65. MUNACIA PLANCINA
Munacia Plancina fue una adinerada matrona ubicada cronológicamente durante los gobiernos sucesivos de Augusto y Tiberio y perteneciente a la gens Munatia. Su abuelo fue Lucio Munacio Planco, cónsul en el 42 a. C. y censor en el 22 a. C. Su hermano, homónimo de su abuelo, fue cónsul en el 13 y uno de los senadores enviados por Tiberio para parlamentar con Germánico durante el amotinamiento de las legiones de Germania del año 14.
Munacia Plancina posiblemente sería la segunda esposa de Gneo Calpurnio Pisón, cónsul en el 7 a. C. y gobernador de varias provincias, como África Proconsular, Hispania Citerior Tarraconense y Siria. Como era lo habitual en este período, las esposas de los gobernadores los acompañaban durante sus mandatos provinciales y eso hizo Munacia Plancina.
Roma
En Siria, cumpliendo órdenes dadas por Livia, viuda de Augusto, Plancina vigiló muy de cerca los movimientos de Agripina la Mayor, esposa de Germánico César, quien había sido enviado en ese momento por Tiberio para apaciguar las provincias orientales del Imperio. Sin embargo, Plancina no se circunscribió exclusivamente a esas tareas y a difamar a Agripina, sino, como expone Tácito, en el año 18, tomaría parte activa en la labor de gobierno de su marido al acompañarlo a los campamentos militares y al dirigir determinadas actividades del entrenamiento del ejército. Tras una expedición de Germánico y Agripina a Egipto en 19, el sucesor de Tiberio y nieto de Livia, enfermó repentinamente y falleció en octubre de ese mismo año en su residencia de Dafne (Antioquía). Antes de morir, Germánico reunió a sus amigos y a su esposa y culpó al matrimonio de Pisón y Plancina de su envenenamiento. Además, destituyó a Calpurnio Pisón como gobernador. Plancina y su marido, que se declaraban inocentes, no ocultaron la alegría por el fallecimiento del César y decidieron alzarse, sin éxito, contra el nuevo gobernador de la provincia, Gneo Sencio Saturnino.
En el 20, Plancina y Pisón regresaron a Roma para ser juzgados por varios crímenes, entre ellos el de envenenamiento y el de lesa majestad. Aunque en un primer momento prepararon una defensa conjunta, Plancina decidió separar la suya de la de su marido, al interceder Livia por ella ante su hijo. Siendo evidente que Pisón sería condenado por lesa majestad al haberse rebelado contra la nueva autoridad romana en Siria, decidió suicidarse anticipándose a la pena capital. De este modo, las causas de la sospechosa muerte de Germánico quedaron irresolutas, pues la envenenadora siria, llamada Martina, que habría preparado el veneno bajo las órdenes de Plancina, fue hallada muerta antes del juicio. Plancina consiguió, gracias a la intervención de Livia, ser exonerada de los delitos que se le imputaban. Pero, en 33, una vez fallecida su protectora, Tiberio volvió a acusarla por el asesinato de Germánico, viéndose forzada a suicidarse ante la inminente e ineludible condena a muerte.
Daniel León Ardoy
Universidad de Sevilla
Sir Lawrence Alma-Tadema (1867). El coleccionista de fotos en el momento de Augusto. Colección privada.
Fuentes principales
Dion Casio, Historia romana, 57.18; 58.22; 59.20.
Tácito, Anales, 2.43, 55, 71, 74-75, 80, 82; 3.13, 15, 17; 6.26.
Selección bibliográfica
Caballos, A., Eck, W., Fernández, F., El senadoconsulto de Gneo Pisón padre (Sevilla 1996).
García, M., “Maleficio y veneno en la muerte de Germánico”, Potestas 2 (2009) 57-71.
Marshall, A.J., “Women on Trial Before the Roman Senate”, EMC 34, 9 (1990) 333-366.
Raepsaet-Charlier, M.-Th., “Epouses et familles de magistrats dans les provinces romaines aux deux premiers siècles de l’empire”, Historia 31, 1 (1982) 56-69.
Rapke, T.T., “Tiberius, Piso, and Germanicus”, AClass 25 (1982) 61-69.