No se entiende, o cuesta entender, cómo no se ha contado con ella para esta última edición de las obras completas de Chaves Nogales. Dice Cintas que sí lo hicieron, pero querían que solo fuera colaboradora. Es lógico que no quisiera estar en segunda fila en este acontecimiento, y dice también que apoyó a Garmendia en todo lo que pudo para hacerle más fácil el trabajo recopilatorio. Y confía, eso sí, en su rigor para que el resultado final sea espléndido.
“No se entiende, o cuesta entender, cómo no se ha contado con ella para esta última edición de las obras completas de Chaves Nogales. Dice Cintas que sí lo hicieron, pero querían que solo fuera colaboradora”
Tampoco ella sabe cómo será el cómputo final. A diferencia de las ediciones anteriores, en esta ocasión las obras aparecen recopiladas cronológicamente. E incluyen, además de los relatos recopilados en La bolchevique enamorada, casi medio centenar de cuentos, encontrados por Linares y Cintas, así como algunos artículos no publicados en libro. La propia Cintas desconoce el resultado final de estos volúmenes.
Sea como fuere, la obra de Chaves Nogales –independientemente de que aparezca algún que otro original– necesita ya de una profunda revisión bibliográfica donde cada texto se identifique con el género periodístico de origen. Donde no se confunda obra periodística y obra narrativa. Y donde los textos de ficción y de no ficción se diferencien claramente. Si así fuera, se evitarían errores de bulto, como los propiciados por Martínez Reverte y Trapiello, quienes asumen que, como Chaves se exilió a Francia y después a Londres, cuanto escribió en La defensa de Madrid era pura invención. Claro, ignoran cómo se investiga y se escribe un reportaje. Un argumento vacío y falso donde han tropezado otros investigadores que se suman a rebufo del humo de la pistola.