221. EGERIA

221. EGERIA

Originaria del noroeste de Hispania o del sur de la Galia, Egeria, cristiana dedicada al ascetismo, llevó a cabo un viaje de peregrinación por Oriente entre el 381 y el 384. El relato de este viaje, que escribió ella misma, se conserva en un único manuscrito, y en algunos otros fragmentos, entre ellos una página de un códice visigodo procedente de la catedral de Toledo. El texto está mutilado al principio y al final, y consta de dos partes: el relato del viaje y la descripción de la liturgia de Jerusalén. Comienza en la visita al Monte Sinaí, el sábado 16 de diciembre del 383, y concluye en Constantinopla en junio del 384. Lo que se conserva apenas si llega a una cuarta parte del texto íntegro.

Gallaecia

Las noticias sobre la identidad de Egeria son escasas y dudosas, comenzando por su nombre, del que se presentan varias formas. La patria es todavía hoy debatida entre quienes proponen el sur de la Galia (Aquitania o Narbonense) o el noroeste de Hispania, de la provincia que en la época se denominaba Gallaecia. Se desconoce también el tipo de compromiso religioso de Egeria. El Itinerario no dice nada de ello. Está dirigido a sus “hermanas”, que se han quedado en casa, lo que ha llevado a pensar que Egeria vivía en un monasterio o estaba al frente de uno. Valerio del Bierzo le llama “santa monja”. Pudo ser una virgen o una viuda practicando una ascesis en el ámbito doméstico y que, siguiendo el ejemplo de otras mujeres de su época, viajó para conocer los lugares bíblicos y las fuentes del monacato.     

Egeria era de condición social elevada, como se desprende de la duración y las condiciones del viaje, así como de la consideración que muestran hacia ella los obispos, sacerdotes y monjes que la reciben, y los funcionarios imperiales que salen a su encuentro. Se ha tratado de relacionar a Egeria, que comienza y acaba su viaje piadoso en Constantinopla, con la familia de Teodosio I, entonces emperador de Oriente, de origen hispano y también de la provincia de Gallaecia, pero no hay prueba de ello. Así como tampoco de que Egeria tuviera relación alguna con el priscilianismo, un movimiento ascético que por la época de su viaje estaba comenzando a ser perseguido en Hispania. 

Egeria es, como se define a sí misma, una mujer curiosa, a quien le interesa todo: los lugares donde se recordaban los más variados episodios, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, las iglesias, las celdas, monasterios y tumbas de los mártires. Disfruta del paisaje, contempla las montañas y los valles y aprecia el sabor del agua, que prueba en muchas fuentes del camino. Manifiesta interés por la historia y la arqueología. Su cultura es esencialmente cristiana. Utiliza un latín didáctico, con cierto sabor clásico, que incorpora expresiones del lenguaje hablado con un estilo repetitivo, inspirado en los modelos épicos que luego se encontrarán en las novelas medievales. Su cultura profana es escasa. 

Mar Marcos

Universidad de Cantabria

Sello 2273. XVI Centenario del viaje de la monja Egeria al Oriente Bíblico. Correos, España, 40 pesetas de España a Europa. 1984.

Fuentes principales

Itinerario de la virgen Egeria.

Selección bibliográfica

Devos, P., “La date du voyage d’Égérie”, AB 85 (1967) 165-194.

Devos, P., ”Une nouvelle Égérie”, AB 101 (1983) 43-66.

VV.AA., Atti del Convegno Internazionale sulla Peregrinatio Egeriae (Arezzo 1987).

Marcos, M., “El ascetismo y los orígenes de la vida monástica”, en Teja, R. (ed.), La Hispania del siglo IV. Administración, economía, sociedad, cristianización (Bari 2002) 231-266.

Marcos M., “El origen de la peregrinación religiosa en el mundo cristiano: Jerusalén y Roma”, en García de Cortázar, J.A. Teja, R., Monasterios y peregrinaciones en la España Medieval (Aguilar de Campóo 2004) 13-31.

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