77. APICATA

77. APICATA

Sobre Apicata las fuentes aportan poca información. Su nombre queda relegado a un segundo plano, pero cobra relevancia en un determinado momento de su vida cuando descubre una conspiración en el seno de la familia imperial Julio-Claudia. Apicata fue la primera esposa de Sejano, el prefecto del pretorio de Tiberio que alcanzó gran relevancia en el círculo más próximo al emperador hasta que fue ajusticiado en el año 31. El ascenso de su carrera fue fulgurante hasta llegar a detentar el poder cuando el emperador se retiró a la isla de Capri, pero ese ascenso no estuvo exento de deslealtades y conjuras en contra de sus adversarios políticos.

Entre ellos se encontraba Druso el Menor, el hijo de Tiberio, cuya muerte se saldó con la del pretoriano, pero también con la de Apicata. 

 

Roma

Con la muerte de Germánico en el año 19, Sejano vio despejado su camino hacia el poder, pero aún quedaba un rival fuerte, Druso el Menor. Según las fuentes, Sejano entabló una relación con Claudia Livia Julia Livila, la mujer de aquel.  Para ello, rompió su unión con Apicata, quien le había dado tres hijos, demostrando así que sus intenciones de casarse con Livila eran ciertas. Desvelada la conspiración, Sejano fue ajusticiado por orden de Tiberio. La condena del prefecto del pretorio se saldó también con la muerte de sus hijos, motivando la acción de Apicata. Ésta, ante la muerte de sus vástagos, decidió acabar con su vida, pero, previamente al suicido, escribió una carta al emperador en la que revelaba la verdad de los hechos. En ella acusó a Livila como inductora del asesinato de su marido. 

Como se ha mencionado anteriormente, la información sobre Apicata es muy limitada. Sin embargo, su figura es determinante en un momento clave de la historia de la familia Julio-Claudia. Su actuación permitió sacar a la luz la naturaleza de un complot que se saldó con la muerte de uno de los miembros de la familia a manos de su propia esposa y la condena de ésta última. Apicata se muestra como una mujer resignada que acepta la separación de su marido sin tomar medidas en su contra – ya entonces podría haber mencionado la relación que lo unía a Livila-, pero como una madre abnegada que sólo ante la muerte de sus hijos decide mostrar la verdad de los acontecimientos. 

Marta Moreno

Universidad de Sevilla

John William Waterhouse (1873). Desaparecido pero no olvidado. Colección privada.

Fuentes principales

Dion Casio, Historia romana, 58.11.

Suetonio, Vida de los doce césares, Tiberio, 55.

Tácito, Anales, 4.3.11.

Selección bibliográfica

Bellemore, J., “The Wife of Sejanus”, ZPE 109 (1995) 255-266.

Hidalgo de la Vega, M.ªJ., Las emperatrices romanas. Sueños de púrpura y poder oculto (Salamanca 2012).

Kokkinos, N., Antonia Augusta: Portrait of a Great Roman Lady (London 2002). 

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