aparece también en una inscripción de Vercelle. Domicia Vetila era una mujer que procedía de una familia muy rica e influyente y su matrimonio reforzó su posición. En Vercelle, los sacerdotes vinculados al culto del emperador le dedicaron una estatua y ella misma debió sufragar el templo emeritense dedicado a Marte, en una muestra de munificencia femenina semejante a las que normalmente realizaban hombres con recursos económicos y que le permitía hacerse visible en las comunidades con las que tenía algún vínculo. 

Su presencia en la capital lusitana no parece estar relacionada con el desempeño de tareas administrativas de su esposo, sino que, como se ha propuesto últimamente, Lucio Roscio Páculo podría tener raíces familiares en Lusitania a través de su madre, de quien éste habría obtenido su cognomen Páculo. De este modo, los lazos familiares y económicos del matrimonio con la provincia, al igual que con Vercelle, explicarían su presencia en ambos territorios.

José Carlos Saquete

Universidad de Sevilla

Detalle del hornito de la actual capilla dedicada a Santa Eulalia en Mérida, realizada con los restos del templo de Marte. Se distingue la inscripción: MARTIS SACRVM VETTILLA PACULI. Siglo I. Mérida.

Fuentes principales

CIL II, 468; CIL V, 6657 = ILVercel 7 = ILS 6741a.

Selección bibliográfica

Navarro Caballero, M., Perfectissima femina. Femmes de l’élite dans l’Hispanie romaine (Bordeaux 2017).

Oria, M., “Constructoras de templos. La huella femenina en el paisaje religioso de las ciudades romanas”, en Martínez, C., Ubric, P. (eds.), Cartografías de género en las ciudades antiguas (Granada 2017).

Saquete, J.C., “Vettilla, Paculus y sus relaciones familiares”, Anas 29-30 (2016-2017) 355-362.

121. EROCIÓN

121. EROCIÓN

Eroción era una esclava cuya existencia conocemos gracias a la descripción que de ella hizo el poeta Marcial, su amo. Según el autor, la pequeña falleció con apenas seis años de vida. Eroción era una verna, es decir, una esclava nacida en la casa del amo. En comparación con otras referencias a esclavos en la epigrafía funeraria, los ejemplos correspondientes a vernae son los más numerosos. De muchos de ellos se desprende lo apreciados que eran en las familias y en la sociedad. Los esclavos que nacían y crecían en casa de los amos disfrutaban de unos vínculos emocionales muy estrechos con estos, circunstancia que favorecía la manumisión de estos esclavos domésticos. 

Roma

Marcial dedicó dos epigramas a su pequeña esclava. Especialmente emotivo es el epigrama 37 del libro 5, donde se enumeran sus virtudes que, para su amo, no encuentran parangón alguno. De ella dice que se llevó su amor, su alegría y su diversión. Resulta llamativo tal muestra de emoción ante la muerte de una esclava, que según el derecho romano era una cosa y no una persona. De hecho, el autor menciona en este mismo epigrama la sorpresa que despertaba entre personas allegadas el sufrimiento que provocaba en él la pérdida de una simple esclava. No obstante, este no sería el único ejemplo al respecto. En el libro 11 encontramos un epigrama cuya protagonista es una pequeña esclava, llamada Cánace, muerta por una enfermedad que afectó a su habla a los siete años, y que también sumió al autor en una profunda tristeza.

            El testimonio del hispano sobre estas niñas, unido a los numerosos epitafios funerarios a esclavos dedicados por sus amos, muestra una realidad poco conocida, pero real, sobre las relaciones entre esclavos y amos en Roma. Estos niños nacían y se criaban en la familia propietaria, jugaban con los hijos del amo, en muchas ocasiones serían, incluso, fruto de relaciones ilegítimas de aquel y la servidumbre doméstica. Esto explica que, para Marcial, Cánace y, sobre todo, Eroción, fueran más que unas simples esclavas. 

Marta Álvaro Bernal

Universidad de Sevilla

Sir Lawrence Alma-Tadema (1894). Primavera (detalle). J. Paul Getty Museum, Los Angeles.

Fuentes principales

CIL II, 1956.

Selección bibliográfica

Canto de Gregorio, A., “Una familia bética: los Fabii Fabiani”, Habis 9 (1978) 293-310.

Donahue, J.F., “Iunia Rustica of Cartima: Female Munificence in the Roman West”, Latomus 63 (2004) 873-891.

Martínez López, C., “Influencia social de las mujeres en las ciudades de la Hispania meridional”, en La mujer en el mundo mediterráneo antiguo (Granada 1990) 219-241.

Mirón Pérez, M.ªD., “Junia Rústica”, en Mujeres en la Historia de España (Madrid 2000) 54-56.

Molina Torres, M.ªP., “Una sacerdotisa del Municipium Flavium Cartimitanum: Iunia Rustica”, en Historia(s) de mujeres en homenaje a M.ª Teresa López Beltrán, 2 (Málaga 2013) 48-61.

120. JUNIA RÚSTICA

120. JUNIA RÚSTICA

Un solo documento, la inscripción del pedestal de mármol que sostenía su estatua pública, nos transmite la memoria de una singular matrona hispanorromana, Junia Rústica, hija de Décimo. Fue ciudadana del antiguo municipio de Cartima, actual Cártama (Málaga), en la provincia romana de la Bética. De hecho, era una de las ciudadanas más ricas y prominentes del mismo a finales del siglo I. Miembro de los Iunii, una poderosa familia de rango ecuestre, contrajo matrimonio con Cayo Fabio Fabiano, perteneciente a otra rica familia de esta zona.  Tuvo al menos un hijo varón, Cayo Fabio Juniano. 

 

Cartima

Junia Rústica fue la primera sacerdotisa de culto imperial en el municipio, cargo que desarrolló a perpetuidad, como honor otorgado por su ciudad. Obtenemos así un perfil privado y público de Junia Rústica, como mujer casada, madre y matrona honorable de las élites urbanas y como sacerdotisa del culto municipal a las emperatrices muertas y divinizadas. Sin embargo, lo que hace singular a esta matrona bética son las extraordinarias liberalidades que donó a su ciudad, y que se detallan con esmero en el texto de la inscripción que contiene el pedestal de su estatua pública: reconstruyó los pórticos públicos deteriorados por el tiempo, dio el terreno para los baños, devolvió a las arcas municipales la cantidad gastada en el pago del vectigal anual o impuesto para el estado romano, puso en el foro una estatua de bronce de Marte y donó los pórticos para los baños, una piscina y una estatua de Cupido. Se indica igualmente en la inscripción que todo lo pagó con su dinero y que, además, ofreció un banquete y espectáculos públicos.

Su excepcional generosidad para con sus conciudadanos fue reconocida y premiada por el senado local con la erección de sendas estatuas públicas, en su honor y en el de su hijo. En un exquisito giro diplomático, ella devolvió al municipio este gasto añadiendo de su dinero una estatua más dedicada a su marido. Junia Rústica erigió así un grupo familiar de estatuas que giraban en torno a su figura, una mujer prominente y benefactora. Este conjunto de estatuas supone, además, la inserción de un auténtico lugar de memoria en el espacio más selecto de Cartima, en el foro, para su prestigio y el de los suyos. En definitiva, los actos munificentes de Junia Rústica ilustran una sobresaliente faceta de su vida, más allá de su papel de esposa y madre, que es el tradicionalmente asignado a la mujer en la sociedad romana, pero, al mismo tiempo, suponen también una prolongación de este. Su trayectoria vital es un ejemplo de la capacidad de las matronas romanas, que se cimentaba en sus propios recursos y prestigios como esposas y madres respetables.

Henar Gallego

Universidad de Valladolid

Inscripción dedicada a Junia Rústica. Siglo I.

Fuentes principales

CIL II, 1956.

Selección bibliográfica

Canto de Gregorio, A., “Una familia bética: los Fabii Fabiani”, Habis 9 (1978) 293-310.

Donahue, J.F., “Iunia Rustica of Cartima: Female Munificence in the Roman West”, Latomus 63 (2004) 873-891.

Martínez López, C., “Influencia social de las mujeres en las ciudades de la Hispania meridional”, en La mujer en el mundo mediterráneo antiguo (Granada 1990) 219-241.

Mirón Pérez, M.ªD., “Junia Rústica”, en Mujeres en la Historia de España (Madrid 2000) 54-56.

Molina Torres. M.ªP., “Una sacerdotisa del Municipium Flavium Cartimitanum: Iunia Rustica”, en Historia(s) de mujeres en homenaje a M.ª Teresa López Beltrán, 2 (Málaga 2013) 48-61.

119. SALONINA MATIDIA

119. SALONINA MATIDIA

Salonina Matidia, conocida como Matidia la Mayor, era hija de Ulpia Marciana, hermana de Trajano, y del senador Cayo Salonio Matidio Patruino. Nació en Roma hacia el año 68 y murió en el 119. A la muerte de su padre, Matidia y su madre fueron a vivir con su tío Trajano y con la esposa de este, Plotina. Cuando aquel se convirtió en emperador en el año 98, ella entonces pasó a formar parte de la domus imperial. 

            Matidia tuvo varios matrimonios. El primero con un tal Mindio con el que tuvo a su hija Mindia Matidia, conocida como Matidia la Menor. El segundo con Lucio Vibio Sabino, cónsul del 97 y padre de su hija Vibia Sabina y, por último, con Libón Rupilio Frugi, con quien tuvo a Rupilia Faustina.

Roma

Esta última se casó con el hispano, originario de Ucubi, (Espejo, Córdoba), Lucio Anio Vero, prefecto de la Urbe bajo el reinado de Vespasiano. Rupilia y Lucio Anio Vero fueron padres de Ania Galeria Faustina la Mayor, esposa de Antonino Pío, de Marco Anio Libón y de Marco Anio Vero, padre de Marco Aurelio. Por todo ello, Matidia se convertía en una pieza clave fundamental en la transmisión del poder dentro de la familia de los Ulpio-Elios y de la conocida como dinastía adoptiva.

             Al no tener descendencia Trajano, las mujeres de su familia fueron vinculadas a la propaganda imperial como elementos de creación dinástica. De esta manera, cuando Ulpiana murió en el 112, su hija Matidia recibió el título de Augusta. Adriano mantuvo siempre una estrecha amistad y gran cariño hacia su prima segunda Matidia, con la que se había criado, puesto que ella vivía con su tío Trajano y este era también tío segundo y tutor de aquel. Posteriormente, la relación familiar de Matida y Adriano se estrechó aún más tras el matrimonio entre este con la hija de Matidia, Vibia Sabina.

            Adriano le confirió honores fúnebres a su muerte en el 119, concediéndole, entre otras prerrogativas, la erección de un templo en su honor y una laudatio funebris donde la describe como una matrona romana, adornada con todas las virtudes tradicionales que ella bien conocida y representaba. 

Pilar Pavón

Universidad de Sevilla

Busto de Salonina Matidia. Siglo II. Museo del Louvre, París.

Fuentes principales

CIL 14, 3579.

Dion Casio, Historia romana, 79.1.

Historia Augusta, Adriano, 10.3.

RIC II 300-301; 344; 391.

Selección bibliográfica

Cenerini, F., Dive e donne. Mogli, madri, figlie e sorelle degli imperatori romani da Augusto a Commodo (Imola 2009).

Cenerini, F., “Le donne di Traiano e la politica”, en Parisi, C., Milella, M., Pastor, S. (curs.), Traiano. Costruire l’Impero, creare l’Europa. Catalogo della mostra (Roma, 29 novembre 2017-16 settembre 2018) (Roma 2018) 1-6.

Gualerzi, S., “Una matrona sul confine: Matidia Maggiore”, en Hernández Guerra, L., (ed.), La Hispania de los Antoninos (98-180): Actas del II Congreso Internacional de Historia Antigua (Valladolid 2005) 213-234.

Hidalgo de la Vega, M.ªJ., Las emperatrices romanas. Sueños de púrpura y poder oculto (Salamanca 2012).

Pavón, P., “Mujer y mos maiorum en la época de Trajano y Adriano”, en Caballos Rufino, A.F. (ed.), De Trajano a Adriano. Roma matura, Roma mutans (Sevilla 2018) 175-195.

118. POMPEYA PLOTINA

118. POMPEYA PLOTINA

Pompeya Plotina fue la esposa del emperador Trajano con quien se casó, antes de que este llegara al trono imperial, en una fecha imprecisa entre los años 74 y 84. Fue una mujer de origen aristocrático y provincial. Podría haber nacido en Nemausus (Nîmes, Francia) o en Italica (Santiponce, Sevilla). Se desconoce su fecha de nacimiento, pero se sabe que tuvo una vida larga, pues murió durante el reinado de Adriano en el año 123.

            Como esposa de un prestigioso general del gobierno de Domiciano, Plotina probablemente acompañó a su marido en los destinos militares. 

Roma

En ese tiempo el matrimonio no tuvo hijos, aunque nunca se disolvió a pesar de que la falta de descendencia era un motivo de divorcio en época romana. Con la designación de Trajano como hijo adoptivo y sucesor del emperador Nerva en el año 97, la situación de Plotina cambió al convertirse Trajano en emperador en el 98. Dion Casio refiere una noticia al respecto de esta situación que refleja el carácter humilde y sencillo de la nueva consorte imperial, al manifestar cuando subía las escaleras del palacio que iba a ser su residencia que entraba en ella de la misma forma que quería salir. Plinio destaca en el panegírico que dedica a su marido su modestia, sencillez, discreción, respeto a la tradición y saber estar, valores que se correspondían con las virtudes que las fuentes atribuyen a su marido. Recibió, junto a su cuñada Marciana, el título de Augusta en torno al año 105. Estuvo siempre presente en la propaganda imperial como miembro de la domus del emperador y recibió, al igual que Marciana, el honor de que una ciudad llevara su nombre, Plotinopolis, situada en la provincia romana de Tracia.

            Plotina tuvo un papel muy destacado en el nombramiento de Adriano como sucesor de Trajano que se produjo en el lecho de muerte de este en el 117, en la ciudad de Selinunte, situada sobre la costa sur de Asia Menor (Turquía), durante las campañas partas. Junto al emperador estaban Plotina, el prefecto del Pretorio, Atiano, y la sobrina de aquel, Matidia. Las fuentes senatoriales y la propaganda antiadrianea se muestran muy contrarias a la intervención de Plotina en la sucesión de Adriano, pero el candidato más próximo a la sucesión era aquel, sobrino segundo de Trajano, que se había casado con Vibia Sabina, nieta de Marciana, Augusta divinizada y hermana del emperador. Plotina no actuó sola, pues estuvo acompañada por el círculo personal y familiar más íntimo de Trajano, y evitó una crisis sucesoria grave. Como Augusta viuda dedicó su tiempo al estudio de la filosofía y a la protección y promoción de escuelas filosóficas en Atenas, interés que compartía con el nuevo emperador Adriano. A su muerte este le prodigó los máximos honores fúnebres. El Senado le concedió la divinización a instancias de Adriano.

Pilar Pavón

Universidad de Sevilla

Busto de Plotina. Siglo II. Museos Vaticanos, Roma.

Fotografía de la autora Patricia Téllez Francisco.

Fuentes principales

CIL IX, 5894 = ILS 298; CIL XI, 1333 = ILS 288.

Dion Casio, Historia romana, 68.5.

Historia Augusta, Adriano, 4.

Plinio el Menor, Panegírico del emperador Trajano, 83.

Selección bibliográfica

Cenerini, F., Dive e donne. Mogli, madri, figlie e sorelle degli imperatori romani da Augusto a Commodo (Imola 2009).

Cenerini, F., “Le donne di Traiano e la politica”, en Parisi, C., Milella, M., Pastor, S. (curs.), Traiano. Costruire l’Impero, creare l’Europa. Catalogo della mostra (Roma, 29 novembre 2017-16 settembre 2018) (Roma 2018) 1-6.

Cortés Copete, J. M.,  “Mentiras de una adopción. La sucesión de Trajano”, en Marco Simón, F., Pina Polo, F., Remesal Rodríguez, J., (eds.), Fraude, mentiras y engaños en el mundo antiguo (Barcelona 2014).

Hidalgo de la Vega, M.ª J., Las emperatrices romanas. Sueños de púrpura y poder oculto (Salamanca 2012).

Pavón, P., “Plotina Augusta: luces y sombras sobre una mujer de estado”, Veleia 35 (2018) 21-39.

117. ULPIA MARCIANA

117. ULPIA MARCIANA

Ulpia Marciana era una mujer de la aristocracia altoimperial oriunda de la ciudad bética de Itálica (Santiponce, Sevilla). Su fecha de nacimiento se estima en torno al año 48. Murió en el 112. Pertenecía a la gens Ulpia por su padre, Marco Ulpio Trajano, senador y cónsul del 70 que desempeñó varios cargos en la administración civil y militar, sobre todo, bajo la dinastía Flavia. Su madre fue una mujer de la élite, también de origen bético, pero de la que no se sabe su nombre, aunque se cree que se llamaría Marcia. Ulpia Marciana era la hermana mayor y muy querida del emperador Trajano.

Roma

Italica

Se casó con el senador Cayo Salonio Matidio Patruino y fueron padres de una única hija, Salonina Matidia o Matidia la Mayor. Pronto enviudó y se fue a vivir con su hermano Trajano y su cuñada Plotina. Cuando aquel fue designado emperador, pasó a formar parte de la familia imperial, desempeñando un papel muy importante ya que, Trajano, al no tener hijos, puso las esperanzas de formar una dinastía en la descendencia de su hermana Marciana. De esta forma, recibió junto a su cuñada Plotina el título de Augusta hacia el 105 o, quizás, un poco antes.

            En su obra Panegírico del emperador Trajano Plinio el Menor señala la magnífica educación y saber estar de Ulpia Marciana que siempre mantuvo una excelente relación familiar con su cuñada Plotina. Tras su muerte en 112, siguió siendo representada en la propaganda imperial como se observa en las acuñaciones imperailes o, por ejemplo, en el Arco de Trajano construido en Ancona en el año 115. Marciana, junto a sus padres, fue honrada por Trajano con la concesión en el nombre de la ciudad norteafricana de Colonia Marciana Ulpia Traiana Thamugadi (Timgad, Argelia) y a la de Marcianopolis (Devnya, Bulgaria). Fue proclamada diva a su muerte, dando con ello ascendencia divina a sus descendientes entre los que se encontraban Adriano, Vibia Sabina y Marco Aurelio. 

Pilar Pavón

Universidad de Sevilla

Áureo de Ulpia Marciana. Anverso: busto de Ulpia Marciana. LEYENDA: DIVA AUGUSTA MARCIANA. Reverso: águila con alas desplegadas. LEYENDA: CONSECATIO. Siglo II. Biblioteca Nacional de París.

Fuentes principales

Plinio el Menor, Panegírico del emperador Trajano, 84.1.

Historia Augusta, Adriano, 1.

CIL IX, 5894 = ILS 298.

Selección bibliográfica

Bickerman, E.J., “Diva Augusta Marciana”,  AJPh 95 (1974) 362-376.

Cenerini, F., Dive e donne. Mogli, madri, figlie e sorelle degli imperatori romani da Augusto a Commodo (Imola 2009).

Cenerini, F., 2018, “Le donne di Traiano e la política”, en Parisi, C., Milella, M., Pastor, S., (curs.), Traiano. Costruire l’Impero, creare l’Europa. Catalogo della mostra (Roma, 29 novembre 2017-16 settembre 2018) (Roma 2018) 1-6.

Mirón Pérez, M.ª D., “Marciana Augusta, Ulpia”, en Tavera García, S. (coord.), Mujeres en la Historia de España (Madrid 2000) 62-65.

116. CORNELIA, la vestal

116. CORNELIA, la vestal

Vestal elegida en el año 62, hija de Coso Cornelio Léntulo Gaetúlico y nieta del cónsul Cneo Cornelio Léntulo Gaetúlico y por tanto perteneciente a una importante familia senatorial patricia. Fue acusada y encontrada inocente en su juventud. Es muy probable que ella sea la Vestal Máxima que treinta años más tarde, en 90-91, fue acusada de incesto, condenada por el emperador Domiciano y, siguiendo la tradición, enterrada viva en la Porta Collina. En cuanto a sus amantes, parece que dos de ellos fueron azotados con varas hasta la muerte en el Comicio, recibiendo el castigo a la antigua usanza.

Roma

En cambio, Cornelio Miniciano, de rango pretorio, fue desterrado. Según Suetonio, el emperador quería reprimir con severidad la ruptura de los votos de las vestales. En cambio, para Plinio, todos estos hechos supusieron un deshonor para Domiciano y mostraban su carácter tiránico, ya que Cornelia fue juzgada sin estar presente y sin ser oída por los pontífices, reunidos en Alba Longa bajo la presidencia del emperador y pontífice máximo. Cuando era llevada al castigo, la vestal gritaba que no había roto sus votos y que sus ritos habían propiciado las victorias militares y los triunfos del emperador.

José Carlos Saquete

Universidad de Sevilla

Grabado de línea por G. Mochetti después de B. Pinelli. La muerte de la vestal Cornelia.

Fuentes principales

CIL VI, 17170.

Dion Casio, Historia romana, 67.

Filóstrato, Vida de Apolonio de Tiana, 7.6.

Jerónimo, Crónica, 217.3.

Suetonio, Vida de los doce césares, Domiciano,8.3. 

Tácito, Anales, 15.22.2. 

Selección bibliográfica

Grelle, F., “La ‘correctio morum’ nella legislazione flavia”, ANRW, II.13 (1980) 340-365.

Rüpke, J., Fasti Sacerdotum: Die Mitglieder der Priesterschaften und das sakrale Funktionspersonal römischer, griechischer, orientalischer und jüdisch-christlicher Kulte in der Stadt Rom von 300 v. Chr. bis 499 n. Chr. (Stuttgart 2005).

Saquete, J.C., Las vírgenes vestales. Un sacerdocio femenino en la religión pública romana, Anejos de AEspA 21 (Madrid 2000).