Las fundiciones blancas no se diferencian demasiado de un acero, puesto que en su microestructura no aparece grafito, y a menudo son consideradas como aceros hipereutécticos. Para dificultar la presencia de grafito, se reduce el contenido en Si, y las aleaciones se enfrían con cierta rapidez.
Durante su enfriamiento desde el estado líquido, comienza a solidificar la austenita (γ) que, por formarse directamente a partir de líquido, adopta generalmente una morfología dendrítica (Figura 1).
Figura 1 |
Una vez se alcanza la temperatura eutéctica (1148 ºC) el líquido restante se transforma en el microconstituyente eutéctico γ + Fe3C, conocido como ledeburita. La elevada temperatura de formación del eutéctico favorece su divorcio, dando lugar a que la austenita eutéctica se combine con la preeutéctica, resultando una estructura formada por dendritas de austenita en una matriz de cementita. Posteriormente, durante la transformación eutectoide (727 ºC), la austenita da lugar a perlita. De modo que, a temperatura ambiente, la estructura de las fundiciones blancas perlíticas (nombradas, a menudo, simplemente como fundiciones blancas) consta de una matriz de cementita en la que se distribuye perlita, confinada en las regiones dendríticas de la austenita previa (Figuras 2 y 3).
En el caso de que se desee obtener un material con aún mayor dureza y resistencia al desgaste, la fundición puede someterse a un enfriamiento severo (temple) a partir de la región II (Figuras 4 y 5), dando así lugar a las conocidas como fundiciones blancas martensíticas.