164. CLAUDIA CRATEYA VERIANA
Claudia Crateya Veriana nació en una familia ilustre. Se tiene constancia de su existencia a través de un epígrafe hallado en las termas de Éfeso, donde se indica que había sido prítane y gimnasiarca de todos los gimnasios de la ciudad, a título honorífico puesto que, como mujer, no podía desempeñar estos cargos que eran exclusivos de los varones.
Los prítanos se encargaban de hacer funcionar las instituciones locales, convocando las sesiones de las asambleas de la ciudad, redactando las propuestas a debatir, entre otras cuestiones. Por su parte, los gimnasiarcas, velaban por el mantenimiento y el abastecimiento de los gimnasios de la ciudad.
Ephesus
Estos cargos honoríficos, por una parte, daban prestigio a mujeres ricas y a sus familias y, por otra, la ciudad se veía beneficiada por sus actos evergéticos. Buena prueba del carácter meramente nominal del cargo de gimnasiarca es que podía implicar la inspección de las instalaciones o la visita a los gimnasios donde los atletas entrenaban desnudos, lo que comprometía la honorabilidad de la mujer. En el ámbito religioso, Claudia Creteya Veriana también fue sacerdotisa y encargada de supervisar los vestidos y ajuares de Artemis, diosa principal de Éfeso. En otro epígrafe, aparece como prítane junto con su abuela Julia Damiana Pola, donando dinero a las asambleas municipales de la ciudad.
La figura de Claudia Crateya Veriana es reseñable también por su árbol genealógico del que resalta el carácter ilustre de sus antepasados. Descendía de varias generaciones de sacerdotisas, prítanas y encargadas de los ajuares de la diosa Ártemis. Su madre, Ulpia Democrateya, había ostentado este último cargo y, al enviudar, se volvió a casar con un notable de la isla vecina de Samos. Por parte de padre era nieta de los sacerdotes del culto imperial Claudio Metrobio y Claudia Crateya. Claudia Crateya Veriana, gracias a su matrimonio con un senador del que no se conoce su nombre, formó parte del más selecto grupo de la élite romana. Debido al cargo de senador de su marido que tenía que estar cerca del emperador y participar en las sesiones del Senado, se trasladó de su Éfeso natal a Roma donde vivió hasta el final de sus días.
Anthony Álvarez Melero
Universidad de Sevilla
Fuentes principales
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Selección bibliográfica
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