Al plantear esta clasificación tenemos que considerar, no obstante, la necesaria aplicación de un cierto margen de flexibilidad, ya que podemos encontrar autoras que, a lo largo de su trayectoria vital y periodístico-literaria, experimentan una oscilación o evolución entre las tendencias señaladas. O bien participan como forma de hacer oír su voz en cabeceras que, en principio, parecen no estar muy identificadas con su posicionamiento habitual. Tenemos el ejemplo de la jiennense Rosa Butler. Por sus inicios en la prensa sevillana, con composiciones en una línea tradicional en las que se percibe su carácter religioso, como “Para el Album de mi apreciable amiga la S.RA D.ª J. I. de Garcia Luna. Las orillas del Guadaira”[9], en El Album de las Bellas (1849), podríamos encuadrarla en una perspectiva conservadora.
Sin embargo, hallamos también con posterioridad colaboraciones suyas con otras cabeceras fuera del ámbito sevillano que se mueven hacia un pensamiento liberal moderado e incluso avanzado en lo relativo a la igualdad de derechos de la mujer, como sucede con la publicación gaditana de corte fourierista El Pensil de Iberia (1857), si bien la autora no deja atrás su sentimiento religioso. Más evidente es el caso de Amalia Domingo Soler. Aunque como hemos referido se erigirá, sobre todo por el rupturismo religioso de sus textos espiritistas, en representante de las liberales avanzadas, mantendrá un posicionamiento más convencional en sus primeras colaboraciones con la prensa sevillana, como vemos en “La ausencia”[10], publicado en 1853 en La Aurora surgida en 1851[11]. En este poema ya percibimos no obstante la que se convertirá en su recurrente preocupación por la muerte y su conexión con el más allá. Y en su crítica de la crueldad de lo terrenal en “A Eduardo”[12], que encontramos en la misma cabecera, también en 1853. Ya en 1881, inmersa plenamente en la corriente espiritista, la hallamos en la peculiar cabecera sevillana El Faro. Revista Quincenal de Estudios Psicológicos y Magnéticos (1881) e irá manifestando su evolución hacia el librepensamiento.
Analizando con mayor detenimiento la trayectoria en la prensa sevillana del XIX de algunas de las autoras andaluzas, como en el caso de las más conservadoras y observando que realmente no lo son tanto teniendo en cuenta los múltiples condicionantes del momento, nos fijamos en la obra de Antonia Díaz (y Fernández, de soltera, o de Lamarque, ya de casada), que se valió asimismo del seudónimo Enriqueta Madoz de Aliana, y que se estrena de hecho en la prensa sevillana con el poema “El Esclavo” (16 de marzo de 1846, pp. 6-8) en la revista La Aurora. Esta cabecera es otra diferente a la ya aludida de 1851, aunque coincidente en el nombre, también recurrente en los títulos literarios de la prensa sevillana de la época. En “El Esclavo” Antonia Díaz manifestará ese pensamiento abolicionista que mencionábamos, pero acorde con una profunda actitud cristiana.
[9] Publicada en las pp. 292-296, tomo 4ª, Nº 40. [10] En las pp. 2-3 del número 108 de la revista, fechado a 24 de octubre de 1853. [11] La Aurora que inicia su andadura en 1851 la encontramos en los fondos de prensa antigua del departamento de Archives & Special Collections del Thomas J. Dodd Research Center de la University of Connecticut. [12] En las pp. 2-3 del número 112 de la revista, fechado a 21 de noviembre de 1853.