236. TEÓDULA

236. TEÓDULA

Teódula fue una diaconisa que dirigió además un monasterio femenino en la Tebaida, una de las regiones egipcias donde floreció el movimiento cenobítico a lo largo de los siglos IV-V. Su liderazgo en la comunidad monástica queda reflejado en las denominaciones con las que se le menciona y que responden todas ellas a las distintas responsabilidades que ejercía en el seno de su cenobio: diaconisa, abadesa, superiora, entre otras.

Teódula es conocida, sobre todo, por acoger en su monasterio a Eufrasia, pariente de Teodosio el Grande, y cuyo padre fue senador en Constantinopla. Teódula anima a la todavía niña de siete años para que tome los hábitos, algo que Eufrasia se resiste a hacer inicialmente por no causar dolor a su madre.

Tebaida

En la labor de tutela que Teódula desarrolla, muestra buena parte de las responsabilidades que desempeña como madre superiora: selecciona y se encarga de la admisión de las hermanas, se convierte en su guía espiritual, les ofrece instrucciones precisas para formar parte de la comunidad: la correcta disciplina, la práctica de una vida ascética, la lectura del Salterio, el ayuno que también seguía el resto de las hermanas. Todo el monasterio le debe absoluta obediencia, y, en ocasiones, exige prueba de esa obediencia encomendando tareas difíciles. Teódula advierte a las ascetas de las tentaciones que les acecharían y les proporciona la oración y la guía adecuadas y necesarias para superarlas. Todas confían en la sabiduría de Teódula, fruto de la edad y la experiencia, pues, cuando ella era joven, también fue víctima de los mismos pensamientos impuros. 

Teódula predicó con el ejemplo y fue la primera que lleva con rigor prácticas ascéticas de gran severidad: ayunaba toda la semana y solo Eufrasia le solicitaba permiso para acompañarla y cumplía con el ayuno puntualmente ante el asombro de todas. Su carisma trasciendió los límites de la comunidad y prueba de ello fue que los habitantes de la zona llevaban a sus hijos enfermos, buscando remedio. Teódula rezaba en su nombre y sanaban inmediatamente. 

Tocada por la gracia divina, fue capaz de anunciar no solo la muerte de Eufrasia y su ascenso a los cielos sino también la suya propia un mes más tarde. Incluso en este último trance dio buena muestra de sus cualidades como abadesa y reunió a las hermanas para que designaran a su sucesora, y a la elegida le confió las tradiciones del monasterio y le proporcionó instrucciones precisas para la buena marcha de la comunidad: que evitara las preocupaciones inútiles, las riquezas, que despreciara todo lo terrenal, para que las hermanas pudieran concentrarse en la belleza celestial. Una vez arreglados todos los asuntos del monasterio, entró en la capilla, cerró las puertas, y anunció que nadie debía entrar hasta el amanecer. Al día siguiente, cuando entraron, la encontraron como dormida y su cuerpo fue enterrado en la tumba de Eufrasia. 

Clelia Martínez Maza

Universidad de Málaga

Ruinas del monasterio cristiano egipcio Tel Ganub Qasr Al-Agouz en el oasis de Bahariya. Siglo IV.

Fuentes principales

Hechos de los Santos, 8. 261.270.

Selección bibliográfica

Eisen, U., Women Officeholders in Early Christianity: Epigraphical and Literary Studies (Collegeville 2000).

Gryson, R., The Ministry of Women in the Early Church (Collegeville 1976).

Madigan, K., Osiek, C., Ordained Women in the Early Church. A Documentary History (Baltimore 2005) 111-112.

Torres, J., “Mulieres diaconissae. Ejemplos paradigmáticos en la Iglesia oriental de los ss. IV-V”, Diakonía, Diaconiae, Diaconato. Semantica e Storia nei Padri della Chiesa, Studia Ephemeridis Augustinianum 117 (Roma 2010) 625-638.

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