113. JULIA, hija de Tito

113. JULIA, hija de Tito

Julia era hija del emperador Tito y de una de sus dos esposas. Se desconoce la fecha de su nacimiento. No se sabe quién pudo ser su madre, si la primera esposa de Tito, Arrecia Tértula o la segunda, Marcia Furnila. Tampoco se conoce el nombre completo de Julia, aunque seguramente se llamaría Flavia Julia, pero las fuentes se refieren a ella exclusivamente como Julia. Este nombre gentilicio podría haber sido utilizado como cognomen para subrayar una ascendencia materna o también como una forma de evocar la memoria de los Julios por parte de los Flavios en homenaje a la diosa Venus progenitora de la familia. Domiciano habría mandado matar a su marido, Tito Flavio Sabino, nieto del hermano de Vespasiano, después del consulado conjunto del año 82.

Roma

Julia recibió el título honorífico de Augusta, hecho que pone de manifiesto su papel dentro de la política dinástica del abuelo y del padre. De hecho, debido a que la madre y la hermana de Tito estaban muertas en el momento en que llegó al poder y que su segunda esposa también había fallecido, Julia ocupó el papel público que normalmente le correspondía a la esposa del emperador. De ella se esperaba que engendrase un heredero destinado a la sucesión. También ocupó un lugar visible dentro de la política dinástica de su tío Domiciano, cuando este perdió al hijo que había tenido con Domicia Longina.

Las fuentes aluden a una relación sexual entre Julia y Domiciano, durante el tiempo en que su esposa fue apartada de la corte. Según algunas fuentes, Julia se quedó embarazada, pero falleció por aborto. Esta relación inmoral y la muerte de Julia podrían haber sido utilizadas por las fuentes para desacreditar al “tirano” Domiciano y a su política antisenatorial. Julia murió probablemente en los últimos meses del año 89 o, quizás, antes del 3 de enero del año 90, cuando desaparece de los comentarios de los Fratres Arvales. Fue divinizada y enterrada en el templum gentis Flaviae situado en el Quirinal. Es evidente que Domiciano pretendió recuperar las esperanzas de prolongar la dinastía Flavia uniéndose a su sobrina Julia, constituyendo un fuerte vínculo con su hermano y su padre. Esta unión recordaba la que mantuvieron Claudio y su sobrina Agripina la Menor. 

Si Julia hubiese sobrevivido, así como el hijo que esperaba, los problemas sucesorios de Domiciano se hubiesen resuelto puesto que el hijo habría tenido la sangre divina de sus familiares, tanto por parte de padre como por parte de madre y habría garantizado la completa legitimidad dinástica de la sucesión del último de los Flavios.

Francesca Cenirini

Università degli Studi di Bologna

Busto de Julia Flavia, hija de Tito. Siglo I. Getty Ville, Los Ángeles.

Fuentes principales

Marcial, Epigramas, 9.1.

Plinio el Menor, Epístolas, 5.

Suetonio, Vida de los doce césares, Domiciano, 22.

Selección bibliográfica

Castritius, H., “Die flavische Familie: Frauen neben Vespasian, Titus und Domitian”, en  Temporini-Gräfin, H. (ed.), Die Kaiserinnen Roms. Von Livia bis Theodora (München 2002) 184-186.

Cenerini, F., Dive e donne. Mogli, madri, figlie e sorelle degli imperatori romani da Augusto a Commodo (Bologna 2009).

Gregori, G.L., Rosso, E., “Giulia Augusta, figlia di Tito, nipote di Domiziano”, en Kolb, A. (ed.), Augustae: Machtbewusste Frauen am römischen Kaiserhof? Herrschaftsstrukturen und Herrschaftspraxis II (Akten der Tagung in Zürich 18.-20.9.2008) (Berlin 2010) 193-210.

Levick, B., “La dinastia flavia”, en Coarelli, F. (ed.), Divus Vespasianus. Il bimillenario dei Flavi (Milano 2009) 14-23.

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