¿Qué es un Carmen Epigraphicum?

Aunque definir los límites de su naturaleza puede ser a veces una tarea no exenta de discusión para los investigadores, un poema epigráfico (un carmen epigraphicum; en latín carmen significa “poema”) es estrictamente un poema en latín grabado sobre un soporte duradero. Conservamos poemas epigráficos inscritos sobre piedra, recipientes de barro, objetos de metal o hueso e, incluso, esgrafiados sobre el estuco de las paredes de las casas romanas.

La poesía latina fue un género literario muy cultivado que basaba sus composiciones en esquemas métricos que alternaban sílabas largas y breves. A diferencia de algunas lenguas romances surgidas del latín, la lengua de Roma tenía vocales largas y breves, algo que puede ser difícil de concebir para quienes hoy no tenemos esta distinción en nuestras lenguas. Ya lo era, de hecho, para muchos pueblos que se incorporaban al Imperio romano y que no tenían esa característica en su lengua materna. San Agustín, por ejemplo, dice al respecto:

“Los oídos africanos no distinguen entre vocales breves o largas” (Afrae aures de correptione vocalium vel productione non iudicant, De Doctrina Christiana, IV, 10, 24).

Los romanos, pues, construían su poesía siguiendo distintos esquemas y tipos de versos que, a diferencia de los nuestros, no se basaban en el sistema de rimas sino en el ritmo que daba al verso esta alternancia entre vocales largas y breves y el distinto tono que caracterizaba a cada una de ellas, sobre todo al leerlas en voz alta.

Y así, uniendo piedra y verso, los romanos crearon también el hábito de conmemorar sus vidas con poemas epigráficos, un tipo de inscripciones que a ellos les han brindado la eternidad y que nosotros hoy conocemos como Carmina Latina Epigraphica.