208. MELANIA LA MAYOR
De origen hispano y de familia noble, Melania vivió entre el año ca. 365-410 y fue nieta del cónsul Marcelino. Debido a su alto rango y a la inmensa fortuna familiar fue obligada a contraer matrimonio siendo aún muy joven con Valerio Máximo, prefecto de la urbe del emperador Juliano. Tuvo tres hijos, pero en un año perdió a dos de ellos y al marido. Tras el entierro, marchó a Roma con el único hijo varón que le quedaba, Valerio Publícola. Como era aún pequeño, y Melania quería dedicar el resto de su vida al ascetismo, le buscó un tutor y le encomendó su cuidado y educación. A continuación, se embarcó rumbo a Alejandría en compañía de servidores y criadas. Tras vender sus bienes, se adentró hasta el monte de Nitria para encontrarse con los Padres del desierto. Durante seis meses permaneció en esos lugares, visitando a todos los hombres “santos” y prestándoles ayuda económica.
Roma
Hierosolyma
Hispania
Apoyó y protegió también a los monjes exiliados desde Alejandría a Palestina, víctimas de la persecución arriana. Después se trasladó a Jerusalén, donde fundó un monasterio, y permaneció allí unos 25 años, dirigiendo una comunidad de cincuenta vírgenes. El hijo de Melania, Valerio Publícola, recibió el más alto grado en su formación cultural gracias a la inmensa fortuna de su madre. Llegó a ser pretor urbano y contrajo matrimonio con Ceyonia Albina, mujer ilustre. Tuvieron dos hijos, uno de los cuales fue la famosa Melania la Menor, nieta, por tanto, de esta mujer. Después de su estancia en Jerusalén Melania la Mayor con sesenta años, se trasladó a Occidente y fue recibida en Nola por Paulino, el obispo de la ciudad. El objetivo fundamental de ese viaje fue llegar a Roma para conocer de primera mano los planes ascéticos de su nieta Melania y de su esposo Piniano, sobre los que le habían llegado noticias, por miedo a que estuvieran siendo víctimas de alguna herejía. Una vez allí, consolidó en su propósito a Melania y a Piniano, convirtió al cristianismo a Aproniano, marido de su prima Avita, y les convenció a ambos de que vivieran en continencia.
Al morir su hijo, catequizó también a su nuera Albina y consiguió que todos vendieran sus bienes para dedicarse a la vida monástica. Regresó a su monasterio de Jerusalén, donde continuó desplegando su actividad caritativa entre las iglesias, los monasterios, los extranjeros y los prisioneros. Se le atribuyen algunos milagros, como el relatado por Paladio a propósito del diácono Evagrio Póntico, amigo de Basilio y de Gregorio Nacianceno. Huyendo de una pasión incontrolable por una mujer casada abandonó Constantinopla y marchó a Jerusalén, donde fue recibido por Melania. Esta le curó de una grave enfermedad que contrajo allí, tras prometerle él que se entregaría a la vida eremítica; así lo cumplió, trasladándose al monte de Nitria, en Egipto. Melania la Mayor falleció poco tiempo después de su vuelta a Tierra Santa, tras haber realizado el último viaje a Occidente.
Juana Torres
Universidad de Cantabria
Fuentes principales
Paladio, Historia lausíaca, 46.
Paulino de Nola, Epístolas, 29.6.
Selección bibliográfica
Booth, A.D., “Quelques Dates Hagiographiques: Mélanie l’Ancienne, Saint Martin, Mélanie la Jeune”, Phoenix 37, 2 (1983) 144-151.
Giannarelli, E., “Il pellegrinagio al femminile nel cristianesimo antico: fra polemica e esemplarità”, en Silvestre, M.L., Valerio, A. (eds.), Donne in viaggio. Viaggio religioso, politico, metaforico (Roma – Bari 1999) 50-63.
Giannarelli, E., “Women and Travelling in Early Christian Texts: Some Aspects of a Problem”, en Børresen, K.E., Cabibbo, S., Specht, E. (eds.), Gender and Religio. Genre et Religion (Roma 2001) 155-174.
Murphy, F.X., “Melania the Elder: a Biographical Note”, Traditio 5 (1947) 59-77.