209. FLAVIA AURELIA EUSEBIA
Eusebia fue la segunda y más querida esposa de Constancio II, miembro de la dinastía Constantiniana. Era hija, probablemente, de Flavio Eusebio cónsul del 347, y de una noble mujer cuyo nombre se desconoce. Nació en Salónica (Tesalónica, Grecia). Se casó con el emperador viudo en el 353, por tanto, era conocedora de las expectativas que se le exigían por su matrimonio y como esposa imperial.
Según los autores, Eusebia era de una gran belleza e inteligencia y poseía una formación intelectual elevada. Su marido, acostumbrado a la adulación de la corte y a recibir los apoyos y asesoramientos de quienes le rodeaban, se sirvió de sus consejos en ocasiones para el desarrollo de la política imperial.
Constantinopolis
Esto se refleja, por ejemplo, en la decisión de Constancio de perdonar la vida de su primo, el joven Juliano, a instancias de Eusebia, sobre el que se tenían sospechas de traición no demostradas. Ella influyó en su marido para que Juliano siguiera sus estudios filosóficos en Grecia, pero también para que lo eligiera César, a pesar de las voces contrarias, alegando la preferencia de un pariente de sangre para este puesto, frente a foráneos. Aquel siempre le estuvo agradecido, mencionándola en sus escritos, como se observa en el extenso panegírico que le dedicó. Eusebia también propuso el matrimonio entre Juliano y Elena, hermana de Constancio II, e hija de Constantino. Este matrimonio dinástico reforzaría la posición de aquel en el gobierno imperial.
Eusebia participó también en la política religiosa de su marido, acrecentado la difusión del arrianismo, credo que ella misma profesaba. Como consorte imperial no dejó de desarrollar un papel indispensable en apoyo de la política de Constancio II, aunque no se vio reflejado con la llegada de un vástago que sucediera a su padre. Aquejada de esterilidad, sus intentos por quedarse embarazada hicieron que perdiera la vida en el año 360 en manos de embaucadores que le aseguraban la pronta llegada de un hijo. Las visiones que los historiadores dejaron sobre ella basculan entre el reconocimiento de sus capacidades y de su actuación en el gobierno de su marido, pero también en las intrigas y las habilidades para manejar la voluntad de aquel. En cualquier caso, la fortaleza de esta mujer dejó una huella imborrable como queda de manifiesto por las abundantes menciones que las fuentes hacen de ella, a pesar del poco tiempo que fue emperatriz consorte.
Pilar Pavón
Universidad de Sevilla
Fuentes principales
Amiano Marcelino, Historia, 16.
Juliano, Panegírico a Eusebia.
Epítome acerca de los césares, 40-42.
Filostorgio, Historia eclesiástica, 2.5.
Zósimo, Nueva historia, 3.
Selección bibliográfica
García Ruiz, M.P., “Una lectura conjunta del Primer Encomio a Constancio y el Encomio a Eusebia de Juliano”, Exemplaria Classica. Journal of Cassical Philology, 19 (2015) 155-173.
Juneau, J., “Pietas and Politics: Eusebia and Constantius at Court”, CQ, 49 (1999) 641-644.
Pavón, P., “Pompeya Plotina y Flavia Aurelia Eusebia: dos esposas imperiales a la altura de las circunstancias”, en Chiriatti, M.C., Vallejo Gervás, M., (cur.), Riflessi di porpora: declinazioni di potere femminile tra Roma, Bisanzio e l’Occidente Medievale. Quaderni della revista Bizantinistica (Spoleto 2022) (en prensa).
Tougher, S., “The Advocacy of an Empress: Julian and Eusebia”, CQ, 48 (1998) 595-599.
Tougher, S., “Ammianus Marcellinus on the Empress Eusebia: A Split Personality?”, G&R 47 (2000) 94-101.