CONGRESO INTERNACIONAL PERMANENTE NUEVA ESCUELA DE POLÍTICA ECONÓMICA

¿Por qué esta iniciativa?

Nadia Calviño 20-09-2021 (transcripción ajustada):

Yo creo que estamos en un momento en el que francamente es difícil entender qué es la ortodoxia económica; en cierto sentido la crisis financiera rompió todos los paradigmas económicos que habían ido guiando la modelización y las decisiones hasta entonces. Creo que esos paradigmas desaparecieron pero, sin embargo, no han aparecido nuevos que lo reemplacen. Hemos estado durante diez años, [hasta cierta manera] navegando con la quilla rota y las velas al pairo, porque no ha habido una aproximación económica que consiguiese dar una visión alternativa de hacia dónde teníamos que ir.

[Lo que sí se ha producido es] un alineamiento de puntos de vista a nivel nacional, europeo, de instituciones financieras que es francamente extraordinario; todo el mundo piensa que las palancas verde y digital son las claves para la recuperación y, además, todo el mundo habla de recuperación sostenible e inclusiva. Francamente, hace quince años quién hubiera esperado que el FMI estuviese diciendo que hay que tener mucho cuidado de que el crecimiento sea inclusivo y que los sistemas deben ser justos. (…) y luego la pandemia ha sido ya el gran transformador de las ideas (…)”.

(Conferencia en conmemoración del 50 aniversario de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Sevilla)

Respuesta del autor de la obra El Final de las Crisis Económicas Nacionales

Hace ya más de dos décadas que la sociedad es bien diferente y requiere de respuestas muy distintas; pero a veces nos aferramos a planteamientos ortodoxos por comodidad. Lo que debemos saber es si la realidad actual de la política económica está abierta a los planteamientos de la ciencia especializada en la política económica, de la ciencia normativa, la que pretende plantear cómo debe ser el funcionamiento de la economía; incluso aquellos elementos disruptivos que apuestan por un sistema inclusivo y justo, basado en la confianza y en el esfuerzo individual y colectivo, capaz de impulsar movimiento continuo hacia adelante. La política económica trata de impulsar, condicionar, limitar o dirigir ciertos comportamientos humanos, por ejemplo, hacia unos precios de alquiler adecuados; a una seguridad de abastecimiento en bienes de necesidad esencial; a un nivel salarial mínimo suficiente para la vida, tan adecuado que no pensemos en que otras personas dispongan de una renta muy superior; a una formación elevada y continua que nos permita crecer como persona y como profesional… Ahí radica el principal problema del hacedor de política económica, que los comportamientos humanos saben adaptarse a la situación, pero no siempre existe voluntad de hacerlo en la dirección pretendida por la política económica, y a veces surgen no pocos casos en los que, por ejemplo, aparecen fórmulas para cobrar más, surgen mercados negros, mecanismos para pagar menos, poca disposición al esfuerzo personal en el aprendizaje y/o en la impartición docente… Simplemente somos humanos, lógicamente imperfectos, por lo que la política económica ha de cambiar, pero es complicado hacer milagros; sí impulsar conjuntamente con la población la confianza, el movimiento y el esfuerzo.