95. MARCIA
Marcia fue una matrona romana que vivió en el siglo I. Conocida principalmente por ser la amiga del filósofo Séneca, los datos disponibles sobre Marcia hay que agradecérselos a la consolación que Séneca le dedicó, un discurso personal, dirigido a ella, con el objetivo de apaciguar su dolor por la pérdida de un hijo. Era hija de Aulo Cremucio Cordo, historiador romano de cuya obra apenas se conservan algunos fragmentos. Su padre se vio obligado al suicidio durante el régimen de Sejano, el prefecto del pretorio del emperador Tiberio y, según Séneca, Marcia, que era una mujer inteligente y erudita, fue capaz de valorar la obra de su padre, consiguiendo salvar sus escritos de la quema. Posteriormente, ya durante el principado de Calígula, levantada la prohibición de la obra, Marcia se encargaría de ponerla de nuevo en circulación.
Roma
No obstante, la mayoría de lo que se conoce de Marcia está relacionado con la muerte de su hijo, Metilio. Según se desprende de la obra de Séneca, el amor de Marcia por su hijo la llevó a hacer un luto que se extendía ya por más de tres años, algo totalmente exagerado en el mundo romano y que fomentó en la mujer la entrada en un estado de continua desdicha y depresión. Séneca puso los ejemplos de Octavia, hermana de Augusto y Livia para establecer el modelo a seguir por Marcia. La comparó con Octavia por el largo duelo que esta llevó también con la muerte de su hijo y cómo este comportamiento no era correcto. Por el contrario, Livia, siguió adelante a pesar de haber pasado por la misma experiencia, siendo esa forma de ser la que esperaba de Marcia. Repite la misma fórmula comparándola con otras mujeres, como Cornelia, la madre de los Graco, famosa por su templanza después de la muerte de muchos de sus hijos. Debió ser Marcia una madre ejemplar, dedicada al completo a la tarea de criar a su hijo. Pero también parece que fue una mujer muy necesitada, pues Metilio renunció a un sacerdocio para poder cuidar de Marcia. De hecho, Séneca esperaba que sus dos nietas la ayudasen a llenar ese vacío.
Otra de las características que Séneca retrata de Marcia es lo parecida que era en temperamento a los hombres. Así, alaba en Marcia cualidades como el vigor, la resistencia al dolor y la fatiga y la capacidad para acometer grandes empresas, además de su capacidad para aprender y enseñar. En conjunto, y aunque no se puede obviar el hecho de que Séneca haya podido exagerar su relato en favor de Marcia, la imagen que ha quedado de ella es la de una mujer de alcurnia, bien instruida, buena dirigente del hogar y, sobre todo, madre entregada, a la altura de las más insignes mujeres romanas del momento. Si por algo debe ser recordada es precisamente por la consolación que su amigo le dedicó, pero también por la protección que efectuó sobre el legado de su padre, enfrentándose a un veredicto que habría supuesto el fin de sus escritos.
Antonio Fajardo Alonso
Universidad de Sevilla
Fuentes principales
Dion Casio, Historia romana, 72, 2.
Séneca, Consolación a Marcia.
Suetonio, Vida de los doce césares, Tito, IV.
Tácito, Anales.
Selección bibliográfica
De Vico, G., “Premesse per una lettura delle Consolationes di Séneca”, GIF 8 (1955) 333-348.
Marcos Celestino, M., “Las Consolationes de Séneca”, Estudios humanísticos. Filología 20 (1998) 69-84.
Meier, M., “Das Ende des Cremutius Cordus und die Bedingungen für Historiographie in augusteischer und tiberischer Zeit”, TYCHE 18 (2003) 91-127.
Monterroso, A., Séneca: la sabiduría del imperio (Córdoba 2018).