Benavides participa igualmente en otras notables cabeceras de la prensa sevillana del XIX, como las ya señaladas Revista de Ciencias, Literatura y Artes y La España Literaria. Y curiosamente, en El Album de las Bellas (y de nuevo con firma J. B.) dedica un poema “A la señorita Doña Carmen de Berróstegui, en su composición para el Album de su amiga doña Romana de Lassaletta”[33], en el que, además de ofrecernos información sobre la relación de la autora a la que dedica su composición con la ciudad hispalense, manifiesta un no menos interesante elogio de su obra, lo cual no deja de resultar un tanto paradójico.
Sin embargo, este poema no deja de resultar un tanto anecdótico ante la reticente actitud mostrada a través de las páginas de la publicación hacia la intelectualidad de la mujer y, en concreto, hacia su faceta como autora. Carmen de Berróstegui y las demás periodistas-escritoras que colaboran en El Album de las Bellas (entre ellas otras andaluzas ya citadas, como Antonia Díaz o Rosa Butler) tendrán que enfrentarse así a la crítica que sus propios compañeros hacen a la mujer instruida, a la mujer escritora. Y algo no muy distinto sucederá en La Aurora de 1851, donde las publicaciones de Carmen de Berróstegui, Antonia Díaz o Amalia Domingo tienen que compartir páginas con artículos en los que se apologiza sobre el papel tradicional de la mujer como ángel del hogar, rechazándose otros roles femeninos que, por supuesto, incluyen el de la participación en la política, lo que no se duda en calificar como “Amagos de insubordinación”[34].
“…en torno al centenar de autoras pioneras que atesoran las páginas de la prensa sevillana decimonónica. Seguir desgranando los detalles de su obra periodística, esencial como impulso del progreso de la sociedad de la época hacia un modelo más justo, constituye toda una apasionante tarea”
Pero los obstáculos encontrados en el camino no imposibilitarían el progresivo incremento del protagonismo de la mujer en la sociedad, especialmente en el ámbito de lo periodístico-literario, proliferando así las colaboraciones de autoría femenina en las páginas de la prensa sevillana del XIX. Por ello, junto con las autoras de las que hemos hablado en este artículo, podríamos incluir otros muchos nombres, algunos no demasiado conocidos, a pesar del interés que suscitaron en su época, y en los que seguimos investigando. Entre ellos, se encuentran los de las sevillanas María Bárbara Tixe de Isern (Un miembro de la Venerable Orden Tercera), Cristina Rodríguez de Quesada, Emilia Ricca, María Belén Muñoz y Peña, Luisa Antonia Bejarano y Blangeres, Amparo Justiniano, Ángeles López de Ayala y Concepción Estevarena. O los de las malagueñas Josefa Ugarte de Barrientos (Condesa de Parcent), Áurea Galindo y Ortega, María Mendoza de Vives e Isabel Cheix (Martín Ávila), además del de la almeriense Aurora Cánovas Jiménez del Castillo, así como los de las granadinas Eduarda Moreno Morales, Rogelia León, Carmen Blanco y Trigueros, y Victorina Sáenz de Tejada (Sor María de los Ángeles, Una Hija de María, Una religiosa del Convento del Sancti Spiritus de Sevilla).
Pero son tan solo algunos de los del en torno al centenar de autoras pioneras que atesoran las páginas de la prensa sevillana decimonónica. Seguir desgranando los detalles de su obra periodística, esencial como impulso del progreso de la sociedad de la época hacia un modelo más justo, constituye toda una apasionante tarea en la que seguimos inmersos y que ya forma parte de otras no menos interesantes historias… Estamos seguros de ello.
[33] Publicado en las pp. 131-132 del Nº 40 de El Album de las Bellas, tomo 4º, 1849. [34] Artículo firmado por J. G. en el número 2 de La Aurora, publicado el en las pp. 10-12.