El libro replica y dialoga, como reconocen en la presentación sus coordinadores, con otro de ambiciones aún más amplias, la Historia de la edición y de la lectura en España 1472-1914, dirigida por Víctor Infantes, François López y Jean-François Botrel (2003). A partir de este trabajo pionero se han escrito muchas historias parciales de la edición, la lectura, la escritura, los libros, si bien casi siempre la delimitación ha sido temporal o temática: no han sido frecuentes las aproximaciones geográficas, como sí se hace en el volumen que ahora reseñamos. Pero esto no obedece a una mera cuestión de reivindicación regional, sino que cobra pleno sentido porque, en la Edad Moderna, es seguramente Andalucía el territorio peninsular en el que reviste mayor interés un estudio con este enfoque. Y esto, tanto por la posición central que ocupó por entonces Andalucía en los negocios de la imprenta y de la edición, como porque entre los investigadores andaluces han tenido especial arraigo corrientes historiográficas como la historia cultural o de las mentalidades –que son las que inspiran en mayor medida las aproximaciones científicas que dan lugar a los trabajos que nos ocupan-.
Una de las mayores aportaciones del libro radica precisamente en la compilación de autores que propone. La nómina de los colaboradores incluye a casi todos los académicos del campo que trabajan en universidades andaluzas o fuera de Andalucía, con la especial contribución de varios hispanistas franceses. Resulta impagable el beneficio que aporta al lector especializado tener reunidos en un solo volumen estos trabajos, donde cada autor resume, revisa, actualiza el conocimiento y la bibliografía acumulados en torno al tema de su especialidad. No nos cabe la menor duda de que a partir de la publicación de esta obra se intensificarán las redes académicas que conectan a los investigadores, porque de alguna manera el libro actúa como un foro en el que se ha puesto a dialogar, por vez primera, a expertos en temas cercanos que trabajaban, sin embargo, aislados o desde el desconocimiento de lo que hacían sus homólogos. Pero además, con buen criterio los coordinadores han reeditado artículos de autores ya desaparecidos que contribuyeron a la fundación de estos estudios: Antonio Domínguez Ortiz, François López, Víctor Infantes y Klaus Wagner. Las poco más de cuatro páginas que ocupa el prólogo de otro pionero ilustre, Roger Chartier, están -como no podía ser de otra manera -entre las mejores del libro.