ARQUITECTURA SALUDABLE
En 1945 Henry Sigerist, historiador y prestigioso profesional sanitario, fue el primero en referirse a la promoción de la salud y su entorno como una de las cuatro acciones fundamentales en la atención médica, seguida por la prevención de enfermedades, la curación y la rehabilitación. La Carta de Ottawa estableció, en 1986, que la promoción de la salud consiste en proporcionar a los pueblos los medios necesarios para mejorar su salud y ejercer un mayor control sobre la misma. A partir de esa declaración, surgen diferentes planes promovidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) destinados a crear Entornos Saludables. Ese mismo año se crea el Proyecto de Ciudades Saludables (Healthy Cities) que se implantó en España bajo el nombre de Red Española de Ciudades Saludables con el objetivo de la promoción, protección de la salud y el bienestar de los ciudadanos, a través de la necesaria interrelación entre aspectos y factores que influyen en la salud y sectores políticos, económicos, culturales, sociales o medioambientales. Un año después a la declaración de Otawa se establece la exigencia de viviendas saludables en las ciudades.
Un entorno se identifica por tener un espacio físico definido, por un grupo de personas con funciones precisas que lo usan y por una estructura organizativa concreta. Es decir, es un espacio relacionado con el ámbito social donde los seres humanos habitan e interactúan entre sí. Un entorno saludable es un espacio que apoya y ofrece protección para la salud, permitiendo ampliar sus capacidades y desarrollar la autonomía de las personas respecto a la salud. Los entornos saludables deben ser todos los lugares donde viven las personas: la vivienda, su comunidad de vecinos, los lugares de trabajo o la propia ciudad. Siendo además necesario que estos espacios estén provistos de los recursos y oportunidades sanitarias; especialmente aquellas centradas en los grupos sociales más desfavorecidos, tanto en el terreno socioeconómico como con algún tipo de enfermedad.
Esta perspectiva pone de manifiesto lo importante que es entender y proyectar el lugar en el que desarrollamos las actividades de la vida diaria como un todo que debe ser y estar equilibrado, para potenciar unas condiciones de salud que produzcan como retorno unaumento en la calidad de vida de las personas. Ese entorno físico coge especial importancia cuando cobi ja a una persona enferma o propensa a serlo pero se convierte en fundamental cuando aloja a personas mayores (>65años). La vivienda se transforma en un elemento más de prevención y acción directa en el cuidado y atención de las necesidades de estos colectivos vulnerables.
La mejora arquitectónica en la seguridad, accesibilidad, autonomía y calidad de vida se puede conseguir con medidas como: la generación de entornos limpios construidos con materiales adecuados, la interrelación entre el interior y el exterior, ambientes con un control específico en los sistemas de climatización, incorporación de aire o luz natural, introducción de técnicas como la cromoterapia, luminoterapia, aromaterapia, musicoterapia…
Los resultados que se están obteniendo en la aplicación de estas técnicas en la construcción actual indican que un buen diseño orientado hacia la salud de las personas, produce beneficios sociales, económicos y ambientales, al mismo tiempo que genera valor añadido en la planificación de las ciudades produciendo contextos y espacios con mayor confort y bienestar, que se aproximan a las demandas actuales de la sociedad. En el mundo global y en la sociedad hiperconectada que caracterizan el siglo XXI, el usuario o habitante conoce a la perfección qué es positivo para él o qué alimentos debe o no consumir, qué actividades son mejores para su forma física o qué importancia tiene tanto su estado físico como el psicológico. Lo mismo ocurre con los materiales, los espacios y los entornos para vivir.
El ser humano siempre se ha rodeado de los que ha considerado más beneficiosos para su salud. Cuidarse y cuidar el entorno supone un ahorro importante a largo plazo para usuarios, empresas, administraciones y Estado, previniendo y evitando que determinados problemas pasen al ámbito sanitario-hospitalario. Es más rentable invertir en un buen proyecto arquitectónico que prevea los aspectos saludables de la edificación que resolver los perjuicios que a posteriori causa no haberlos tenido en cuenta
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